League of Legends es un juego de errores. Al menos, para la inmensa mayoría de jugadores que disfrutan de sus partidas clasificatorias en solitario o, como mucho, con un compañero de dúo. Las rankeds clásicas tienen unas cuantas particularidades, pero una de ellas es que en la mayoría de las ocasiones no son nuestros movimientos magistrales o los de nuestro equipo los que provocan la victoria. Lo más habitual es que, simplemente, aprovechemos una oportunidad causada por un fallo del rival. Lo que en tenis se llamaría “error no forzado”.
Esta situación hace que la capacidad de concentración sea un valor con mucha relevancia a la hora de determinar nuestras opciones de victoria. Es por eso que actitudes como escribir en el chat, lamentarse demasiado por un error pasado o externalizar las culpas y hacer sentir mal a nuestros compañeros son tan perjudiciales. Probablemente comencemos un círculo vicioso que solo puede acabar de una manera: con la explosión del nexo y un rótulo de derrota más que merecido.
El tema se ha puesto de moda en la comunidad, con unos cuantas decenas de comentarios destacados en las últimas semanas en relación a la situación hasta que un jugador llegó a una conclusión: la mentalidad en partidas clasificatorias es tan mala que jugar pensando en el late game es imposible. Probablemente, alguien se de por vencido antes de tiempo reduciendo considerablemente las opciones de ganar la partida por mucho que puedas sostenerla hasta alcanzar el ansiado pico de poder de varios objetos.
¿Cuáles son las ventajas de ser un jugador ejemplar en League of Legends?
Habrá a quien le parezca ciencia de lo evidente y quien no se acabe de creer esta premisa, pero hace años Riot Games ya avisaba durante las pantallas de carga y la estadística es abrumadora. Los jugadores más deportivos ganan 1,7 millones de partidas más al día, según anunciaba Riot Games en 2013. Sin embargo, eso no es todo, según la desarrolladora el win rate esperado de un equipo de League of Legends varía en más de un 8% en función del número de jugadores con mala actitud.
Ser tóxico no es funcional, y cada vez más jugadores parecen estar desencantados. El problema no es solo que se genere mal ambiente y la partida no se pueda disfrutar con normalidad, es su nula eficiencia a la hora de intentar sacar el máximo partido a la situación para seguir subiendo en partidas clasificatorias. De hecho, una derrota incluso puede afectarnos directamente en la siguiente partida según el estudio de un jugador.
El problema no parece tener fácil solución. El video de Riot que ilustra este artículo data del año 2013 y parece que la desarrolladora se ha dado por vencida con su intención de ser didáctica. La desarrolladora no es por completo responsable de la incapacidad estructural de lidiar con la frustración de los jugadores. Sin embargo, se echan en falta más respuestas al respecto y, tras apuntalar la jugabilidad, esa es la gran asignatura pendiente de League of Legends.