Durante los últimos años muchos han sido los que han ofrecido conocimientos como recetas del éxito. Los clubs de esports no siempre prestan atención a las voces con experiencia, así que hoy vamos a cambiar la perspectiva. Si la política de empresa de un determinado equipo no está pensada para triunfar, ¿por qué no diseñarla para fracasar? Hay que destacar en algo, incluso si ese algo es negativo.
1- Empieza fuerte
¿Qué mérito tiene fracasar si no das falsas esperanzas? ¿A quién vas a decepcionar si nunca has ilusionado a alguien? Empezar fuerte puede parecer contradictorio para el propósito que hoy nos proponemos, pero es imprescindible para poder conseguir nuestro objetivo como club: caer en el más profundo de los olvidos mediáticos.
Misfits comenzó el pasado año como uno de los clubs punteros. Su política de fichajes de 2019 (de la que tomamos nota para cuando se lance el LoL Manager) ya parecía algo extraña, pero tuvieron a bien ilusionar a todos los aficionados durante los primeros compases de la competición. Peor fue lo de Alliance y Elements, que decidieron que las expectativas durarán un año entero para luego dar el golpe de gracia perdiendo contra KaBuM! e ir empeorando el quinteto hasta su desaparición de la escena de League of Legends. Siempre quedará en el recuerdo de los aficionados el partido decisivo del mundial en el que el club se tomó en serio su propósito: crear falsas esperanzas
2- El diseño gráfico está sobrevalorado
¿Grafismos, resúmenes semanales, anuncios espectaculares? No, no y no. Estamos en los esports y tenemos que morir con nuestras ideas: no rascarnos los bolsillos bajo ningún concepto. Hay que exprimir cada centavo. Cada euro gastado podría enfurecer a los inversores y recortar los beneficios que obtenemos a final de año. Ojo, para hundir nuestra imagen sí podemos incluir el diseño gráfico con dos sencillos pasos. Primero pide comisiones gratuitas a los artistas, luego fáltales al respeto cuando quieran cobrar su trabajo y hazte el sorprendido si en Twitter se te echan encima.
Duele decirlo, pero un ejemplo evidente es Origen. Los últimos coletazos del club antes de su refundación fueron realmente tristes y su marca murió haciendo un ridículo estrepitoso. Afortunadamente, la nueva gestión que llegó con la refundación de la mano de RFRHS Entertainment fue un lavado de cara tan necesario como propicio.
3- No pagues a tus jugadores
Pagar a los jugadores es una costumbre que tenemos que dejar de lado. Cada día cobran más y tampoco es como si fueran imprescindibles en nuestro equipo. Es más, no deberíais pagar a ningún empleado del club más que con visibilidad y, de vez en cuando, unos pocos periféricos. Hay quien sostiene que los viejos tiempos de los esports eran los mejores así que, ¿para que evolucionar?
Cuando escuchas Galatasaray puede que pienses en un potente equipo de fútbol de la liga turca, lo que hace todavía más inexplicable su nefasta gestión en los esports. El club decidió que cumplir con los salarios era secundario, una situación desvelada por GBM y a la que Riot atendió. La compañía tuvo a bien dar al club una última oportunidad, pero pese a ser subsidiarios de una entidad deportiva fundada en 1905, fueron incapaces de pagar a tiempo.
4-Es más, extorsiona a tus jugadores
Las medias tintas no son un buen camino para el éxito. Si realmente estamos comprometidos con triunfar fracasando, es importante extorsionar a nuestros jugadores. Esto no necesariamente puede estar bien visto según la legislación del país en el que operamos. Incluso puede ser que alguna desarrolladora termine tomando cartas en el asunto y acabe interponiendo sanciones.
Quizá el caso más espectacular ha sido el de Meet Your Makers; un club que, por lo que sea, ha desaparecido. Puede que estuviera relacionado con la extorsión a la que sometieron a uno de sus jugadores en plantilla. SELFIE no ha destacado en los últimos tiempos, pero en su momento era una gran incorporación a un MYM que peleaba por evitar el descenso. A SELFIE, que todavía utilizaba el nick de Kori, se le ocurrió irse del equipo tras ver que los mismos directivos que le adeudaban varias mensualidades en SHC estaban en MYM. Sebastian "Falli" Rotterdam, alto cargo del club, no solo no asumió la decisión del jugador, si no que amenazó con forzar el desahucio de su madre, la persona que había firmado el contrato. Casualidades de la vida, MYM se convierte en un club irrelevante solo unos meses después.
5.- ¿Racismo? ¿Qué racismo?
La ética y los valores son importantes, pero no nos ayudarán a destruir nuestro club. Puede ser despreciable, pero el racismo es una de las vías más rápidas para acabar con la reputación de nuestra marca y convertirnos de la noche a la mañana en una de las organizaciones más repudiadas de toda la escena competitiva.
Aquí tenemos un ejemplo reciente. Echo Fox terminó por hacer que Rick Fox (la coincidencia de nombres no es casualidad) abandonara el club. No solo eso, además, por no expulsar a Amit Raizada, uno de los directivos más importantes y quien profirió los insultos racistas, perdieron su plaza en la LCS. El club lleva sin escribir un tuit desde agosto. Ni está ni se le espera.
6- Nada de crear contenido
Creación de contenido implica trabajar y pagar, pero como dueños no estamos dispuestos a ninguna de las dos cosas. Puede que tener nuestros propios medios para comunicarnos con el aficionado y la posibilidad de gestionar la imagen corporativa sea una gran oportunidad de negocio y una vía interesante para la monetización del club, pero, demonios, no estamos dispuestos a poner tanto esfuerzo.
Es una costumbre que se ha ido perdiendo con el tiempo, sin embargo, todavía quedan equipos que prefieren retrotraerse a tiempos del pasado. Nostálgicos de una época mucho más sencilla. Nada puede fracasar (si queremos destruir nuestra imagen) presentando a un jugador con la camiseta de su exequipo con el escudo y la publicidad borradas ¿Quién podría darse cuenta?
7-Firma a los jugadores menos carismáticos de la región
Los jugadores son un mal necesario para arruinar un club de esports. ¿Por qué no hacerse con los menos carismáticos? Así, al menos, nos servirán en nuestro propósito. Si lo que queremos es destruir un club un buen paso es convertirse en uno de los que Ocelote definió como parásitos.
Crea un quinteto sin expectativas tratando de evitar el descenso o las últimas plazas pero que no aspire a nada más. Llena tu academia de jugadores que superen las edades que se les presuponen a las futuras estrellas y no les indiques como deben de comportarse delante de una cámara. Una receta magnífica para conseguir poco a poco hundirse en la irrelevancia.
8.- Engaña a los inversores, infla las cifras y di que los esports son más vistos que la NBA.
¿Quién necesita la confianza de los inversores cuando puede simplemente tener su dinero? Mentir es una virtud necesaria. Es muy importante que consigáis mucho dinero y, sobre todo, que no justifiquéis ningún gasto. Además, infla las cifras. Que importa que de los 80 millones de espectadores de los que presumes 79 estén en China, donde tu inversor no cuenta con activos en mercado. Lo importante es hacerse con su efectivo y comprar alguna plaza en alguna liga sin plan de viabilidad o de negocio a medio plazo ¿20 millones a fondo perdido por posicionar una marca alternativa? Buenísimo negocio.
9.- Márchate sin más
Los aficionados se están volviendo unos sibaritas. Quieren que los clubs sean dirigidos de maneras éticas, creen contenido, tengan grandes jugadores, trabajen su marca y respeten la integridad de las personas del entorno del equipo. Nada como un escueto comunicado para servir su merecido a tan exigente clientela. Si en años de competición no has creado contenido, ¿por qué empezar ahora?