La relación entre VALORANT y CS:GO es evidente. Ambos títulos tienen mecánicas similares y forman parte del mundo de los shooters tácticos, algo que ha hecho que muchos profesionales del juego de Valve se hayan decidido a abandonarlo para probar suerte y comenzar una nueva aventura en el de Riot Games.
Aunque la mayoría de ellos lo han hecho de forma legítima o por necesitar un cambio de aires, otros tienen un pasado turbulento del que están escapando. Hay algunos casos evidentes como los de paTiTek (G2 Esports), brax (T1) o steel (100 Thieves); que estaban baneados de forma permanente por Valve y buscaron rápidamente una nueva oportunidad en VALORANT.
La redención y las segundas oportunidades son más o menos merecidas en función a la opinión de cada uno, pero estos tres jugadores tienen algo en común: fueron castigados hace años y no hay prueba alguna que señale que hayan reincidido en las conductas que les valieron la sanción.
Sin embargo, las últimas investigaciones de la ESIC sobre 15 partidos supuestamente amañados en la Mountain Dew League de Counter-Strike están, según indican diversos streamers y personalidades, a punto de salpicar a VALORANT. El caso es muy diferente al de los profesionales que llevan baneados de CS:GO durante más de cinco años.
Riot va a encontrarse con un problema importado por sus nuevos jugadores. El discurso de las segundas oportunidades es razonable cuando se trata de profesionales que ya han cumplido con su castigo, pero no funcionará cuando hablamos de escándalos recién descubiertos. La desarrolladora no se ha pronunciado al respecto y esperará para hacerlo, por lo menos, hasta que la investigación sobre el posible amaño de partidos en CS:GO finalice a lo largo de este mes de septiembre.