El chiringuito de SLO lleva unas semanas en el aire y se ha visto obligado a cambiar su nombre a Chiringo. Lo que comenzó como una anécdota terminó por convertirse en una tertulia mitad broma mitad seria sobre la actualidad del LoL nacional. Un ejemplo de cómo las cámaras 4K y los micrófonos de alta calidad no son condiciones imprescindibles y de lo necesario que es que los protagonistas en los esports sean también personalidades.
El Chiringo SLO, la televisión, Netflix y YouTube
El proyecto iniciado por Kami, tirador de x6tence y streamer, no es un ni mucho menos un producto perfecto en lo técnico, pero derrocha el carisma del que carecen alternativas ofrecidas por supuestos expertos en comunicación. Es el ejemplo perfecto de cómo los tiempos han cambiado y de que unas cuantas webcams son suficientes para darle a la gente lo que quiere consumir.
Este fenómeno tampoco es una novedad. YouTube mostró que este tipo de comunicación mucho más cercana tenía posibilidades de convertirse en un espectáculo de masas. Nadie prestó demasiada atención a la plataforma de vídeos bajo demanda de Google hasta que finalmente los “cuatro frikis” se convirtieron en creadores de contenido y posteriormente en influencers.
Lejos de revertirse, la tendencia del consumo de contenidos a través de internet siguió en auge. Los intentos de la televisión por mantener al público joven siguen dando pocos resultados. Incluso Movistar lanzó un canal de esports con programas de calidad excelsa como The Gaming House para terminar cerrando ante las evidentes dificultades de un proyecto de tal enjundia.
La televisión pierde hasta su histórico monopolio deportivo. La que un día fue la niñera universal se ha convertido en un dispositivo magnífico para enchufar un ordenador y disfrutar de otras formas de consumir los productos que antaño solo la caja tonta ofrecía. Twitch ya retransmite partidos de la NFL, Bein ha acercado el fútbol a internet y Netflix ha cambiado la forma en la que consumimos cine o series.
La población española, tremendamente envejecida y de una generación no tan contemporánea a la nuestra, sigue consumiendo todo tipo de productos. Incluso entre los jóvenes todavía son capaces de enganchar con uno u otro reality. La gente es libre de consumir lo que quiera. Sería bastante irreal decir que está acabada, pero ignorar su crisis y la nueva forma en la que las personas se acercan a los medios digitales implicaría una prepotencia aún mayor.
El mensaje unificado y las grandes líneas comunicativas ahora dependen de voluntades individuales. De quien sienta la necesidad, tenga las ganas de situarse frente a una cámara y pueda abrir las puertas de su privacidad al mundo.
La comunicación: mensaje y canal
El mensaje no solo depende del medio en el que se transmite. Acudir a Twitch u otras plataformas asociadas al mundo de los esports y los videojuegos es de gran ayuda para los creadores de todo tipo de contenido. Llevar a cabo una retransmisión en un medio afín a la temática y con la capacidad de permitir la participación directa e inmediata de la comunidad con algunos de los que son sus referentes es un punto de partida ventajoso, pero hay otros elementos de tremenda relevancia.
La época de Mourinho en el Madrid le dio un par de títulos al conjunto blanco. También nos ofreció una buena cantidad de memes difíciles de olvidar en algunas de sus ruedas de prensa, pero comenzó un cambio. Mourinho hablaba cuando le apetecía y, si no, enviaba a Aitor Karanka, su segundo. El ex de Athletic y el Real Madrid parecía un castigo para la prensa.
El problema no es que Jose Mourinho se cruzara contra la prensa nacional, que en ocasiones no ha sido ejemplar. El problema que surge es que las negativas a la prensa afectan a los diarios, pero, sobre todo, desconectan a los aficionados de la vida del club. Existe una superioridad, endiosamiento y lejanía con los profesionales del fútbol: ruedas de prensa insulsas, preguntas repetidas, respuestas evidentes y una cantidad de contenido irrisoria para los fans.
La diferencia entre los profesionales del fútbol y los de los esports no son solo los salarios. Buena parte de los pros de los deportes electrónicos pueden cobrar más que un jugador de la segunda división española. Sin embargo, hoy en día parece imposible saber quiénes son la mayoría de los futbolistas y conocer la persona que se encuentra detrás del dorsal.
Esta es la diferencia entre los esports o el mundo de internet con el tradicional y el de los deportes. Tras cada nick sabemos a ciencia cierta que se encuentra una persona. El Chiringo SLO coge las premisas tradicionales de la comunicación entre deportista y aficionado para terminar con ellas. Sin intermediarios y reduciendo la distancia con el público que consume el producto pueden mostrarse naturales, abiertos y extrovertidos en un entorno de tremenda confianza. Ellos deciden el mensaje y lo lanzan en un canal que les resulta familiar.
Toxicidad, polémica y trashtalk
Dar el testigo a los jugadores, entrenadores y creadores de contenido puede resultar problemático. El Chiringo SLO no es perfecto ni pretende serlo y ya se le ha acusado de ir demasiado lejos en sus ataques a algunos compañeros de competición. La relación entre los jugadores es desconocida por el público que, ante la evidente falta de información, puede percibir como agresivos comentarios que no lo son tanto.
Esta situación es una potencial fuente de problemas a futuro y uno de los grandes peligros que pueden hacer que la incipiente estructura del programa termine por venirse abajo trayendo más disgustos que alegrías. Sin embargo y pese a que no existe ese elevado filtro que a veces encontramos en los medios tradicionales, si existe cierto respeto y una clara intención de realizar un contenido que aporte a la escena española de LoL.
Los errores serán los que permitan que, en caso de que haya intención para sacar adelante el proyecto, el chiringuito pueda crecer. El debate sobre si realmente es positivo que el programa se lleve a cabo tiene poca razón de ser. Deben de ser los clubes los que gestionen la comunicación de sus jugadores y les instruyan en qué es lo que pueden o no decir y cómo tienen que hacerlo.
La evidencia está ahí. El programa ha conseguido crecer a un ritmo estratosférico, alcanzando cifras de viewers con las que muchos solo pueden soñar y, además, ha aumentado el interés por los partidos de una Superliga Orange que ha recobrado todo el carisma que se le acusó de perder en el pasado.
La iniciativa no deja de ser una consecuencia imprevista de la nueva normativa de Riot que obligaba a tener un mínimo de jugadores nacionales por equipo. Bendita consecuencia la que provoca que la SLO compita con las retransmisiones en castellano de la LEC en número de espectadores. Si todos los males para que el público disfrute y la escena crezca es el miedo a que un jugador se pueda ir de la lengua un par de veces, que así sea. El Chiringo SLO es importante, aporta y establece un precedente a niveles comunicativos con los que otros deportes solo pueden soñar.