Para ser fontanero, la realidad es que Mario es más bien un atleta. En sus décadas de vida hemos visto a la mascota de Nintendo jugar al golf, conducir karts, ser un amo de la raqueta o incluso realizar todo tipo de deportes olímpicos de la mano de Sonic y cía. Pero no es que dentro de los videojuegos Mario sea una skin que se le pueda poner a todo y vender, como si de una camiseta del Primark se tratase.
De la mano de Mario llegan un montón de mecánicas únicas que doblan las reglas del deporte en cuestión con un único objetivo: hacerlo lo más divertido posible. Y lo cierto es que cuando todo encaja, tenemos éxitos sin parangón como Mario Kart 8 y sus quintillones de copias vendidas, o incluso geniales RPGs como el Mario Tenis de Game Boy.
Esta semana sale a la venta Mario Strikers: Battle League, la última iteración (tercera tras Super Mario Strikers para GameCube y Mario Strikers: Charged Football de Wii) de la suma Mario + fútbol. A pesar de que el balompié sea considerado el deporte rey y sea, sin ningún tipo de dudas, la práctica deportiva más global del planeta, lo cierto es que quizás sea la menos popular de las subsagas deportivas del personaje. No en vano, hasta este viernes han pasado 15 años desde la última entrega.
Y es por una razón, quizás sea el género deportivo más jugado de siempre, y con multitud de sagas asentadas a lo largo de las décadas. El estilo se ha refinado, las animaciones y la inteligencia artificial de compañeros y contrarios ha subido escalones año a año, mientras los modos de juego de un FIFA son tremendamente numerosos.
Nosotros hemos jugado a Mario Strikers: Battle League, tanto en su vertiente para un único jugador, como el multijugador online, y podemos dictar sentencia sobre este tercer intento por parte de Nintendo de entrar en el deporte rey.
Todo lo que podemos esperar de un Mario
Frente a nosotros tenemos un juego simple en esencia. Tenemos un botón de pase raso, otro de pase elevado, otro de tiro que puede cargarse, el de "regate" (más bien es un esquive) y el de correr. A ellos se le añade el de cambio de jugador, indispensable para controlar a todo el equipo, y el de uso de objetos especiales como las clásicas conchas verdes y rojas, o bombas y cáscaras de plátano.
Claro que un juego de fútbol tampoco es mucho más complejo en la superficie, pero más allá de añadir un cristo de regates distintos, hay formas de controlar al resto del equipo, paredes, distintas instrucciones tácticas en partida y mucho más. No es que Mario Strikers no tenga, porque sí que cuenta con Accesorios, una equipación personalizable para cada personaje que retoca sus atributos.
Puedes hacerte a una Estela con el tope de puntuación en tiro para que sea tu goleadora o a un Wario con el máximo en fuerza para defender como todo un líbero. Aunque las posibilidades son, casi infinitas, la realidad es que la especialización es lo más rentable y lo que se incentiva con el rombo que se plantea sobre el campo.
El juego es divertido porque tiene los mimbres que ya tuvieron éxito en GameCube, y rechaza ideas que hacían repetitivo el juego como el pasar para llenar una barra de supertiro de la edición de Wii. Pero también podría beneficiarse de una IA que no te sabotee al no buscar las cajas u orbes de hipertrallazo, o de unas animaciones un poco más legibles. Digo esto porque a día de hoy no sé bien cuando meteré un gol, o cuando un pase llegará al destino. El caos controlado es necesario para mantener la diversión, al igual que cierto componente de aleatoriedad en juegos de cartas, pero pasarse en ambos aspectos da el mismo resultado: un juego que se da la vuelta y se vuelve algo aburrido.
La experiencia para un jugador es muy pobre
Antes hablábamos del contenido y los modos de juego de un FIFA, eFootball o similares. Aunque lo cierto es que muchos jugadores se quejarán del modo carrera y de su bajón con respecto a la vigencia actual de lo online, lo cierto es que hay multitud de formas de jugar a un título de fútbol. Ya no es que tengamos copas y partidos simples, es que el deporte se presta a un montón de desafíos o experiencias.
Con este Strikers, la realidad es que el contenido para un único jugador es bastante pobre. Tenemos un total de 6 copas en el modo normal y otras 6 que se desbloquean al completar todas las anteriores. Constan de un cuadro de doble eliminación contra la IA de tres a cuatro partidos, en los que nuestros rivales se especializan en una característica gracias a los Accesorios. Súmale el partido rápido y la personalización de los jugadores, y eso es todo lo que tendrás.
Claro que no le vamos a pedir a Strikers un montón de modos, o una carrera con fichajes, pero sí que podemos querer de forma legítima algunos minijuegos o partidos con distintos condicionantes al estilo de juegos como bien podría ser Mario Power Tennis de GameCube. Más que nada porque si alguien se compra el Mario Strikers: Battle League y no va a jugar con amigos o familiares, y no dispone de Nintendo Switch Online, es un juego que se queda extremadamente corto.
El online y multijugador mejoran la experiencia
Con la posibilidad de jugar multijugador offline y los modos online, el juego amplía su contenido y brilla más, como si las copas fueran un tutorial y esto el verdadero juego. Hemos podido jugar con varios compañeros de la prensa y no cabe duda que Mario Strikers: Battle League gana enteros. Pasa a ser un título mucho más rejugable, con la posibilidad de evitar a la mejorable IA y cambiarla por un compañero competente. Lo cierto es que ahí empiezan a brillar mecánicas como los hipertrallazos y su valor doble, o la estrategia a la que dan pie los objetos.
El problema aquí es que no podemos jugar con otros 3 amigos, controlando cada uno a un personaje. Desconozco si esto es así por un problema técnico, pero otros títulos de la consola como Splatoon permiten lobbys de más jugadores sin despeinarse. Sería algo que haría dar otro salto de calidad al título y que nos gustaría habernos encontrado.
Ficha técnica
- Título: Mario Strikers: Battle League
- Desarrolla: Next Level Games / Nintendo EPD
- Distribuye: Nintendo
- Idioma: Textos en español
- Fecha de lanzamiento: 10 de junio de 2022
- Plataformas: Nintendo Switch
- Precio: 59,99 €