Riot Games no solo quiere castigar a los jugadores que sabotean partidas en League of Legends. En su última actualización sobre todas las mejoras que están por llegar en materia de evitar la toxicidad en el juego, la desarrolladora también ha querido dejar claras sus intenciones a futuro y los objetivos que persigue. No todo es sancionar a los jugadores, si no que se trata de evitar que esos comportamientos tengan lugar y reformar a quienes los llevan a cabo.
Evidentemente, hay una parte algo punitiva en todo el sistema. La desarrolladora no va a hacer “tabula rasa” y olvidarse de los castigos. Sin embargo, todo está dispuesto para buscar una detección temprana que permita sancionar cuando los actos todavía no han sido tan repetidos y que de segundas oportunidades a los jugadores que puedan merecerlo. No apuntan a ser tan laxos como el “todos tienen un mal día”, pero tampoco a ir directamente a hacer sangre.
Lo mejor para entenderlo bien es atender directamente a los objetivos enumerados por Riot Games:
- Identificar a los jugadores que mantienen un comportamiento disruptivo con un sistema mejor que el actual, que analiza cada partida de forma independiente. Cuantas más veces se repita, mayor será el castigo. Es algo que ya existe con los AFK.
- Permitir a los jugadores con estos comportamientos tener una segunda oportunidad. Como podemos cogerlos a tiempo y hay herramientas para controlarlos, tenemos más opciones de que cambien de comportamiento.
Las pruebas están dando buenas sensaciones a Riot Games. La desarrolladora está satisfecha con cómo progresa y aseguran que han aumentado ya el número de jugadores detectados y la calidad de esas mismas detecciones.