El término científico “fifada” hace referencia al fenómeno por el cual un portero decide bajar balón desde la parte más precisa de su cuerpo (las manos) a una no tan favorecida por la evolución (las piernas) para lanzar un contragolpe. Esta palabra también se utiliza para más fenómenos relacionados con los guardametas, como su colocación casi en el punto de penalti cuando el equipo contrario va a sacar un córner. Sin embargo, no es un fenómeno exclusivo de los arqueros. Centrales, extremos y hasta los delanteros más habilidosos sufren en alguna ocasión de este tipo de situaciones en general caracterizadas por ser exclusivas de la saga FIFA.
Seamos sinceros, la definición como simulador de fútbol siempre le ha quedado grande a una saga casi milenaria que se define mejor como fantasía futbolística. Electronic Arts nunca ha querido que su videojuego estrella se convierta en una réplica perfecta de la realidad y tampoco es un deseo expreso del público. Porque las fifadas molan que te cagas siempre y cuando cumplan con la máxima del refranero español: “Lo poco aburre y lo mucho cansa”. Dejando claras las bases de lo que esperamos, lo cierto es que FIFA 23 es el mayor acierto que jamás ha tenido la desarrolladora en términos estrictamente jugables.
FIFA 23 se consolida gracias a la virtud del término medio
Como gran parte de los jugadores de FIFA 23, yo también pase del “esta es la última vez que lo juego” cuando finalizaba la pasada temporada a un discreto “es que parece que este año tiene buena pinta” hace algo más de un mes. Para sorpresa de un total de cero unidades humanas, hace apenas tres o cuatro días estaba jugando doce infames partidos amistosos para conseguir a Richarlison OTW. Sin embargo, lo más bonito que se puede decir de todo este proceso que tantos miembros de la comunidad viven cada año es que esta vez ha merecido la pena cada minuto.
Electronic Arts ha querido quedarse en el término medio. La propuesta futbolística de FIFA 23 sigue repleta de burbujas y fantasía en forma de “fifadas”, pero también se toma más en serio que nunca ofrecer una experiencia que refleje la realidad del deporte rey. Las dificultades de muchos futbolistas para girar sobre sí mismos, la pérdida de relevancia de la velocidad o las mejoras en las defensas que evitarán que todos los partidos acaben con resultados de tenis son solo algunas muestras evidentes. Las diferencias con respecto a la versión anterior se sienten más que suficientes y, sobre todo, muy agradecidas.
En este sentido, también se agradece la introducción de una tecnología Hypermotion 2 que es mucho más que un nombre bonito. Las animaciones se sienten mucho más fluidas que en el pasado y se combinan con movimientos “reales” de los futbolistas más mediáticos. Todos esos jugadores que quizá ni siquiera hayan recibido una actualización en su “cara escaneada”, como les pasa a la poco realista plantilla del Real Valladolid, al menos cuentan ahora con una base muchísimo más pulida. Aunque todo sea dicho, sorprenden algunos rostros mal hechos como el de Jack Grealish, que es idéntico a Sid, el niño malo de Toy Story.
Hay un motivo para que nos tomemos “a coña” estos pequeños defectos de FIFA 23. Casi todos los problemas que tiene el videojuego son relativamente fáciles de solucionar. No vamos a entrar en aquello de se vende a precio completo y debería ser perfecto de salida porque es una obviedad. Sin embargo y sabiendo que la realidad del sector ha ido por otros derroteros, el hecho de que todo sea fácilmente parcheable es una buena señal de cara a la sostenibilidad del título. Ya sabemos que lo importante no es cómo de enamorados estemos ahora de la nueva entrega, si no cuánto la toleraremos cuando llegue el mes de marzo.
La nueva jugabilidad, con un ritmo más cambiante en función a las propuestas de partido, no ha sido la que mejor me ha venido en lo referido a conseguir buenos resultados. Me estoy estampando como un campeón en los Drafts y alcanzar la cuarta o tercera división me va a llevar mucho más tiempo del planeado. Sin embargo, sí ofrece partidos mucho más intensos y disfrutables en términos generales. Sigue habiendo esos momentos en los que un rival te enchufa tres goles seguidos de la forma más remotamente imposible, pero apenas las he encontrado un par de veces en decenas de horas de juego. Si es más preocupante la gran cantidad de “errores no forzados” de muchos jugadores.
El sistema AcceleRATE y las mejoras defensivas son lo mejor que le podía pasar a FIFA 23. Especialmente destacados son los cambios en la aceleración, que dividen a los futbolistas en tres arquetipos diferentes y han abierto muchísimo la diversidad de opciones viables a la hora de formar equipos en Ultimate Team. Un mediocentro con bajo ritmo puede solventarlo si su velocidad es explosiva y garantiza un primer regate espectacular y defensa se puede beneficiar si es lento pero cuenta con la clasificación “corredor de longitud”, protagonizando momentos como el legendario duelo entre Ballesteros y Cristiano Ronaldo.
En cuanto a los centrales, al fin responden a la altura de las circunstancias. Es cierto que posicionalmente a veces son un desastre, con últimos hombres que rompen constantemente la línea de fuera de juego y vigilancias ofensivas (los jugadores situados más atrás durante el ataque) paupérrimas. Sin embargo, cuando el equipo mantiene el orden se convierten en una barrera inexpugnable. La única condición es que tengan un mínimo de atributos en las estadísticas clave para poder meter la pierna en el momento justo. En términos generales son los jugadores del tercio trasero del campo los que salen más beneficiados.
Las mejoras en la Inteligencia Artificial, el ritmo más pausado que favorece las estrategias de posesión y las nuevas formas de ejecutar las jugadas a balón parado son los últimos grandes pilares de un cambio necesario e interesante que convierte a FIFA 23 en el mejor videojuego de Electronic Arts si solo nos centramos en lo que pasa sobre el césped. El problema, como todos sabéis, es que no todos los detalles importantes de un videojuego están relacionados con lo que pasa cuando ya hemos entrado a la partida, y en ese ámbito la gran previa a EA Sports FC tiene una cara amarga.
La otra cara de la moneda en FIFA 23
Como las tiritas, vamos a tirar rápido y fuerte independientemente de si la herida vuelve a sangrar. Los sistemas de FIFA 23 pueden definirse con uno de los primeros videos virales de internet creado por el mítico canal de la televisión catalana (TV3) APM. Se titulaba “Pedro Piqueras anuncia el fin del mundo”. En el aparecen adjetivos como “terrible”, “apocalíptico”, “dramático”, “tremendo” o “macabro”. Ni siquiera vamos a tener en cuenta la monetización del título en la nota, ya que tampoco lo hicimos con Genshin Impact u otros juegos similares. Sin embargo, el mayor de los problemas es que la monetización no necesariamente sea el mayor de los problemas.
El sistema de rangos totalmente inflacionario de FUT Rivals que tiene miedo a frustrar a los jugadores por no llegar a una determinada división y que paga mejor las horas que la habilidad, los objetivos aburridísimos de completar para conseguir jugadores gratis o las constantes interrupciones por desbloquear un cosmético que ni siquiera nos importa. Todo en FIFA 23 parece estar hecho con miedo y ganas de estimular a los jugadores por encima de sus posibilidades. Esto es solo un pequeño detalle, pero ni siquiera existe un botón de “recoger todo" para quienes quieren jugar y dejarse de parafernalias.
Me gusta escuchar el “Forever Blowing Bubbles” antes de los partidos porque mis padres tuvieron la suerte de criar a un simpatizante del West Ham. Sin embargo, no veo la necesidad de clasificar los cánticos o escudos de los equipos en categorías de rareza como si ser del Real Valladolid (perdón a los fans, pero esto es una deuda personal) fuera menos especial que ir con el Manchester United. Pero si pongo este ejemplo es por llevarlo a lo concreto, porque detalles como estos los hay a patadas a lo largo de toda nuestra experiencia con Ultimate Team.
Por culpa del “Eurogeta” el equipo del Coliseum Alfonso Perez se convirtió en uno de esos a los que siempre guardamos cierto cariño, pero es incomprensible que su himno esté y falte el de otros equipos de primera división. En un área tan sensible como el futbol, es muy importante crear un baremo y cumplirlo. Si solo están los equipos de Champions puede que no nos guste, pero es una forma objetiva de establecer el límite de un trabajo inabarcable. Sin embargo, este “unos sí y otros no” propicia una crítica evidente.
No queremos dejar de lado el tema de los sistemas sin ser justos. Electronic Arts ha incluido el crossplay entre todas sus plataformas (con algunas limitaciones para nueva y vieja generación). Sin embargo, tampoco vamos a repartir caramelos por hacer lo que se ha convertido en un estándar imprescindible para muchos videojuegos. FIFA 23 es mejor gracias a que cuenta con estas funciones y lo agradecemos, pero es algo similar a lo que ocurre con PC. Es genial contar con la versión de nueva generación, pero lo que era reprochable era no disponer de ella antes.
Los “otros” modos de juego de FIFA 23
En cuanto a modos de juego, FIFA 23 nos ofrece todo a lo que estábamos acostumbrados. Apenas hay novedades importantes (no vamos a considerar Momentos como un modo independiente) porque el contenido es más que suficiente. Sin embargo, se echa en falta una mejor progresión. Es demasiado evidente que para Electronic Arts casi todo es Ultimate Team y por eso la jugabilidad y los sistemas desagradables pero efectivos son la zona que más esfuerzos consume. Sin embargo, nos hubiera gustado ver más evolución en el Modo Carrera y en la experiencia de un solo jugador.
Ningún año dejaré de elegir clubs entre la tercera y la cuarta división inglesa para iniciar mi camino como entrenador y parece que tampoco voy a tener que despedirme de fichar verdaderos jugadorazos como agentes libres tras la primera temporada. El año pasado el Sunderland de “Sam Pardews” consiguió fichar a Iago Aspas para luchar por el ascenso a Premier League y en esta ocasión nada evitó que mi Portsmouth se hiciese con los servicios de un Marcos Alonso que el pasado verano fichó por el Barça. Todo esto con las negociaciones en dificultad “exigente”.
En cuanto a este modo, se echa en falta la posibilidad de jugar con equipos femeninos, aunque en honor a la verdad FIFA 23 ha hecho progresos gigantescos con las animaciones y otros detalles, necesitando todavía necesita más ligas para crear una experiencia aceptable en este sentido (la Primera División Femenina de España debe llegar ya). Del mismo modo, nuestro país pide a gritos que se incluya la nueva Primera RFEF, en la que militan algunos clubs históricos y que podría servir para ofrecernos una experiencia nacional equivalente a la de enfrentar el desafío de ascender en el fútbol inglés. Sin embargo, esto es café para los más cafeteros y en cuanto a licencias el juego viene más que servido.
Se agradecen las nuevas cinemáticas, los entrenadores reales y algo de maquillaje adicional en forma de nueva estructura de menús. Sin embargo, la progresión no es suficiente en cuanto a la experiencia de un solo jugador. Sí hay mejoras en lo referido a Volta y sobre todo Clubes-Pro, que es una alternativa de juego particularmente interesante si conseguimos crear un equipo completo. Sin embargo y siendo honestos, no son precisamente los modos de juego a los que más tiempo hayamos dedicado.
- Nota: La versión analizada es la correspondiente a la nueva generación gracias a una copia compartida por Electronic Arts.
Ficha Completa de FIFA 23
- Título: FIFA 23
- Desarrolla: Electronic Arts (diversos estudios)
- Distribuye: Electronic Arts
- Idioma: Textos y narradores en español
- Fecha de lanzamiento: 30 de septiembre de 2022
- Plataformas: PC, Xbox Series y PS5 (versión analizada). PS4 y Xbox One cuentan con una versión mejorada con respecto a la anterior. Nintendo Swtich recibe la Legacy Edition, que es idéntica a la anterior.
- Precio: 79,99 euros en PS5 y Xbox Series. 69,99 euros en PS4 Xbox One y PC. 39,99 euros la Legacy Edition de Nintendo Switch