Creo que nadie se esperaba para nada el éxito que ha tenido Call of Duty: Warzone. Hace exactamente un año, cuando ya estábamos confinados por la pandemia de la COVID-19, se lanzó de forma gratuita este nuevo battle royale que nacía anexo a Modern Warfare, una de las entregas más rentables de la saga y que mejores críticas ha recibido con el paso del tiempo gracias al esfuerzo que hizo Infinity Ward por procurar que la jugabilidad y la estabilidad del juego se fueran puliendo poco a poco (en sus inicios, la verdad que pensábamos que iba a ser uno de los peores Call of Duty...). Después de ver el “fracaso” de Blackout y cómo Fortnite, Apex Legends o incluso PUBG se mantenían en la cima del género sin ningún rival que, a priori, pudiera hacerles sombra, pocos imaginábamos que el impacto de Warzone fuera tan contundente.
La saga Call of Duty siempre se ha centrado en el multijugador y este ha venido acompañado de una campaña que, grosso modo, la mayor parte de la comunidad de jugadores ha ido ignorando siempre (el mismo Black Ops 4 prescindió de ese modo historia para centrarse en los ámbitos online). Es decir, que la estructura y funcionamiento de CoD siempre había sido la misma: cada año un juego nuevo con nuevas armas, nuevos mapas, nuevos ajustes competitivos y poco más. Gunplay casi idéntico y una fórmula que servía, y sirve, como droga para los fanáticos de la saga y los amantes del first person shooter competitivo. Y es por eso por lo que pocos apostábamos fuertes por Warzone, porque con Blackout quedó claro que Call of Duty no estaba hecho para los battle royale y que ese género pertenecía a otros. Pero qué equivocábamos estábamos los que pensábamos así...
Call of Duty: Warzone es a día de hoy lo que marca los pasos de la saga. Cada entrega estará ahora ligada al battle royale y este fijará los tiempos en los que se implemente nuevo contenido, se lancen los pases de batalla, se añadan cosméticos a la tienda y se realicen eventos. En otras palabras: que ahora Call of Duty es Warzone. No hay más. Una saga entera con unas bases bien planteadas se ha tenido que sumar a la moda de los battle royale (incluso lanzándose al free to play, algo que parecía inconcebible para CoD) para poder sobrevivir y mantenerse a flote dentro de la industria y el mercado. En tan solo un año, todo ha vuelto a funcionar y Activision ha recuperado el protagonismo que poco a poco fue perdiendo a medida que la franquicia iba avanzando y experimentando con nuevas temáticas.
¿Qué es lo que tan bien a hecho Warzone para revivir Call of Duty?
Sumarse a ese carro de los battle royale de éxito no es para nada sencillo. Hay que aportar algo al género o diferenciarse mucho para poder desmarcarse y que los jugadores muestren interés por jugar al título de turno. Warzone, precisamente, lo que ha hecho es simplemente enmascarar al multijugador de battle royale, y ahí es donde la ha clavado Activision (hablando en plata). No es la primera vez en esta casa que hablaremos de esto, pero la ocasión requiere que lo mencionemos de nuevo.
En Call of Duty: Warzone, a diferencia de otros de su género, tenemos un grandísimo mapa a nuestra disposición que nos permite realizar todo tipo de misiones para ir cumpliendo objetivos y, así, además de hacer más entretenido el gameplay y hacer que la simple tarea de sobrevivir y ser el último en pie se haga más dinámica, podemos conseguir dinero dentro del juego que nos da acceso a nuestras clases personalizadas. Es decir, que en Warzone no dependemos del loot que encontramos por el suelo, porque tenemos la elección de poder desbloquear nuestras propias armas (como se hace en el multijugador) y así jugar de forma más cómoda. Vaya, que se reduce en ese sentido la parte de azar que poseen la mayoría de battle royale y entra más en juego la habilidad y los accesorios que lleve el arsenal que portamos.
En ese sentido, Warzone no se siente como un battle royale más, porque te ofrece un sinfín de opciones que no puedes encontrar en otros títulos y, además, también tiene todo aquello que tiene, por ejemplo, Fortnite: eventos especiales, modos de juego temporales, una tienda repleta de cosméticos... Es que realmente no le falta de nada al juego, pero Activision a veces peca de cosas muy graves que hacen que la experiencia de juego sea muy frustante.
Además de esto, existe la opción de comprar rachas de bajas (o puntos) que potencian aquello del dinamismo de las partidas. Por ejemplo, podemos comprar un UAV y ver a los enemigos de nuestro alrededor para así animarnos a ir a cazarlos y buscar enfrentamientos más directos. Evitando el campeo y que las partidas se hagan aburridas, largas y sin demasiada acción. Warzone es un verdadero campo de batalla en el que los jugadores están constantemente pegándose entre ellos para ver quién llega al círculo final. Pocas veces ocurre aquello de no haber matado a nadie y estar en las últimas fases del gas... porque si no somos nosotros serán los enemigos los que vengan corriendo a por nosotros para robarnos las armas, municiones, placas de blindaje, etc.
Si a esa cacería le sumamos que Warzone es el único battle royale que brinda la posibilidad de revivir todas las veces que queramos en la tienda (siempre que nos compre un compañero), estamos frente al battle royale más frenético que existe actualmente. Las partidas no se acaban cuando nos matan, como en cualquier otro juego del género. Aquí podemos volver al campo de batalla una y otra vez hasta ganar. De ahí que los jugadores profesionales abusen de mala manera y se saquen partidas de 162 bajas o locuras del estilo que hacen que te explote la cabeza.
Las novedades bien, pero muy justas a veces... ¡Y los hackers!
Hace un año que se llevan rumoreando demasiados cambios en el mapa de Verdansk y apenas ha ocurrido nada. Ahora mismo, de hecho, en principio estamos a las puertas del cambio de escenario para que este se adapte más a lo que es Black Ops Cold War y Raven Software quede ya de forma definitiva como el estudio responsable del juego, con todos los elementos firmados por el estudio. Pero hasta este momento, todo han sido filtraciones y teasers que no llevaban a ningún sitio. La misión La Sala de Guerra es un ejemplo de ello, porque muestra que tantos rumores y habladurías sobre bombas nucleares para nada, porque Price logra desactivarla justo a tiempo. Pero, oh, por razones mágicas ahora hay tres nuevos misiles. Son elementos narrativos que no afectan a la actividad del juego pero que, en el fondo, sí se cargan cualquier intento por parte de Activision de hacer que Warzone (igual que Fortnite) tenga algún tipo de trasfondo. Es cierto que la narrativa en un título multijugador no es lo más importante y que es prescindible, pero si por lo menos se está haciendo lo posible para crearla, que no se haga de cualquier modo.
Por otro lado, está el problema de los hackers, que siguen campando a sus anchas por el juego. Es cierto que aunque se tenga un sistema antitrampas eso puede pasar igual, pero por lo menos es más controlado y no hay tantísimos sueltos en cada partida. Porque rara es la sesión que no nos topamos con alguno, ya sea jugando en consola o en PC. Empero, en líneas generales, por lo menos en estos últimos meses, Raven ha demostrado una gran implicación en este tema, de modo que por lo menos tenemos la tranquilidad de que hay un estudio que de verdad se está dedicando a dar caza a todos los tramposos.
Warzone tiene un gran futuro por delante, y nos morimos de ganas por ver cuánto dura como capitán del barco de Call of Duty y cómo, con el paso del tiempo, va reinventándose para mantener a su comunidad de jugadores activa, con novedades e ir pegada a la actualidad.