Las plataformas son un género atemporal, mientras aporten algo nuevo o retos agradables y difíciles siempre son bienvenidos. Grandes sagas se han labrado en este fértil terreno, siendo la más famosa la del simpático fontanero bigotudo que salta de zona en zona buscando a la princesa. Además de muchas otras sagas que han usado las plataformas como añadido de dificultad a otros géneros, como si de una especia picante se tratara. Hoy os presentamos un producto español que usa esta especia como ingrediente principal y que nos deja un regusto muy agradable. La editora Undercoders trae, de la mano del estudio patrio Talpa Games, la aventura de un topo cartero en forma de plataformas en 3D, Mail Mole. Nosotros lo hemos jugado en Nintendo Switch, pero también está disponible en PS4, Xbox One y PC.
Dificultad equilibrada
Una de las premisas de un plataformas que intente trascender más allá de la base suele ser su dificultad. Una dificultad que suponga un reto para el jugador pero, a su vez, de un marco satisfactorio que no frustre si fallamos varias veces un escenario. Esto tiene que ir de la mano de una curva bien planeada que nos vaya sumando obstáculos nuevos y antiguos en retos que nos hagan estar despiertos. Mail Mole cumple de sobra estás expectativas, dura unas 4h antes de que acabemos su "campaña" principal de más de 30 mapas, lo que hace que cada nivel se complete rápidamente si vamos enfocados a ello, aunque podamos pararnos a recolectar zanahorias y nabos para comprar accesorios -aunque no se puedan especular con ellos como en el Animal Crossing-.
Estas zonas son ecosistemas dentro de Carrotland, cada uno con un bioma que trae obstáculos nuevos y que están divididos en cuatro subzonas. Conforme avancemos y consigamos baterías para reactivar los cañones -un método de transporte algo peculiar-, estas zonas se abrirán para que las completemos. Como hemos dicho cada zona ampliará el repertorio de trampas y elementos, lo que al final del juego provocará situaciones muy locas al juntar algunas de esas trampas en los recorridos, sin embargo son las zonas más divertidas y en las que más atentos debemos estar, sin llegar al extremo de la frustración. A mitad del juego cuando todavía hay obstáculos algo más "convencionales" si que tienen lugar algunas situaciones frustrantes, aunque se suelen solucionar con unos intentos extras que no consumen apenas tiempo. Entre medias también tendremos "combates" contra jefes, situaciones demasiado parecidas entre ellas y que sólo cambian los obstáculos que se interponen en el camino pero con la misma mecánica, algo que acaba siendo un trámite para seguir adelante con el resto del juego en vez de ser un verdadero reto o un encuentro satisfactorio.
Mail Mole añade mecánicas bastante interesantes, no solo en los obstáculos, si no también en el control. Al ser un topo, Molty es capaz de hacer cosas que un fontanero cualquiera no podría y eso se plasma en ciertos movimientos como un dash que permite coger velocidad al acabar un salto dando lugar a cambios de velocidad que posibilitan hacer retos más al límite. Lo más curioso es que a Molty solo lo vemos durante los saltos pues el resto del tiempo está bajo tierra, como buen topo, sin embargo esto no lo hace invulnerable y sigue pudiendo ser afectado por todas las trampas.
Aunque nosotros tengamos garfios por manos, los controles son bastante intuitivos y responden perfectamente a lo que ordenamos, siendo esto lo más importante en un juego de plataformas donde un milímetro puede ser la razón entre despeñarse por un barranco o superarlo. A menudo el peor obstáculo en este sentido suele ser la cámara con algún movimiento raro o posición incómoda que no deja calcular bien las distancias.
Aparte del modo principal en el que conoceremos la historia, hay más modos a nuestra disposición como un modo carreras contra unos bots que nos harán sudar mucho. Al acabar el juego también se desbloquea un modo arcade que aumenta bastante la dificultad y con el que nos tendremos que poner a prueba si queremos seguir sacándole jugo a Mail Mole.
La dura vida del currante
La historia de nuestro topo cartero es simple pero triste. Molty es un buen trabajador, a lo largo del juego lo nombran como el mejor cartero en varias ocasiones. Sin embargo, aún siendo el mejor, su vida se ve truncada cuando su primo, su sustituto mientras está de vacaciones, le manda una carta, que ni siquiera se la entrega él, y que le conmina a volver enseguida pues hay un problema que solo el cartero puede solucionar y él no puede hacerlo pues está lesionado. Es así como Molty el topo ve rotas sus vacaciones y tiene que volver para arreglar el estropicio antes del festival de Carrotland. Es una historia entretenida, simple y que logra empatizar con nosotros mucho más que cualquier superhéroe o aventurero medio.
Gráficamente da lo suficiente, su estética animada y su estilo colorido dan mucha vida a los entornos. Las zonas son diferentes entre ellas, dando cada una su toque dentro del mundo. En conjunto Mail Mole cumple con unos entornos variados que no se hacen monótonos y que de vez en cuando dejan unas vistas increíbles sacando el máximo provecho a su estética más infantiloide. No es que Mail Mole vaya a ser el juego que saque partido a tu máquina (da igual dónde lo juegues), pero sí que consigue un resultado bastante interesante. La música si que es más monótona y estropea un poco el ambiente después de las primeras horas de juego.
La ficha completa:
- Título: Mail Mole
- Plataformas: PS4, Xbox One, Switch y PC
- Desarrolla: Talpa Games
- Fecha: 4 de marzo de 2021
- Precio: 14.99€
La serie decana en esto de montar granjas y emular la tranquila vida de los granjeros vuelve a Nintendo Switch con un cambio de cara necesario, pero que no acaba de atinar del todo.
