Parece que, finalmente, ha merecido la pena esperar la llegada de Doom Eternal. Id Software anunció en 2019 que el lanzamiento de Eternal se vería pospuesto hasta marzo de 2020 debido a que querían terminar de perfeccionar el juego y brindar la mejor obra que su estudio había hecho hasta la fecha. Y parece que así ha sido.
Doom (2016) es uno de los mejores shooters de la actual generación. Una obra brutal, frenética y alucinante que compila de maravilla la esencia de la saga Doom en la actualidad y le da un toque moderno que se ajusta como un guante a sus bases. Ahora bien, si ese Doom (2016) era ya una pasada, Doom Eternal rompe todos sus esquemas y los eleva a la enésima potencia. El nuevo título de Id Software y Bethesda es, posiblemente, uno de los mejores shooters que hayamos jugado nunca, y está bastante por encima de su predecesor.
Aquí desgranamos algunos elementos que Doom Eternal hace mejor que Doom (2016).
Escaramuzas con plataformeo
Parece una tontería, pero el hecho de que Doom Eternal añada un elemento de control de zona teniendo que desplazarnos de una plataforma a otra para buscar recursos y huir en situaciones críticas de los demonios, hace que esta secuela tenga un componente estratégico muy ligero que no tenía Doom (2016). En aquella excelente primera parte, los niveles eran mucho más planos, en lo que zonas de combate nos referimos. Solo teníamos unas pocas plataformas a las que subirnos y matar a los demonios. El objetivo de esa entrega era el de hacer frente a los demonios de frente, sin pensar a qué enemigo hacíamos challenge y sin tener que preocuparnos demasiado por la munición, que no escaseaba tanto como en Eternal.
En esta secuela, el componente de plataformeo se ve incrementado por una verticalidad que debemos estudiar en mitad de los combates: zonas a las que podemos escalar, objetos en los que podemos impulsarnos e incluso elementos del mapa que podemos usar a nuestro favor para acabar con los enemigos más grandes de un plumazo. Eso sí, no nos libraremos de tener que estar en constante contacto con los demonios.
Combinación de armas
Sí, Doom (2016) también poseía un arsenal tremendamente variado, ofreciendo muchas posibilidades al Slayer de eliminar a sus enemigos de múltiples formas y combinaciones. Ahora bien, lo que Doom Eternal brinda al jugador es algo único. A medida que vamos desbloqueando armas y consiguiendo accesorios de mejoras, como el gancho de la recortada o la bomba adhesiva de la escopeta corredera, podemos realizar combos increíbles para destruir a nuestros enemigos. Por ejemplo, si lanzamos una granda de hielo a los enemigos para congelarlos y luego les tiramos una bomba de la escopeta, todos estallarán en mil pedazos en nada y menos.
O, otro ejemplo, sería el del gancho de la recortada. Podemos utilizarlo para pegarnos a un demonio y, una vez dos centímetros de él, darle dos escopetazos y soltar el lanzallamas para quemarlo de arriba a abajo. Por lo hablar de la motosierra y los agarres a larga distancia que podemos hacer para ir encadenando una muerte tras otra. Doom Eternal ofrece mil y una formas de acabar con nuestros enemigos, y eso se debe al perfecto arsenal que posee (donde no sobra ni falta absolutamente nada) y los accesorios que podemos desbloquear para cada uno de los armamentos.
Una narrativa para acompañar la matanza
Lo bueno, y puede que lo mejor, que tiene Doom (la saga en su totalidad) es que no necesita contar ninguna historia para ser uno de los grandes. La narrativa en Doom nunca ha sido importante, ni ha sido uno de los factores por los que el público venía como reclamo a la saga. Doom es solo matar, matar y matar. Música heavy de fondo y muchos demonios de por medio. Sin embargo, Doom Eternal ha intentado corregir ese rumbo y añadir algo de trama.
Si bien es cierto que no es nada del otro mundo y que realmente no es que aporte demasiado, la historia que nos cuenta Eternal hace que progresar niveles tenga más sentido y, como mínimo, tengamos objetivos que cumplir. No los que nos impone el juego, sino los que nos marca la historia. Es un añadido que no ha venido nada mal y que esperamos que se repita en futuras entregas de la saga. Además, ha servido para conocer más de cerca a nuestro Slayer y al lore de Doom.
Gunplay perfecto
Generalmente, uno de los puntos que más suele importar en los first person shooters es la sensación de peso y retroceso que transmiten las armas. Si vemos, por ejemplo, Counter-Strike, las armas poseen una gran fuerza y hacen que el retroceso sea un elemento muy importante a controlar. Al contrario que en Overwatch, donde la sensación de estar disparando un arma es prácticamente nula, puesto que no hay ningún tipo de recoil en las armas o sensación de peso en las mismas. Solo lo notamos dependiendo del tipo de personaje que escogemos, si se mueve más rápido o lento. Doom Eternal consigue algo que Doom (2016) todavía tenía que terminar de perfeccionar del todo: las armas se sienten poderosas y al mismo tiempo podemos ir “volando” por el mapa.
Al tener activos dos esquivas y doble salto, la velocidad a la que podemos movernos por las zonas de batalla es extremadamente alta. Y más aun si le sumamos una velocidad de cámara elevada. Sin embargo, en Doom Eternal podemos sentir qué tipo de arma estamos usando gracias a su potencia. Las escopetas se sienten más firmes, duras y potentes. Mientras que, por otro lado, las ametralladoras son un tanto más ligeras y no da la sensación de que estemos produciendo grandes impactos, sino descargas de balas masivas. Todo eso, sin perder ni una pizca de movilidad y rapidez, lo cual hace que el gunplay sea perfecto y muy satisfactorio.
Sistema de mejoras completísimo
Cristales, runas, accesorios, mejoras de daño, salud, armadura... Las posibilidades de mejorar a nuestro Slayer en Doom Eternal son prácticamente infinitas (para tratarse de un Doom). Aquí, realmente podemos sentir que nuestro personaje se está convirtiendo en un ser extramadamente poderoso por la cantidad de mejoras que podemos incorporar en las armas, en nuestra armadura, en los accesorios que acoplamos al arsenal, etc. Es posible que al inicio del juego sea un factor que pueda confundir a muchos jugadores, puesto que hay mucha información que asumir y Doom siempre se ha caracterizado por ser muy sencillo en esos ámbitos de personalización y progresión. Pero una vez lo tenemos controlado, se disfruta mucho más del título y las pequeñas cosas que podemos ir mejorando para ser una auténtica máquina de matar.
Favorecer el cuerpo a cuerpo
En Doom (2016) la mayoría de recursos que necesitábamos estaban distribuidos por el escenario. Las zonas de combate estaban repletas de munición, vida y armaduras, por lo que la mejor táctica era la de no acercarse a los demonios e ir rodeando las zonas en busca de ítems que nos ayudaran a reabastecernos por completo durante las batallas.
En Doom Eternal eso ha cambiado un poco. Ahora, si queremos munición, salud y demás tenemos que ir a matar a los demonios cuerpo a cuerpo. O bien noquearlos una vez están debilitados, o bien con nuestra motosierra. El combate cercano aquí es mucho más importante y prácticamente obligatorio. El plataformeo que comentábamos antes es un añadido a este sistema de combate que nos hace estar constantemente en contacto con enemigos para poder continuar con vida y soltando tiros. El gancho de la recortada, por ejemplo, es uno de los accesorios más útiles para poder conseguir recursos de demonios, puesto que nos deja frente a ellos. Otras tácticas como el uso del puño de combate también pueden funcionar si tenemos a varios enemigos de frente.
Lo de correr por el escenario sin ton ni son para intentar sobrevivir, ya no funciona tan bien como antes, puesto que aquí la munición y la salud la tienen los demonios. Pocas cosas vamos a encontrar si merodeamos sin sentido por el escenario.
Hay que analizar a los enemigos
En la línea de lo que os decíamos en el párrafo superior, si queremos conseguir recursos hay que ir a por los demonios, pero no de cualquier forma. En Doom (2016) solamente teníamos que impactar a los enemigos a cascoporro. Es decir, tanto como pudiéramos con todo el arsenal disponible que tuviéramos en nuestras manos. En Doom Eternal, sin embargo, hay que seleccionar bien las armas con las que atacamos a los demonios.
Cada uno tiene una serie de puntos débiles que hay que analizar y dañar con un tipo de armas concretas. Aquí no vale el disparar sin motivo, porque moriremos antes de que nos demos cuenta. Hay que crear estrategias y tácticas que nos permitan abatir a los demonios con facilidad, ahorrando balas y salud. Y si queremos recuperar esos elementos, habrá que ver qué armas nos permiten hacerlo: la motosierra nos dará de todo, pero el lanzallamas nos dará armadura. Hay que saber qué ejecución y armas emplear para cada caso fijándonos en lo que necesitamos y los enemigos que tenemos frente a nosotros.
Mayor exploración en los mapas
Para luchar, muy ligeramente, contra la linealidad Doom Eternal permite al jugador poder explorar mucho más los diferentes niveles en busca de coleccionables, secretos o zonas ocultas. Eso se ve potenciado gracias al plataformeo que comentábamos al inicio del texto, que ofrece a los usuarios la posibilidad de moverse con un poco más de libertad por las diferentes zonas del juego con tal de romper con la metodología lineal que teníamos en Doom (2016), que se quedaba un poco corto en exploración.
Es cierto que a veces rompe un poco con el ritmo de acción frenética que caracteriza a la saga, pero también es cierto que permite tomarse un respiro si acabamos de salir de alguna situación límite o de liquidar a algún boss. Por lo que también se agradece que tengamos algunos minutos de calma para recuperar municiones, mejorar equipo y ponerlo todo listo para el siguiente enfrentamiento. Además, explorar el infierno tampoco es mala opción.
Más rápido, más acción, más sangre...
En definitiva, Doom Eternal es mucho más completo que Doom (2016). Tenemos más acción, más enemigos, más ejecuciones, más armas y más de lo que queráis. Id Software ha conseguido aunar los mejores elementos de su anterior obra y mejorarlos al máximo. Puede que esta sea, sin ninguna duda, una de las mejores entregas de Doom que jamás vayamos a tener.
En nuestro análisis decíamos lo siguiente: "Toda una oda a los juegos de acción más desenfrenados. DOOM Eternal crece en posibilidades en todos los sentidos, manteniendo buena parte de la esencia de lo que hizo especial al DOOM de 2016. Si eres un fanático de los tiroteos sin descanso y disfrutas poniendo a prueba tu habilidad, este título te va a ofrecer diversión durante un buen puñado de horas, solo teniendo en cuenta su campaña."