La historia de aquel Superdepor con el que comparamos a MAD Lions en la previa de esta última semana de competición primavera de la LEC 2020 es una epopeya grandiosa. Una narrativa que ve su culmen en un cabezazo de Donato. Un protagonista inesperado que ejerció como goleador rematando un inapelable córner ejecutado por Víctor Sánchez.
Normalmente son esos momentos gloriosos los que pasan a la historia. Esa exaltación final de energía que supuso el triple pitido de un García Aranda que señalaba el final del partido y convertía un sueño en realidad. Se daba paso a una ahora anacrónica invasión de campo y a unas hormigoneras ataviadas con la enseña blanquiazul que recorrían la ciudad como una particular Gabarra.
MAD Lions no querrá celebrar nada esta noche. No habrá hormigoneras ni gabarra que ratifiquen el desempeño de un quinteto jovencísimo que ha sido capaz de poner patas arriba la LEC. Quizás no reciban tras su derrota el merecido mérito de tomar por asalto la zona noble de la máxima competición europea y de hacernos creer que a nuestro League of Legends regional se ha presentado un contendiente extra que solo puede aportar un mayor interés a la competición.
Sin embargo, ese cenit glorioso al que llegó aquel lejano Superdepor no se consiguió de la noche a la mañana. Todo comenzó con tintes más humildes y una salvación por los pelos en la promoción de descenso en la que el Betis no puso las cosas fáciles. Una hazaña tan ínfima pero tan importante para el futuro de un club que desde entonces comenzó a brillar y se convirtió en el único dueño de su propio destino.
El camino que desde entonces recorrió el club se cebó con la ciudad herculina en la temporada 93-94. El momento fue la mayor decepción deportiva jamás contada. En el minuto 89 de la última jornada de la competición regular hubo un penalti favorable al Deportivo de La Coruña que, de convertirse, suponía el título de Liga. La defensa del Valencia se llevó por delante a Nando y los once metros tenían que dictar sentencia.
La historia no acabó bien. Djukic no pudo transformar la pena máxima. Un fallo que fue tremendamente doloroso en el momento que se produjo. No ayudó la celebración de González, el guardameta del Valencia. Aquel día no hubo mucho que destacar del juego del Deportivo. Salió Arsenio Iglesias a rueda de prensa con un legendario “mucho que decir y poco que contar”. Hoy tampoco hay espacio para alabar el juego de un MAD Lions que ofreció algo más de lucha en la tercera partida cuando estaba ya contra las cuerdas.
“No pudo ser, que le vamos a hacer. Yo sigo pensando, por el gran disgusto que tiene el equipo, que debo felicitarlos. Porque se han dejado la piel, porque han sido cabeza todo el año (…) Han hecho lo que han podido, han hecho bien. Así son las reglas del juego (…) Es triste y es duro porque posiblemente una vez en la vida podíamos haberlo conseguido y no pudo ser”, sentenció el por entonces entrenador del Depor.
El bueno de Arsenio se fue de la sala de prensa entre vítores y aplausos. Sabiendo que el trabajo había sido titánico y que la clasificación final no había repartido la justicia esperada. Pero, sobre todo, se fue habiendo errado con su profecía. Lo del Deportivo no fue algo que iba a pasar solo una vez en la vida. Si el club se había convertido en el dueño de su destino era para siempre.
La historia de MAD Lions tampoco tiene que acabar aquí. El club ha sido capaz de evitar convertirse en una medianía que nunca quiso ser. Continuar con la trayectoria ascendente y convertir este paralelismo con una de las gestas históricas del fútbol en una realidad depende de ellos mismos.
El acuerdo con Overactive Media y la absorción de una plaza de LEC otrora propiedad de Splyce dio al club la posición que necesitaban para poder decidir su suerte. Como apuntaba Aldous Huxley en una filosofía tan válida para el deporte como para la vida: el remordimiento crónico es indeseable… y revolcarse en el fango no es la mejor forma de limpiarse.
Como hizo el Depor tras ese penalti, MAD Lions deja atrás un pasado bonito... y tiene por delante un futuro con todo por conquistar.