El Counter-Strike está de dulce. En las últimas semanas la comunidad de CS:GO se ha volcado con el sempiterno shooter táctico de Valve y el juego no ha parado de aumentar su base de jugadores. Los récords los han ido rompiendo progresivamente hasta conseguir, a día 14 de marzo, un pico de más de un millón de jugadores simultáneos.
Valve está implementando actualizaciones e incluyendo operaciones de manera habitual en el juego. De hecho, al principio la comunidad se lo tomaba con humor y respondía con cierta retranca insinuando que se habían equivocado de juego, en referencia a lo abandonado que sentían CS:GO en comparación con Dota.
El cambio a free to play y el buen trabajo con la eliminación de los tramposos que Valve está llevando a cabo en CS:GO está creando un juego prácticamente irreconocible. El nuevo rumbo que ha tomado la desarrolladora ha hecho desaparecer buena parte de los problemas. Queda trabajo por hacer, pero el camino está marcado.
La salida de Valorant parece que de momento no preocupa a Valve. Seguramente habrá una pérdida de jugadores que busquen probar lo nuevo de Riot, pero es una buena noticia para unos y otros que existan juegos realmente fuertes en el mundo de los shooters tácticos y que se creen comunidades que se puedan retroalimentar.