Aunque VALORANT tiene su propia identidad, el shooter táctico de Riot Games tiene mucho en común con el resto de los juegos del mercado. Al final, pese a los multiples matices, esto va de apuntar y disparar. El factor clave no deja de ser una mecánica principal de muchos de los juegos del mercado y hay elementos transversales que saltan de un título a otro.
Uno de ellos es agacharse en medio de nuestra ráfaga de disparos. Es uno de los trucos que utilizan los profesionales para mejorar su control de retroceso y, sobre todo, evitar recibir un tiro limpio en la cabeza y forzar al rival a mover la mira. La pérdida de precisión del rival es notable, pero esta norma solo aplica a los buenos jugadores, mientras que en los rangos más bajos puede ser contraproducente.
Si no tenéis mucha experiencia en otros shooters, tal vez os preguntéis por qué. La variable fundamental que entra en juego es el posicionamiento de la mira. Comúnmente conocido como preaim, consiste básicamente en ir apuntando a la altura de la cabeza según vamos revisando. Sin embargo, este preapuntado se realiza de forma más eficiente por los jugadores con un buen nivel.
En los rangos bajos y medios de VALORANT es normal ver a nuestros rivales cometer errores a la hora de manejar la mira. Normalmente este error de cálculo les hará apuntar muy por debajo de nuestras cabezas. La conclusión es sencilla: si nos agachamos mientras disparamos haremos nosotros su trabajo poniendo nuestra cabeza directamente en el cañón de su arma.
Tras el texto, todavía os puede quedar una duda: “¿Cuándo empiezo a hacerlo entonces?”. La respuesta es sencilla y es sabiduría popular de Counter-Strike: “Hazlo cuando te empiecen a dar en la cabeza de forma constante”. En VALORANT, de momento, probablemente no te haga falta hasta llegar a un buen rango de platino o diamante.