Mucho nos tememos que la beta de Wild Rift va a generar polémica por dos motivos: su lanzamiento preferente en el Sudeste Asiático y las invitaciones a youtubers o streamers. Sin embargo, lejos de teorías de cualquier teoría de la conspiración, Riot Games ya ha justificado estos movimientos en más de una ocasión.
Por mucho que a la desarrolladora le gustaría hacerlo, es imposible acoger a todas las personas con ganas de probar Wild Rift durante las primeras etapas de prueba. Los servidores no están preparados y el producto todavía no está finalizado. Esto implica que alguien se tiene que quedar fuera pase lo que pase. La situación es tan desagradable como necesaria, pero hay formas de evitar que el impacto sea tan grande. La más eficiente es incluir a youtubers y streamers.
Está claro que puede ser un factor positivo a nivel de marketing, pero ese no es el único planteamiento a la hora de tomar la decisión. Teniendo en cuenta la cantidad de gente que irremediablemente queda excluida del juego por puro azar, el hecho de que algunos youtubers o streamers puedan tener acceso a él permite a miles de usuarios estar al día e irse informando del juego. Así, cuando esté disponible, solo es cuestión de ponerse a jugar de forma despreocupada.
En cierto modo, se pierde muy poco con el método. Aun poniéndonos en las cantidades más exageradas de invitaciones a los creadores de contenido, su porcentaje sobre la población total del servidor en cualquier momento del juego es ridículamente bajo. Puede que esas plazas no les correspondan de forma aleatoria, pero el daño causado es ínfimo con respecto a la cantidad de gente extra que el juego puede llegar a entretener. En cierto modo es, también, una fuente extra de información para los jugadores de otras regiones que muy probablemente tendrán disponibles videos en inglés.