Ya está la ansiada recopilación GTA Trilogy con nosotros, tras mucho tiempo de rumores y espera. En ella se incluyen tres de los grandes clásicos de la saga Grand Theft Auto, como son GTA 3, Vice City y San Andreas.
Vamos a detenernos especialmente en GTA 3, que fue el juego que impulsó el cambio y ayudó a marcar una época para la licencia de Rockstar. Lo cierto es que fue revolucionario y supuso un punto de inflexión tanto en la saga, como en el mundo de los videojuegos en general. Aunque su legado ha quedado sepultado por los logros de entregas posteriores de Grand Theft Auto, es hora de reconocer como es debido a esta joya que ya tiene 20 años a sus espaldas.
El inicio de la revolución
Porque la saga GTA no nació con GTA 3, aunque muchos lo piensen. Ya venía de antes con dos entregas con una perspectiva aérea, que ya eran revolucionarias pese a su simpleza. Una ciudad para explorar y poder bajar del coche a hacer el cafre. GTA 3 se llevó eso a las tres dimensiones para dejarnos con la boca abierta y crear prácticamente un género como el de los sandbox; antes habían tenido que lugar algunos intentos, pero sin demasiado éxito. Con este juego, Rockstar demostró que era posible.
Sinceramente, era al que más ganas tenía de jugar de la trilogía. Vice City es mi favorito pero es el único de la saga que he completado en más de una ocasión. San Andreas, honestamente, lo detesto y me aburre muchísimo -no siento ningún remordimiento de decir esto-. En cambio, GTA 3 me retrotrae a la infancia. A llegar del cole y jugar con mis amigos a, simplemente, hacer el capullo por Liberty City, con todas las cafradas marca de la casa. De vez en cuando hacíamos alguna misión, pero lo importante era liarla para que viniera la poli. Y usar los trucos de invencibilidad contra ellos, claro. Daba igual; solo había sonrisas en los rostros.
GTA 3 merece también ser recordado
Claro que, en GTA Trilogy, es inevitable que se le note el inexorable paso de los años. Esto tiene lados positivos y negativos. Por un lado, el lifting visual le sienta mejor que a Vice City o San Andreas, porque se aprecia una mayor mejora que con respecto al original; aunque no está exento de los numerosos bugs que han ajusticiado a esta remasterización.
Por otro lado, también le pesa ser el precursor de este tipo de juegos. Tener un protagonista mudo, animaciones mejorables y una ciudad que, con la de sandbox que llevamos a las espaldas, se nos antoja enana. Si se le perdonan estas pequeñas salvedades lógicas de ser una obra esclava de su tiempo, disfrutaremos como pocos de GTA 3.