CS:GO es un esport diferente. El shooter de Valve tiene ciertas características diferenciadoras con respecto al resto de juegos. Mientras en el League of Legends europeo estamos acostumbrados a ver triunfando a equipos formados por jugadores de diversas nacionalidades, esta situación ha sido históricamente un imposible en el Counter-Strike internacional.
La comunicación es uno de los aspectos fundamentales a la hora de realizar una buena ejecución ofensiva o revelar la táctica de los rivales para formar un muro en defensa. Por eso, hasta la fecha y ya con varios años de recorrido a sus espaldas, en Counter-Strike: Global Offensive ninguna plantilla que no compartiera un idioma nativo común ha sido capaz de imponerse en un Major.
Conjuntos suecos, polacos, norteamericanos, franceses o brasileños han conseguido reinar siempre compartiendo lengua materna. Incluso el Gambit que se llevó el Major ante Immortals hizo valer el pasado de su región dando auspicio a ucranianos, kazajos y rusos con sus diferentes lenguas derivadas del ruso.
Sin embargo, todo podría estar cambiando. FaZe y GODSENT se midieron ayer en un duelo en el que 13 países se veían representados. Cada uno de los 10 jugadores bajo su propia bandera en un cóctel que aderezaban los entrenadores de ambos equipos y completaba el lugar fundacional de las organizaciones. Un hecho sin precedentes en la historia del Counter-Strike en busca de reinventar la fórmula y acabar con el hándicap de los equipos internacionales.
El encuentro se decantó para FaZe. La organización estadounidense ahora afincada en Europa repartió alegría para Bosnia, Noruega, Brasil, Letonia y Lituania completando la mezcla internacional Serbia gracias al entrenador del equipo. Queda por ver si el club es capaz de reponerse algún día de la derrota sufrida ante Cloud 9 en Boston y romper una maldición ancestral.