En 1974 se lanzó uno de los pilares fundamentales sobre el que varias generaciones han crecido en su amor por otros mundos, otras vidas y un entretenimiento interactivo en el que ellos eran los protagonistas. Dungeons & Dragons (D&D) es sin duda un referente en el mundo del rol, y no solo para gente ya de por sí interesada en estos temas, también para todos aquellos que, mediante ese amigo al que le apasiona el rol y al que casi siempre le toca ser master, han dado rienda suelta a su imaginación y disfrutado de historias y compañeros excepcionales. D&D además ha diversificado mucho, un mundo con una libertad tan abrumadora que ha inspirado muchas historias en diversos medios, de los que por supuesto no se escapan los videojuegos. BioWare, en sus buenos tiempos, dio con la tecla acertada cuando llevo el sistema de la segunda edición de D&D al videojuego, creando los Baldurs Gate 1 y 2, con sus respectivas expansiones. Lo dieron todo para crear un juego diferente, que respetará la libertad de acción del rol en vivo y que fuera entretenido en todos sus aspectos.
Ahora, 20 años después de que saliera el segundo título, Larian Studios son los encargados de darle forma a la tercera entrega de esta mítica saga. Después de haber tenido un éxito notable en traer de vuelta el género con Divinity: Original Sin 1 y 2, les toca un reto mucho mayor, complacer a unos fans que tienen el listón muy alto. Nosotros hemos podido echarle el guante en Steam para empezar a disfrutarlo, a pesar de estar en Alpha, para traeros nuestras primeras impresiones de lo que será en un futuro Baldur's Gate 3.
Queremos empezar especificando que la versión que nosotros hemos jugado de Baldur's Gate 3 es una versión en Alpha, una build llena de errores y que todavía no está completa. Decimos que no está completa porque engloba el primer acto, al que le faltan por añadir más razas y clases y por supuesto acabar la historia, con mínimo dos actos más. Pero aún así es enorme, solo en esta build ya tenemos existen más de 46000 líneas de diálogo, 600 personajes, 186 hechizos y acciones y más de 80 combates, números suficientes para catalogarlo de juego "completo". Además de 8 razas, con subrazas, y 6 clases, con subclases, cada una con características propias que activan diferentes diálogos generando situaciones completamente diferentes. Con mucho más por llegar en el horizonte este mastodonte planea ser una revolución en sí, pero de momento está muy verde como para que sea disfrutable.
Aunque todavía le quede por hervir, ya podemos echarle un vistazo a como será el gameplay, los gráficos y algunas de las cinemáticas que disfrutaremos en un futuro. A riesgo siempre de que algo, sobre todo la jugabilidad, pueda cambiar conforme termine el desarrollo, una Alpha es territorio de cambios. Algo que Larian ha implementado muy bien es la libertad del jugador, una cosa tremendamente importante en D&D, pudiendo avanzar por diferentes caminos y con decisiones que van más allá de elegir una opción de diálogo. Para empezar las opciones de diálogo no son siempre efectivas, las tiradas de dado virtuales son igual de desastrosas que las reales, y siempre dependerán del azar y nuestra habilidad. Algunas incluso estarán sujetas a nuestra construcción del personaje, su raza y clase, y otras la tomaremos de manera drástica como buen bárbaro al que le duele la cabeza al hablar y todo lo arregla con un golpe. Esta libertad no solo ayuda a que cada partida sea diferente, también a que si jugamos en grupo cada jugador le dé su toque personal a la partida.
El aspecto multijugador es una cosa que han cambiado con respecto a los anteriores Baldur's Gate. No precisamente para mal, más bien para algo más cómodo para los jugadores, en los anteriores el grupo del héroe era de 6 personajes por lo que en cada partida cooperativa podían jugar hasta seis personas. Si no se juntaban esa cantidad al final resultaba un engorro tener que gestionar tantos personajes y se diluía el elemento "rol". Así, valiéndose de su propia experiencia con Divinity, Larian ha decidido rebajar el grupo a cuatro, siendo el número estándar de la mayoría de juegos cooperativos y algo más manejable para un jugador y para un grupo de amigos.
Los combates son otro elemento bastante importante, muy parecidos a Divinity: Original Sin, se usa la iniciativa para elegir los turnos y teniendo que usar cierta estrategia para sobrepasar al rival. Si algo tenían los títulos anteriores era la dificultad intensa típica del master más despiadado, en este Baldur's Gate 3 tenemos que prestar atención de la misma manera, y usar tanto las capacidades de nuestros personajes como el propio terreno para ganar bonos de ataque o generar daños por terreno.
Como ya hemos dicho, ahora mismo en Baldur's Gate 3 cuenta con bastantes opciones de clases y razas, a la espera de más, por lo que la personalización es bastante importante. Cada raza y clase nos da opciones de diálogo que pueden cambiar los caminos que escogemos, sin hablar del elemento estratégico del combate, donde cada clase tiene unas capacidades de apoyo, ataque o defensa propias y otras que se comparten, por lo que es importante como los vamos configurando y evolucionando para que no se pisen entre ellos. Las subclases son la clave en este punto, dándonos opciones de mejora que pueden cambiar el rol de nuestro personaje por completo, como un pícaro que puede elegir ser un ladrón o un arquero especializado en magia de engaño.
Hay un aspecto que a los más puritanos de los títulos anteriores puede no importarles mucho, los gráficos. Entiéndase que los gráficos han dado un salto cualitativo importante en los últimos 20 años y esto se ve bien reflejado si comparamos Baldur's Gate 2 y 3. Sin embargo para los que han vivido de píxeles gordos este golpe de efecto puede no ser determinante. Para el resto se agradece poder distinguirles la cara a los personajes y ver algunos de los monstruos que nos han aterrorizado en partidas de rol en todo su esplendor. Efectivamente los gráficos están al nivel de Divinity 2 y eso si hablamos dentro del juego. En las cinemáticas que presentan el juego la calidad es exageradamente buena, un poco por debajo en efectos o movimiento de las más notables como son las de Blizzard o Riot.
Hay que seguir remarcando que se trata de una Alpha y en el aspecto gráfico también se nota mucho. El rendimiento es desastroso, los glitches son constantes y los modelos tienen errores. Esto hace que Baldur's Gate 3 no sea disfrutable, cada vez que hay que cargar una pequeña cinemática in-game o hay algo de acción en la pantalla se empiezan a bajar los FPS, incluso los glitches cada vez que intentamos hablar con alguien y el codo le sale por el ombligo, son cosas que nos hacen reticentes seguir jugando hasta que el título no pase a una fase más pulida. Sin contar que las traducciones están medio a hacer y algunas cuesta incluso saber que dicen.
En resumidas cuentas, Baldur's Gate 3 es un juego a tener en cuenta, más adelante. Su fórmula, como está construido y la libertad que da al jugador respeta a sus antecesores mientras actualiza la jugabilidad y los gráficos. Sin duda va a ser un título que se va a disfrutar con amigos, dándole al que siempre hace de Dungeon Master un respiro de sus tareas mientras se explora todo el basto contenido que hay ahora mismo y que habrá en un futuro. Contando también con una rejugabilidad que va a premiar, sobre todo, la imaginación y las formas de abordar una situación. Todo ello después de pulir y optimizar el rendimiento, que ahora mismo en la Alpha es lo que más lastra a la hora de seguir explorando este primer Acto.