PS5 y Xbox Series X están a la vuelta de la esquina. Las consolas de nueva generación llegarán a finales de este año y, mientras conocemos los detalles definitivos, nos hacemos eco de una evidencia.
Ante la incertidumbre de todos los detalles de la enésima next gen del mundo de los videojuegos, las ventas de PS4 y Xbox One se han ralentizado como nunca. Los usuarios están expectantes sobre el futuro del sector y, por eso, muchos prefieren esperar acontecimientos antes que adquirir un nuevo sistema.
Según in informa de NPD Group, las ventas de hardware han disminuido un 35% en comparación con el mes de enero del año anterior. Además, en lo referente al gasto total, en el que se incluyen las cifras de software y accesorios, la caída es del 26% con respecto al mismo ejercicio de 2019.
La conclusión de este informa asegura que las ventas son sustancialmente más bajas que las registradas en el mismo periodo y con la misma circunstancia con PS3 y Xbox 360.
Uno de los factores que podría haber congelado estas ventas es la confirmada retrocompatibilidad de PS5 y Xbox Series X, que provoca que los usuarios esperan a tener "varias consolas en una sola".
El contrapunto a estos datos lo marca Nintendo Switch, quien vive su propio camino y continúa bastante estable.