Aunque Japón es uno de los enclaves más importantes del mundo del videojuego, su repercusión en los esports es prácticamente nula. Solo algunos jugadores del país tienen la oportunidad de competir por premios de un montante económico relevante y la distribución de licencias que lo permite no acaba de funcionar.
La legislación actual provee al país nipón de un marco legal en el que es complicado que los esports puedan desarrollarse con normalidad. Los jugadores tienen que enfrentar numerosas dificultades para poder dedicarse profesionalmente al videojuego y, aunque destacan en algunas disciplinas, es difícil que progresen.
Sin embargo, las cosas podrían estar a punto de cambiar. Según informa el Japan Times, el gobierno japonés estaría planteando que la situación cambiará próximamente y creando un plan económico en el que los esports otorgarían unos beneficios de más de dos mil millones de dólares en el año 2025.
Este futuro inmediato comienza a valorar los videojuegos y sus competiciones como algo tremendamente positivo y forma parte de un proyecto para tratar de revitalizar la economía regional e incrementar la participación social en esta. El trabajo ya ha comenzado y existe una vía de contacto con expertos legales de dentro y fuera de las fronteras japonesas para tratar de dar solución a la situación actual.
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