El terror japonés es uno de esos géneros que siempre me ha llamado la atención y me ha fascinado desde que era bien pequeño. Todavía recuerdo las noches que no podía dormir bien por culpa del licker de Resident Evil 2 y pensando si la niña de El Grito podía estar junto a mi. Cuando me dieron la opción de analizar la última entrega de Fatal Frame (en Europa llamado Project Zero), sentí curiosidad por si me iban a transmitir el mismo agobio y terror psicológico que sentí de pequeño y me adentré de lleno a la aventura.
Cabe destacar que es mi primera vez con la saga Fatal Frame, por lo que mis opiniones no se van a mover por mis sentimientos y tuve que informarme un poco sobre las anteriores entregas de la franquicia. Por desgracia, el terror psicológico que esperaba en todo momento y los momentos de tensión las pude contar con los dedos de una mano en un juego tan tosco como lento y predecible.
A decir verdad, el juego comenzó con el pie izquierdo, ya que no había opción para ponerlo en español: Sólo estaba en inglés. Por suerte no me ha resultado ningún problema, pero si el juego quiere llamar la atención de alguien y le incite a jugar debe de tener una traducción propia al español. Me criticaréis por que recalque demasiado este ámbito, pero cierra bastantes puertas a mucha gente y hace que se decante por otras entregas de videojuegos de terror como Resident Evil u Outlast. Además de todo esto, el doblaje al inglés (que era el único que me dejaba), deja bastante... Bastante que desear.
Made in Japon, tanto para lo bueno como para lo malo
No todo va a ser malo; lo que me llamó la atención desde el primer minuto que empecé el juego fue su ambientación y atmosfera tan asoladora que tiene. Si hay algo que ha sabido calcar a la perfección este juego es el terror psicológico que tan bien saben utilizar los japoneses, además de un toque especial del propio juego que lo añade en su propia narrativa. El modo en que están hechos los escenarios, los lugares agobiantes y el ambiente sonoro provocan un especial aura que lo hace único, quiero destacar en especial uno de los niveles dentro de la casa y que gira en torno a cámaras de vigilancia; de lejos, el mejor capítulo de todo el juego en mi opinión.
Por desgracia, es japonés tanto para lo bueno como para lo malo. Sigo sin entender por qué incluso en juegos de terror los personajes femeninos deban de tener disfraces en bikini o ligeras de ropa. En qué momento piensas que en medio de un bosque, una isla o una casa embrujada sea cómodo ir en bikini y tacones. Lo peor de todo es que en la versión original, la japonesa, es mucho más explicito y muchos jugadores se enfadaron por humanizar a las personajes femeninas del juego en vez de tratarlas como muñecas de exposición.
Una historia magnífica que no hace justicia a su control
La historia es bastante efectiva: Se tratan de tres historias paralelas que convergen en una sola, siendo el Monte Hikami el lugar donde ocurren los hechos. Tenemos a Yuri, Ren y Miu, tres jóvenes que deben de investigar varios casos de desaparición y muertes alrededor del lugar tenebroso mencionado anteriormente. Algo que brilla por luz propia es el tema de la trama: El suicidio. Vivimos en una época dónde la salud mental es cada vez más importante y este juego por suerte toma contacto con este tema tan peliagudo de una muy buena forma, aunque en algunas ocasiones peca de ser bastante pesado con algunos conceptos ya explicados. Conforme avanza la trama, vemos que estas tres historias conforman en una sola de manera muy natural y bien definida. Por desgracia, la jugabilidad y los controles no hacen justicia a una trama tan bien hilada.
En cuanto comienzas la partida, como siempre empezaremos por un tutorial en forma de epílogo que nos pondrá en situación sobre cómo será el funcionamiento del juego. En esta remasterización, tenemos la opción de jugar con el sensor remoto de la mando de PS4 en mi caso. Pues bien, nada más probarlo durante 30 segundos, fui corriendo al menú para quitarlo ya que resultaba muy mal ejecutado. El control en general a mi parecer es demasiado tosco y bastante "ortopédico"; sin exagerar, con la sensibilidad predeterminada tarda casi 3 segundos en dar una vuelta completa, algo increíblemente lento si tomamos en cuenta que los fantasmas nos pueden aparecer detrás nuestra y atacarnos.
El funcionamiento del juego es bastante básico: Ternemos una cámara en nuestro inventario que nos permite "matar" a los fantasmas realizando fotos en zonas concretas de su cuerpo. Si bien el concepto es bastante entretenido, la práctica se vuelve tediosa conforme avanzamos en la historia y estos espectros se vuelven cada vez más fuertes. Sin lugar a dudas, uno de los grandes fallos del juego es el monótono funcionamiento de las herramientas que nos dan, que se vuelve bastante aburrida ya pasada la mitad del juego y que puede llegar incluso a ser frustrante en algunas ocasiones, ya que la dificultad de juego se basa en la aparición de espectros y el aguante de los fantasmas, algo que en este tipo de videojuegos es un problema grave.
Una jugabilidad llamativa y un modo cámara que no añade nada nuevo
En cuanto a la jugabilidad, creo que es algo que hay que mencionar, ya que aunque no me guste del todo he de decir que me parece bastante original. El modo de hacer fotos con diferentes carretes, capturar diferentes espectros y la búsqueda de pistas me parece todo un acierto para que la historia no sea tan lenta como es. Si en algún momento nos perdemos, podemos buscar el ente para saber qué camino tomó el objetivo que buscamos para poder encontrarlo y alejarlo o alejarla de la montaña que tanto daño le está haciendo. Si bien parece en algunas misiones búsqueda y recogida, en otras si que se centra más en el descubrimiento y la curiosidad de los que más les gusta observar el entorno.
Esta remasterización del juego a las consolas de actual generación tenían como añadido especial un modo de cámara para poder hacer fotos de diferente manera y con filtros pintorescos. Os voy a ser sincero, nunca he usado y probablemente no usaré el modo foto en los videojuegos ya que no creo que aporte mucho más que un añadido bastante mediocre. Si que es verdad que en juegos de mundo abierto donde ocurren eventos aleatorios si que puede tener mucho más juego, pero en este tipo de obras donde es casi un pasillo y solo podemos ir a un sólo lugar creo que no es un motivo claro para que te "vendan la moto"; al menos para mi. Finalmente quiero aclarar que no soy un fanático de la saga y mi opinión puede sonar bastante más diferente a los que podéis ver normalmente.