League of Legends es un juego con cientos de conceptos que debemos asimilar. A los ya existentes se van sumando los que los jugadores crean de forma constante y necesitamos interiorizar todos y cada uno de ellos si queremos subir de rango con facilidad y dominar la Grieta del Invocador. Esa fue la última lección de uno de los mejores jugadores de la historia antes de retirarse, un consejo al que necesitamos atender si nuestra intención es no dejar de mejorar.
Sin embargo, entre tanto dominio que se requiere del juego y la capacidad que necesitamos para actuar de forma eficaz sobre nuestro conocimiento, hay ocasiones donde se nos escapan las premisas más básicas del juego. Normas que llevan años con nosotros y que apenas se han visto modificadas con el pasar de las temporadas. Por ejemplo, el funcionamiento de las torretas, que ganan resistencias cuando no hay un súbdito aliado o Heraldo de la Grieta golpeándolas.
Puede que ya lo sepáis o lo acabéis de descubrir, pero la presencia de estas criaturas a nuestro alrededor son las responsables de que en ocasiones las torretas parezcan de mantequilla. De lo contrario, nuestros ataques serán casi imperceptibles para estas estructuras, que pueden reducir toda fuente de daño entrante en un 66,6% y eliminar por completo el daño verdadero que podamos causarle.
Viendo la jugada y recordando este concepto, es fácil saber como va a acabar la partida. En League of Legends no se puede cantar victoria hasta que caen las estructuras, y menos si no estamos seguros de que vayamos a poder acabar con las torres. Algo que le quedó claro rápidamente a estos jugadores tras ver como sus ataques a las dos torretas defensoras del nexo apenas hacían cosquillas.
Fueron un total de 22 segundos golpeando y tuvieron que lamentar una baja hasta conseguir desproteger el objetivo por excelencia de League of Legends. Un tiempo que se hizo demasiado y que permitió a los rivales defender y recordarlo a los enemigos una lección que debemos tener clara cuando queremos terminar una partida a la desesperada. Seguramente, estos cuatro desafortunados protagonistas no la olvidarán.