No fue hace tanto que Fortnite y Epic Games nos demostraron que los videojuegos multijugador masivos podían dar más de sí que a un sinfín de partidas. El Battle Royale de Epic dio un paso adelante en cuanto a narrativa y sumió a toda una comunidad de jugadores en una trama que influía sobre el mundo de juego de todos los usuarios.
Por supuesto, desde entonces muchos juegos han tratado de copiar la proeza de Epic, pero pocos (o ninguno) han conseguido siquiera acercarse. Ha habido juegos con eventos temporales, con evolución en el mapa... Pero nada que realmente consiguiera que la comunidad de usuarios se volviera loca buscando pistas.
Sin embargo ahora está Activision en la ecuación, con Infinity Ward al volante de un juego llamado Call of Duty Warzone. Una auténtica combinación de estrellas en las que se juntan el dinero, el talento y la oportunidad perfecta para igualar o, incluso, superar al juego de Epic Games. La desarrolladora al cargo siempre ha disfrutado contando historias, y buena muestra de ello es la serie Modern Warfare, o la excelente campaña del denostado Infinite Warfare. Por eso, que hayan aplicado su talento a un mundo cambiante y vivo en un Battle Royale es una gran noticia.
Las migas de pan
Se han ido soltando pequeñas migas de pan para que los jugadores se fueran sumando, poco a poco, a la narrativa que proponia Taylor Kurosaki y su equipo en Infinity Ward.
Primero fueron los teléfonos con los que podíamos interactuar, pero no servían para nada y las enigmáticas puertas cerradas de unos búnkeres distribuidos por todo el mapa. No pasaba nada. Solo estaban ahí, para que te preguntaras si servían para algo, para generar un interés por tu parte. Y todos caímos en el juego.
A partir de ahí las cosas comenzaron a coger velocidad. Primero fueron las tarjetas llave rojas en cofres de alto nivel... Que no servían para nada. Luego empezamos a oir a lobos aullar en la presa. En este momento ya nos tenían en su mano, y estábamos deseando que el misterio de Warzone que estaban planteando empezara a desentrañarse.
Y llegó la actualización 1.21
La reciente actualización 1.21 ha terminado por desatar el nudo gordiano que servía de dique a este misterio: los búnkeres comienzan a abrirse. Sí, las tarjetas rojas se usan y siguen apareciendo, y estas construcciones subterráneas contienen mucho botín de alto nivel, rachas de bajas y montones de dinero. Pero ¿sabéis lo que también contienen? Más misterios aún por resolver.
Y es que, como si fueran una muñeca Matrioska de puertas cerradas a cal y canto, dentro de los búnkeres hay más puertas interiores que aún no han podido abrirse, con lo que todavía hay dudas sobre qué podrían esconder estas puertas.
No digamos ya los misterios que esconde el Búnker 11. A parte del botín que esconde, parece que dentro de este búnker se puede encontrar una bomba nuclear que los dataminers han apuntado que sería "nuke_coreless", lo que implicaría una tarea extra para activar esta bomba nuclear. Sin embargo, es igualmente posible que esta bomba nuclear sea el desencadenante de lo que sea que se avecine en la Temporada 4, ya sea con cambios en el mapa, o con una apertura total de los búnkeres.
Nuevas migas de pan
A esto hay que sumar que los teléfonos, hasta ahora inútiles han empezado a sonar, dejándonos un mensaje en ruso si nos atrevemos a cogerlo durante nuestras partidas de Call of Duty: Warzone. ¿Qué nos dicen?
- "A todas las unidades! ¡La base ha sido capturada, cambiad la encriptación!
- Ahora...
- 6 2 3 (este número puede variar)
- ¿Habéis oído eso?
¿Os ha interesado ya el asunto? Pues atentos a la nueva miguita de pan: En el búnker 11 hay un ordenador que nos permite conectarnos a los portátiles diseminados por el mundo, y que hasta ahora no servían para nada (y que de hecho aún no tienen ningún uso). Otro misterio más que añadir al zurrón, aunque todo parece confluir hacia la misma dirección: los rusos van a hacer explotar la bomba nuclear y esto cambiará el mapa. Pero podría ser otra cosa... Y además quedan aún más cabos sueltos.
¿Y ahora qué podría pasar?
Lo más probable es que una bomba nuclear acabe explotando, cambiando el mapa, al menos en parte. Puede que se desborde la presa, que se destruya el estadio o la ciudad... No se sabe nada a ciencia cierta, pero es muy posible que el mapa cambie de alguna forma durante las próximas semanas. Incluso es posible que solo suponga la irrupción de una nueva racha de bajas que arrase una zona por completo durante una partida... Siempre que un equipo consiga completar todos los pasos que requiera montar la bomba.
Pero esta no es la única posibilidad que barajamos. ¿Qué pasa con las puertas cerradas de los búnkeres? ¿Y los aullidos de los lobos? A la primera pregunta no hay una respuesta clara, ya que tras las nuevas puertas de los búnkeres podríamos encontrar atajos a otras partes del mapa, evitando así el gas en la superficie y abriendo la posibilidad a nuevas estrategias para avanzar en las partidas.
También podría ser que simplemente hubiera loot cada vez mejor o incluso enemigos controlados por la IA que den un poco más de vidilla a nuestras incursiones, si es que queremos conseguir el botín de más alto nivel. Aquí es donde entrarían los lobos, que podrían estar encerrados tras las puertas más profundas de los búnkeres... O, por qué no, soñaremos despiertos con que tras las puertas finales haya zombis, al más puro estilo Call of Duty.
Por supuesto, Infinity Ward y Activision tienen la última palabra en esta materia, y no creemos que tarden demasiado en desvelarnos buena parte de los misterios por resolver en Call of Duty: Warzone. Estamos deseando ver hacia dónde van los tiros con el battle royale de Activision.