Pese a que CS:GO lleva con nosotros ya ocho años, el juego sigue escondiendo unos cuantos misterios. Hay tantas situaciones posibles en las partidas que es prácticamente imposible que un solo jugador las haya vivido todas. Algo que, al final, va forjando mitos y creencias en el juego que no siempre son ciertas y que tienen que ser probadas por la comunidad mediante experimentos.
Esta premisa, que suena al clásico programa de televisión de Los Cazadores de Mitos, ha sido explorada por la comunidad en numerosas ocasiones. Sin embargo, pocas veces vemos como surge la oportunidad de probar algunas de las teorías más disparatadas en una partida real de Counter-Strike: Global Offensive, y eso es justo lo que nos hemos encontrado en esta ocasión.
Es lo que le pasó a un jugador en mitad de su partida competitiva, que tras conseguir una buena baja quiso ir directamente a por otro jugador en una ráfaga que se le complicó en demasía. Ya sin balas y ante la retirada de su oponente, va a por la granada para completar la jugada y salvar los muebles. Lo que no esperaba es que, además de conseguir más ventaja para su equipo, fuera el propio arrojadizo el que le salvara la vida al detener una bala.
Muchos jugadores comentaban con respecto a la jugada que ni siquiera sabían que era posible. Sin embargo, la trayectoria de lanzamiento que comienza desde la parte inferior de la pantalla tiene estas ventajas que se dan en una ocasión de cada tantas y que pueden cambiar el devenir de una ronda. Algo prácticamente incontrolable y que depende casi por completo de la suerte, pero que no solo sucede con las granadas.
Hay otros elementos en CS:GO que pueden parar balas. Algunos ejemplos son el dispositivo C4 o las armas. Eso sí, todos ellos solo funcionan si ya no están en el inventario del jugador y de poco nos valdrá llevarlas en la mano ya que, como casi todos saben, en ese caso son como si no lleváramos nada. Podemos decir aquello de “mito confirmado”.