Una tendencia que estamos apreciando durante estos últimos años en el mundo del videojuego es la compra de estudios y recursos por parte de las grandes compañías. Es evidente en el caso de Microsoft, que ha adquirido decenas de estudios a base de talonario, siendo la adquisición de Bethesda al completo la más importante de todas ellas. Aunque el gigante del software es enorme, Sony también ha realizado sus adquisiciones como puede ser la de servicios como Gaikai hace ya un tiempo y que acabaría cimentando PlayStation Now y la plataforma de anime Crunchyroll, o directamente estudios.
Eso sí, Sony suele trabajar más bien el apoyo a estudios importantes. Su liderazgo a nivel de parque de consolas le permite sacar punta a los lanzamientos exclusivos temporales o versiones mejoradas. Por ello, esos servicios o adquisiciones satélite a los videojuegos mismos suelen ser el camino trazado por parte de Sony en las últimas fechas. Y la última compra no fue otra que la del EVO, el principal torneo de juegos de lucha del mundo.
¿Qué es el EVO?
Empecemos por contar qué es el EVO por si hay alguien despistado en la sala o que no sea un asiduo a las competiciones de videojuegos. Fundado en 1996, el Evolution Championship Series es el considerado como mayor evento de juegos de lucha del planeta, así como una de las mecas de los deportes electrónicos. Desde hace ya un tiempo tiene dos ediciones: una en verano en Las Vegas y otra en invierno en Japón.
Cada año se seleccionan los títulos que estarán presentes, pudiendo ser de casi cualquier plataforma siempre y cuando haya comunidad pendiente de ellos. Por resumirlo, y a pesar de que ciertos títulos como Street Fighter o Dragon Ball FighterZ tienen sus propias competiciones oficiales, se trataría de un Mundial de los juegos de lucha.
A priori, puede no ser una compra demasiado interesante para el grueso de los jugadores de PS4 y PS5, ya que el EVO no deja de ser un evento dirigido a un público hardcore (aunque en los últimos años ha ganado tracción suficiente como para penetrar en el segmento más casual del público de videojuego). Sin embargo, se trata de una compra con muchísimo sentido por parte de Sony.
¿Qué saca Sony del EVO?
El EVO es una de las instituciones en el mundo de los deportes electrónicos que conjuga una historia riquísima a sus espaldas con un atractivo actual realmente potente. Sony consigue expandirse a los esports de forma directa, sin tener que montar una infraestructura y contando con un público y base de jugadores realmente importante. Cualquier desarrollador que haya intentado crear un deporte electrónico sabe lo complejo que es y la dependiencia del favor del público, y el reto logístico que implican sus competiciones.
Este movimiento es también potente si miramos al poco margen de maniobra que tiene Microsoft. Con el resto de esports siendo del nicho de PC y de desarrolladores poco habituales en consola como Valve o Riot Games, Xbox se queda con la posibilidad de seguir impulsando torneos de juegos first party como Gears, Halo o Forza o simplemente colaborar con competiciones de desarrolladores demasiado grandes como para no depender de Microsoft como pueden ser la Overwatch League y la CoD World League de Activision-Blizzard, las de Fortnite y Rocket League de Epic o las ligas de Rainbow Six Siege de Ubisoft. Sony además ha dejado claro que no quiere que nadie se quede atrás y que juegos como Smash Bros o los que se disputan en PC, están más que bienvenidos al nuevo EVO.
El EVO no será una de esas cosas que llenará las arcas de PlayStation o que le hará vender millones de consolas, pero es un posicionamiento de marca en el mundo de la competición realmente inteligente y estratégico. Sony sabe que ha dado con algo que le conseguirá millones de espectadores cada año, miles de noticias en medios especializados y posiblemente muchos acuerdos con videojuegos de un género que tiene jugadores muy fieles. Quizás no es una Bethesda, pero el EVO es un activo importantísimo y que no puede ser copiado.