The Last of Us 2 se ha convertido en un clásico de culto instantáneo. Si bien es cierto que ha sufrido review bombing en Metacritic, eso no ha detenido a la máquina de Neil Druckmann y Naughty Dog para que sea ya parte de la historia de los videojuegos en más de un ámbito.
The Last of Us 2 es una aventura cruda, realista y extremadamente violenta que hace que cada acción que realizamos deba ser medida antes por las consecuencias que puede generar en el juego. Cuando nos enfrentamos a un grupo de enemigos no estamos frente a diversos NPC sin cabeza, sin sentimientos y sin emociones que lo único que hacen es deambular por el mapa esperando a ser asesinados. Nada de eso. Aquí nos enfrentamos a personajes con nombres y personalidades diferentes. A grupos de amigos que han salido a nuestra caza por orden de un superior. Aquí, sentimos que estamos acabando con un personaje de peso y no con un NPC cualquiera.
Estos interactúan entre sí durante las secuencias de “caza” en la que nosotros somos la presa. Como jugadores, mientras nos escondemos o planeamos estrategias para acabar con ellos o escapar, escuchamos sus conversaciones, sus preocupaciones... En general el estado en el que se encuentran frente a este apocalipsis que les ha empujado a convertirse en asesinos para sobrevivir un día más en Seattle. Naughty Dog ha dado en el clavo con eso, puesto que hace que, como decíamos, todo pese mucho más sobre las espaldas del jugador. Los disparos se sienten e incluso duelen. Y siempre tenemos sobre nosotros ese Pepito Grillo que nos silba a la oreja que, puede, podríamos haber evitado matar a una persona más para poder salir de esa situación con vida. No es fácil conseguir eso, y The Last of Us 2 mantiene ese nivel constantemente llevando al jugador a situaciones límite.
La que más nos ha sorprendido, y queríamos compartir con vosotros, es una que encontramos con Ellie y Jesse subidos a un coche huyendo a toda velocidad con tal de poder contarlo. Las cosas, claro, se tuercen y se ven envueltos en una especie de carrera a lo Mad Max en la que deben sacar las pistolas a pasear, y su sangre fría, para sobreponerse a sus obstáculos.
Naughty Dog, en esa secuencia en particular, está haciendo una referencia perfecta al plano secuencia de Hijos de los Hombres, de Alfonso Cuarón. Seguro que sabéis de qué plano os hablamos en particular, porque es uno de los mejor valorados de la historia del cine en su categoría. Pero, por si acaso, aquí os lo dejamos para que os deleitéis:
Como veis, la acción transcurre en su totalidad dentro de un coche. Los personajes hablan, ríen y viven una situación feliz. Hasta que todo se tuerce y son asaltados por una banda con cara de pocos amigos que quiere acabar con ellos. La cámara se mueve por dentro del coche como pez en el agua, sin ningún problema y sin realizar ningún tipo de corte. Todo es en acción real. Y en ese momento, el espectador es plenamente consciente del apocalipsis violento y brutal que está representando la película: no hay piedad, no hay sentimientos y se hace lo que haga falta para poder sobrevivir. Las balas se sienten reales y los impactos suenan como truenos. Es posiblemente uno de los planos secuencias más inmersivos de la historia del cine por la capacidad que despliega Cuarón para mantener el espectador dentro del mismo vehículo que los personajes gracias a los movimientos y posicionamiento de la cámara en todo momento, que se sitúa constantemente a los ojos de uno de los personajes que está ubicado dentro del coche.
The Last of Us 2 hace exactamente lo mismo con otro plano secuencia. Si bien es cierto que no es igual en términos de movimientos de cámara o encuadres, vemos ciertas características similares que demuestran el compromiso de Naughty Dog con atar en corto al jugador a la experiencia de juego y hacer que este sienta lo mismo que los personajes que está viendo en pantalla. Os hemos avisado ya de los spoilers al inicio del texto, pero, por si acaso, os repetimos que es mejor que no veáis el vídeo si no habéis terminado The Last of Us 2.
Con un gesto tan simple como este, Naughty Dog enriquece el valor narrativo de su obra y hace que la experiencia de juego se vea mucho más completa por establecer lazos con el lenguaje cinematográfico a la par que no renuncia a las mecánicas y la jugabilidad típica de The Last of Us y, en general, de los videojuegos.
The Last of Us 2 está lleno de muchos más momentos en los que podemos palpar como Neil Druckmann y su equipo buscan incesantemente aproximarnos hacia esos derroteros de crueldad y doble moral con el resto de personajes comparsa y secundarios que deambulan por los escenarios, pero esta escena se lleva mucho mérito por el hecho de no hacernos soltar el mando y mantenernos en constante conexión con la obra a través de los controles del personaje de Ellie.