El mundo del League of Legends competitivo ha pasado las últimas semanas enfrentando uno de los debates más intensos de los últimos años. Los dueños de los clubs de la LCS de Norteamérica han comenzado una pelea contra la normativa internacional de Riot Games para tratar de exigir mejores condiciones para su liga. Concretamente, una reducción en las limitaciones a la llegada de jugadores de otras regiones a la máxima competición continental.
La petición encuentra apoyos entre los diez máximos mandatorios de los clubs de la competición. Sin embargo, es tremendamente impopular entre sus competidores europeos y los aficionados. Cada uno defiende sus intereses y en el caso del League of Legends norteamericano ya hay unos cuantos tratos de favor. Por ejemplo, la posiilibdad de llevaser jugadores de regiones como Oceanía o Latinoamérica, de donde pueden fichar sin limitaciones ni preocupación por cuantos huecos ocupan estos jugadores en sus plantillas.
Carlos “Ocelote” Rodríguez, fundador y directivo de G2 Esports, ha señalado la situación en sus redes sociales. En ellas, asegura que la LCS tiene varias ventajas competitivas con respecto a la LEC. Señala el dinero, la ambición corporativa, el acceso a capital y la generación de ingresos con respecto a la otra gran liga occidental como situaciones de favor. La única contrapartida a cambio es su problema con la generación de talento. Situación completamente antagónica a la de Europa, que solo brilla por su capacidad de crear nuevos jugadores.
El exjugador continúa su declaración con una premisa muy clara: “Si la LCS tiene un trato preferencial por sus debilidades, la LEC debe recibir lo mismo con respecto a las suyas”. Palabras recibidas de forma desigual por la comunidad, pero son desventajas competitivas de las que el dueño ya ha hablado en varias ocasiones. De momento, Riot Games no se ha pronunciado sobre el futuro de las grandes ligas de League of Legends. Sin embargo, no parece que haya demasiadas probabilidades de que suceda.