El comienzo de la pretemporada en League of Legends ha traído consigo decenas de nuevos objetos que se incorporan al juego en una de las mayores transformaciones nunca vistas en el título de Riot Games. Sin embargo, entre tantos añadidos también hay unos cuantos ítems de los que podemos ir despidiéndonos para siempre, siendo uno de los que engrosan la categoría de los que se van el Vinculahechizos, una de las últimas adiciones de la desarrolladora para los campeones basados en poder de habilidad.
La mayor parte de los objetos eliminados atienden a un motivo concreto: un rework con un nuevo nombre y su ascenso a la categoría de ítems míticos que siguen unas pautas de funcionamiento similares. Sin embargo, hay unos cuantos que desaparecen por las dificultades para equilibrarlos o porque se ajustaban bien solo en el caso de un par de campeones concretos.
Casi todas las decisiones de Riot Games están bien fundamentadas y hay muy poco que reprochar, pero con el Vinculahechizos los tiros van en otra dirección. Según las notas del parche de la versión 10.23 en la que da comienzo la pretemporada, el objeto ha sido eliminado debido a que “era complicado de usar y difícil saber si lo estabais usando bien”.
Este objeto era una compra habitual y aportada 120 de poder de habilidad, 10% de velocidad de movimiento y una activa que nos permitía aumentar temporalmente estas dos estadísticas en función a la carga del objeto. Un botón para sembrar el caos algo situacional que debíamos pulsar en dos momentos concretos: cuando íbamos a lanzar un combo de habilidades o cuando necesitábamos algo más de velocidad para alcanzar a un rival al que podíamos eliminar si evitábamos que se escapara.
Lo cierto es que la decisión era bastante sencilla y, al ofrecer unas buenas estadísticas, se trataba de una construcción relativamente habitual en varios campeones de la que ahora debemos de despedirnos de forma sorprendente. La eliminación del Vinculahechizos no es realmente relevante teniendo en cuenta la cantidad de alternativas que se incorporan al juego, pero lo cierto es que estamos ante una justificación bastante pobre.