Siempre llevaré grabada en mi memoria de jugador el haz de luz de la linterna de Luigi mientras se internaba en la Mansión del Rey Boo. Un fogonazo y un quejido: “Ma-ma-maaarioo?!”. Así recordaré mi primer contacto con Luigi’s Mansion juego que, en 2002 y para sorpresa de muchos, venía a acompañar el lanzamiento de la nueva consola de Nintendo, la Gamecube. Y decimos para sorpresa porque fueron muchas las voces que se alzaron y preguntaron por qué el cubo de Nintendo no se estrenaba con un juego de Mario en lugar de una locura protagonizada por el asustadizo hermano menor.
Bendita locura. Luigi’s Mansion, con sus defectillos relacionados con su corta duración, sentó cátedra y dejó una huella prácticamente imborrable en todos aquellos que se adentraron linterna y Succionaentes en mano para hacer frente al Rey Boo. Celebramos con alegría la secuela, bautizada como Dark Moon y que introducía interesantes novedades, así como el remake de aquella primera entrega para Nintendo 3DS. Y la algarabía fue aún mayor cuando La Gran N tuvo a bien regalarnos esta nueva aventura junto a Luigi, esta vez en Nintendo Switch. Y es que Luigi’s Mansion 3 ha sido creado y desarrollado como siempre ha vivido su protagonista, a la sombra y alejado de los focos mediáticos mientras su hermano mayor acaparaba merecidisimos titulares con su última Odisea. Pero ahora los titulares los va a concentrar el bueno de Luigi que, a pesar de sus miedos y temores, afronta con gallardía una nueva aventura rodeado de fantasmas. Una aventura mucho más redonda y completa que sus antecesores y que va a encandilar a todo aquel que se acerque a ella.
Todo arranca en lo que parecen unas idílicas vacaciones en un lujoso hotel. Luigi, Mario, Peach y varios Toads emprenden esta escapadita con ánimo jocoso y con ganas de descansar durante unos días. O eso es lo que creen, porque las cosas no tardarán mucho en torcerse. Unos instantes después de retirarse a descansar, la Princesa grita asustada y Luigi despierta con un sobresalto. Lo que antes era un hotel repleto de oro y “brilli-brilli” ahora es un lugar oscuro, tenebroso, donde cualquier sombra acecha peligrosa. Nuestro héroe, previsor, ya se había colocado una linterna a su vera por si algo ocurría. Luigi es veterano en estas lides. Así las cosas, el hermano menor sale en busca de sus amigos. No tardará mucho en saber que todo el desaguisado lo ha orquestado la dueña del hotel en connivencia con, nada más y nada menos, el Rey Boo.
El villano de la primera entrega vuelve a la carga para vengarse, más de una quincena de años encerrado en un cuadro no es plato de buen gusto por lo que el fantasmagórico monarca se toma la justicia por su mano y encierra a todos nuestros acompañantes en cuadros. A Luigi le espera el mismo destino pero consigue escapar por una trampilla. Y ahí, una vez consigamos el Succionaentes GOM-1L -nueva y remozada versión de la Succionanentes- y rescatemos al Profesor Fesor, ya estaremos más que listos para recorrer todas y cada una de las plantas del Hotel… bueno, antes tendremos que hacernos con los botones del ascensor, claro.
Porque los fantasmas, conchabados con el Rey Boo no están dispuestos dejarnos salir así como así y mucho menos que nos metamos en sus asuntos, por lo que han robado todos los botones que dan acceso a las diferentes plantas del edificio. Así que nuestro deber principal en cada piso será encontrar al Fantasmón de turno y enfrentarnos a él para arrebatarle el botón y así acceder a nuevas plantas. Por el camino, como es habitual en la saga, tendremos que ir resolviendo pequeños pero ingeniosos puzzles, recoger todo el dinero que se nos ponga por delante y encontrar varias Joyas que están esparcidas -y algunas muy bien escondidas- por cada nivel. El hecho de no poder ir con total libertad por los pisos del hotel hace que el juego sea un poco más lineal de lo deseado. No obstante, el genial diseño de niveles y el hecho de que cada planta sea una pequeña aventura en sí misma hacen que ese efecto se diluya. Porque cada planta, cada habitación están pensadas y creadas con mucho mimo y atención a los detalles. No queremos contaros mucho más ni de los niveles, ni de sus temáticas y mucho menos de los Fantasmones.
Los Jefes Finales son una absoluta maravilla y son tan ingeniosos como divertidos a la hora de combatirlos. Sin duda, los momentos más álgidos del juego van acompañados de la presencia de estos entes. Por el contrario, los fantasmillas que pululan por las plantas son más genéricos, su variedad se antoja algo corta y la dificultad de los combates es casi anecdótica. Las peleas con los fantasmas “menores” tienen menos chicha y son un puro trámite, divertido, sí, pero demasiado facilón. Es quizás uno de los pocos, poquísimos, puntos en los que podemos decir que el título flaquea.
Armados con el Succionaentes GOM-1L y con nuevas e interesantes características añadidas a este brillante invento del Profesor Fesor vamos a poder resolver con soltura y eficacia cualquier problema que se nos ponga por delante. En esta ocasión el bueno del Profesor nos ha metido varias herramientas como el chupoun -lanzamos chupones que se quedan adheridos a superficies planas- o el propulsor -que lanza un chorro de aire que nos permite elevarnos un poco del suelo-. A eso hay que añadirle el llamado golpe sacudida que nos permite aspirar a los fantasmas y estamparlos varias veces contra el suelo para debilitarlos con más celeridad. Pero también regresan los artilugios clásicos como la estrobombilla -para deslumbar a los fantasmas y atraparlos- y el desoscurizador -un haz de luz fantasmagórica que permite ver rastros de entes y desvelar secretos-.
Eso sí, el Profesor Fesor, como buen científico que es, tiene una mente hábil e inquieta sus inventos no cesan en los artilugios anteriormente citados. La novedad estrella en esta ocasión es Gomiluigi, una viscosa versión de Luigi que nos ayudará durante gran parte de la aventura. Esta versión “flubber” de Luigi tiene poca vida y no resiste el calor ni el contacto con el agua pero podemos invocarlo siempre que queramos. Será clave a la hora de resolver ciertos puzzles o derrotar a enemigos. Una novedad muy agradecida y que de la que se saca provecho durante toda la aventura -además de habilitar el Modo Cooperativo local, el cual amplía aún más la diversión-. Y ya por último, y para mantenernos en contacto directo con el Profesor contamos con el VB -si, de las siglas Virtual Boy, en claro homenaje a uno de los fracasos más estrepitosos de Nintendo-. Con este visor podremos tener videoconferencias con el Profesor, darle un ojo al mapa e, incluso, viajar rápidamente al Laboratorio si así lo de deseamos.
Si por alguna casualidad de la vida llegamos a “cansarnos” de la aventura y de explorar el Hotel, el Profesor Fesor -ya lo hemos dicho, está en todas el vejete- nos ha preparado una serie de Desafíos así como un Modo Multijugador para hasta ocho jugadores -inexplicablemente dicho multi es sólo para jugar en local- en los que nos picaremos con los colegas por ver quién es el mejor en partidas competitivas.
En la Torre de los Desafíos, un edificio anexo al Hotel, nos encontraremos con partidas cooperativas online en las que tendremos que colaborar con otros jugadores y cumplir los objetivos que nos marcan. Por ejemplo: rescatar a X número de Toads, recaudar tal cantidad de dinero o derrotar a cierta cantidad de fantasmas. Los mapas y ambientes irán cambiando con cada partida y también se darán situaciones random como perder la Succionaentes o tener cortes de luz. Y todo esto, por si fuera poco, con el reloj en contra. El tiempo se escapará rápidamente en nuestros mandos así que habrá que cooperar y hacerlo bien para salir con éxito de los desafíos. Ambos Modos son muy entretenidos y vienen a complementar de forma excelente lo que es la aventura propiamente dicha. Una aventura que, aprovechamos para mencionarlo, puede durarnos unas 20 horas si queremos completarla al 100% -consiguiendo todas las Gemas, atrapando a todos los Boos y completando la colección de Fantasmas, Fantasmones y algunos retos secretos-.
Como es habitual, hemos dejado la parte más puramente técnica de este análisis para el final. Primero hemos querido resaltar las bondades jugables, los maravillosos entornos por los que se desarrolla la aventura y los geniales Fantasmones. Quizás con la idea de que las afirmaciones que vienen a continuación no suenen excesivamente exageradas o parezcan fruto de alguna enajenación temporal. Pero, damas y caballeros, estamos ante el juego que más y mejor aprovecha todo el potencial de Nintendo Switch.
Así, sin más. Luigi’s Mansion 3 pone patas arriba cualquier percepción que se tenga de la híbrida de Nintendo. El juego supone un nuevo techo gráfico y técnico y lo hace a todos los niveles. No sólo los modelados, texturas, juegos de luces sino también unas deliciosas animaciones. Todo se conjuga para formar el título más apabullante en lo visual de todo el catálogo de la consola. Una auténtica pasada y una gozada verlo en movimiento. Un trabajo colosal y digno de todas las alabanzas posibles. Luigi’s Mansion 3 luce muy bien tanto con la consola conectada al dock como en modo portátil. Estable en todo momento y sin reportes de fallo alguno durante las decenas de horas que le hemos dedicado para realizar este análisis. Que alguien le pregunte a Nintendo que clase de brujería utilizan para programar juegos de este calibre en una consola tan pequeña.
Por último, la banda sonora y los efectos de sonido no se quedan atrás. La banda sonora de Luigi’s Mansion 3 es una auténtica obra maestra. Melodías muy pegadizas, los canturreos de Luigi cuando se asusta, el politono del VB, los gritos y sonidos de los fantasmas, el sonido ambiente. Todo en el aspecto sonoro acompaña a lo que sucede en pantalla a la perfección. Eso sí, el pitido cuando andamos cortos de salud es incesante y molesto; había que decirlo. Y también, no podemos olvidarnos del fantástico -una vez más y hemos perdido la cuenta- trabajo de localización al Castellano que trae consigo el juego. Desde nombres de Fantasmas, de los Fantasmones, de los juegos de palabras y la jerga que utiliza el Profesor hasta llegar a los nombres de los Boos. Calidad, diversión y amor por los videojuegos. Todo eso nos espera en este Hotel Encantado.