El momento más peligroso de cualquier partida de Call of Duty: Warzone es el aterrizaje. Los primeros compases de la partida, por mucho que tengamos una pistola, siempre dependen un poco de la suerte. Cuando un jugador cae a la vez que nosotros pero consigue un arma primero, es probable que acabemos en el gulag mucho antes de lo que esperábamos sin que podamos hacer nada al respecto.
Aunque se agradece tener disponible esta segunda oportunidad, sabe mal gastarla tan pronto. Especialmente con los tiempos de espera habituales por la masificación del lugar. Sin embargo, a veces no es necesario gastar ni una sola bala para poder salir con solvencia de una situación comprometida que puede acabar con nuestras esperanzas en Warzone.
El ataque a melé es tremendamente efectivo en los combates cuerpo a cuerpo. Especialmente contra jugadores poco armados o que solo cuentan con la pistola inicial. Apenas tres golpes son suficientes para noquearlos y, con solo un par más, hasta podemos acabar con ellos mientras están en el suelo. Algo que los buenos jugadores tienen más que aprendido.
El protagonista de nuestra jugada de hoy, que parece el mismísimo Connor McGregor, parece que tiene el mensaje interiorizado y basta con ver como elimina a 6 jugadores en 10 segundos para entenderlo. Todo ello gastando apenas un cargador de la pistola y repartiendo puñetazos casi sin parar.
Call of Duty: Warzone no deja de sorprendernos. Tras unos cuantos meses desde el lanzamiento y el paso a la estética de Black Ops Cold War a la vuelta de la esquina, los jugadores siguen cosechando momentos épicos en un battle royale que ha venido a quedarse entre nosotros durante los próximos años. Es el éxito del momento, y no parece que Activision esté dispuesta a dejar de aprovechar su gallina de los huevos de oro.
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