El último paso en los videojuegos se ha dado. Desde hace unas generaciones había un tope psicológico en el precio de las novedades que llegaba a los 69.99 euros, el cual únicamente era superado en el caso de ediciones especiales o coleccionista. Durante años se lleva amagando con una posible subida del precio, a causa de lo que han crecido en duración los desarrollos, así como el presupuesto de los títulos.
Hoy ha llegado ese día. NBA 2K21 acaba de dar a conocer sus ediciones, tanto las especiales centradas en el tristemente fallecido Kobe Bryant, como las dos estándar: la de presente generación y la de PS5 y Xbox Series X. Pues bien, la de nueva generación cuya portada protagoniza el mediático Zion Williamson tiene un precio superior al que todos esperábamos, llegando a los 75.00 euros.
Recientemente Shawn Layden, antiguo mandamás de la empresa, comentó que ya no era viable que los triple A tuviesen una duración tan inusitada. Si los juegos salen bien, son grandes obras que llaman la atención de otros sectores más allá del de los jugadores, pero si triunfan, son un fracaso cada vez mayor. Entre la inflación y el crecimiento en tamaño y calidad de los juegos, era cuestión de tiempo que elevasen su precio.
Pero es paradójico cuanto menos que sea NBA 2K21 quien rompa el hielo, ya que, a pesar de que es de ese tipo de juegos deportivos que se disfrutan a lo largo de todo un año y el balance precio/horas sea muy rentable para muchos jugadores, se trata de uno de los juegos con mayor componente de micropagos del sector. Además de los sobres en el modo MyTeam, también se acaban necesitando mejoras con VC en MyPlayer si no tienes ganas de grindear para que tu jugador cumpla tus fantasías sobre la cancha.
Es indudable que NBA 2K21 se lo ha hecho venir bien porque, a diferencia de otros competidores dentro del mundo de los simuladores deportivos como FIFA 21, Visual Concepts ha confirmado que NBA 2K21 en consolas de nueva generación es un título hecho desde cero y pensado para las características técnicas de las máquinas. Pero también es obvio que esto es una apuesta de doble filo que puede acabar haciendo daño al juego si el salto jugable no es pronunciado.
A esto hay que sumar que la versión estándar de PS4 y Xbox One no cuenta con Smart Delivery ni transmisión a nueva generación de ninguna forma, necesitando pasar por caja y adquirir la versión Mamba Forever para disfrutar de una copia si decides dar el salto posteriormente a las consolas que se lanzarán a partir de noviembre.
De momento no se sabe si esta decisión será replicada por más juegos de nueva generación, tratándose de una prueba de PR y tratamiento en redes sociales que muchos otros títulos y estudios vigilarán muy de cerca. De su éxito o fracaso dependerá que tengamos que pagar más por los videojuegos en la nueva generación.