Se acerca el momento. Ese entusiasmo que desde hace ya décadas desborda a jugadores de todos los géneros y a usuarios de todas las compañías. El escenario en el que no importa de qué somos usuarios, porque se avecina una generación diferente. Llega el momento de ver si realmente hay una evolución. La ocasión de ver si los juegos 'del futuro' son como esperábamos: el primer vistazo a cómo lucen gráficamente las nuevas consolas. Por favor, absteneos de complicados discursos en los que saquéis a relucir esos espectaculares conocimientos de los que en realidad todos hacemos gala ya a día de hoy. No vamos a hablar de multimedia, ni de posibilidades online. No vamos a hablar de los elementos que harán que la comunidad tenga cohesión, ni de las posibilidades en la nube. Por supuesto, tampoco de añadir doscientos mil millones de usuarios simultáneos online.
No vamos a hablar de memoria RAM propiamente dicha, pero tampoco de ROM. No vamos a tratar hoy aquí sobre nada de lo que ya tendremos tiempos de hablar próximamente, pues nos quedan meses por delante de análisis exhaustivo por delante, desde el anuncio de las características de PS4 y Xbox Series, hasta que llegue al mercado. Vamos a fantasear juntos por una vez. Acompañadme en este recuerdo, para que me sigáis:
Cuando era un niño (hace algo de tiempo ya), mis padres, mitad por falta de recursos, mitad por desconocimiento, me regalaron una “Famiclone” (esas máquinas que eran todas copias de la NES con diseños varios). Se llamaba Terminator 2, y siempre le tendré cariño, pues mis partidas a Super Mario, Tanks, Duck Hunt y demás lindezas de la era de los 8 bits fueron bestiales. Además leía juegos de la NES. Esto es importante: quiere decir que el catálogo estaba a mi disposición. Yo giraba la caja y veía pantallazos de diferentes juegos, todos sin nombre, pero que no eran sino momentos especialmente seleccionados de los diferentes juegos, en los que incluso teníamos la sensación de que rozaba la tridimensionalidad. Obvio, no era el caso. Pero ese “realismo” que se buscaba en la época con los pocos recursos de los que disponíamos era algo que nos acompañaba también en los salones recreativos, donde un simple juego de motos en momentos en los que las 3D no existían, nos hacía salivar.
El salto más brutal se daba cuando, ya a finales de los años de SNES, Donkey Kong Country, nos hacía soñar más. Sonic 3D jugaba en el filo de la navaja, y mientras, algunos juegos utilizaban vídeos digitalizados para hacernos sentir que por una vez, realmente, estábamos controlando la realidad. PlayStation, Nintendo 64 y demás consolas significaron zambullirnos en la tercera dimensión y, por fin, aspirar a que algún día los juegos alcanzaran el fotorrealismo. Sí, ahora parece que sonaría lejano: no lo hacía. Pocas cosas más espectaculares se habían visto. Un servidor realmente pensaba que era cuestión de algunos años que llegásemos a controlar algo realista. Shenmue y demás salvajadas seguían escalando en esa lucha en la que Dreamcast abrió la veda que seguiría la competencia. Nuestros PC, despacio, iban a la par ofreciendo alternativas que parecemos obviar (pero no lo hacemos).
PS3, Xbox 360, PS4, Xbox One, su versión X… ya estamos aquí, sí. Y es que el avance entre los anteriores y estos ha sido visible (hay auténticas joyas, claro) pero nos hemos metido en 2020 y aún no hemos llegado a ese nivel al que todos aspirábamos. No miréis así la pantalla, lo hemos dicho, hay grandes obras de arte. Y eso no depende solo de los gráficos, ¡claro! Pero una nueva generación es sinónimo de pensar en el procesador y la tarjeta gráfica, la memoria dedicada (ahora que nos encanta analizar todo) y demases. Y el resultado es lo que vamos a ver en pantalla. ¿Qué nos vamos a encontrar? De esto van los días que tenemos por delante, justo antes de la llegada de esas primeras imágenes que, quien sabe, igual corren la misma suerte que otras veces y sufren algún que otro downgrade gráfico, etcétera.
¿Qué nos dará la nueva PlayStation? ¿Y la próxima Xbox? ¿Será un spoiler deciros que probablemente mejoremos pero no “tanto” como para fantasear? Puede ser. Quién sabe, igual en 2024, ya de sobra mediada la nueva generación que está por llegar, hemos estallado contra el techo en términos gráficos y las compañías se permiten que ya cada título tenga el nivel de una película de animación de última tecnología.
O no.
O simple y llanamente,vamos a mejorar en rendimiento, en fluidez, en efectos, en posibilidades online, y en general, en todo lo que hemos dicho al principio del texto. Estamos en la emocionante situación que se ha repetido en varios ciclos. Muchos de los que esperaban los gráficos de Nintendo 64 o Dreamcast para ver el futuro, ahora contemplan junto a su descendencia qué será lo siguiente. Os recordamos que algunos de los títulos más jugados usan Cel Shading, o píxels. O directamente, polígonos enormes. Los gráficos no son un problema. Son un complemento. Pero sí, el sector duro seguimos ahí, esperando. Fantaseando. Y rememorando esa sensación de que esta vez el salto puede ser bestial. ¿Lo será?
En poquito, lo podremos tratar aquí en Millenium...