Gears 5 fue en su momento la entrega que más polémica causó de toda la saga. Cliff Bleszinski firmó una de las obras que más influencia ha tenido en los shooters en tercera persona allá en 2006. La esencia de la obra original para Xbox 360, que a ojos de muchos incluso ahora mismo podría parecer primitiva por sus ya anticuados gráficos, sus cinemáticas sin pulir y sus pequeños bugs que a veces lo convertían en un verdadero meme, ha ido mutando a cada entrega que ha pasado. Una esencia que se basaba, en sus inicios, en la combinación de niveles que eran, literalmente, pasillos larguísimos repletos de acción y diálogos descacharrantes que servían para el jugador se encariñase, en la medida de lo posible, al escuadrón Delta y sus componentes. A eso había que sumarle unas ligeras dosis de survival horror, un poco de gore y vísceras y una historia sencilla pero efectiva que siempre iba del punto A al punto B, que se traduce aquí como: “Hay que acabar con los Locust para salvar el planeta”. Todo lo demás, es puramente secundario.
Gears 5 fue el intento de The Coalition se esquivar todo aquello y hacer algo totalmente distinto. No mutar la esencia ni basarse en las mismas reglas establecidas por la trilogía original (y posteriormente, también la cuarta entrega) sino tomar elementos prestados del legado de Bleszinski y elaborar un cóctel nuevo con características comunes a día de hoy entre los videojuegos AAA: un mundo semiabierto para explorar, misiones principales y secundarias combinadas con la toma de decisiones para que esto último tenga más poder y significado, aislar más al jugador y reducir el escuadrón lo máximo posible en muchas ocasiones (que no en todas) para que este se centre más, en este caso, en la protagonista... Las ideas que planteaba Gears 5 no eran del todo malas, pero estaban, digamos, incompletas.
Algo fallaba en esa fórmula. Y es tan sencillo, a nuestro juicio (o por lo menos el mío), como lo siguiente: Gears of War no nació para parecerse a ningún otro shooter ni a ningún otro videojuego que ofrezca opciones al jugador para explorar grandes escenarios. Gears es un mata-mata que se centra en introducir al jugador por escenarios angostos repletos de monstruos, con ligeras briznas de obra de terror y fantástico, a los que hay que coser a balazos para poder pasar a la siguiente zona y repetir el mismo proceso. Una y otra vez. Gears of War es un constante “come mierda y muere” que genera una adicción y un frenetismo en el jugador que solo otros shooters como Doom han sabido representar tan bien (si nos centramos en la campaña, por supuesto).
No hay mensaje oculto (aunque se puede rascar si le buscamos los tres pies al gato) ni nada por el estilo. Un grupo de soldados hipermazados se enfrentan a unos monstruos que amenazan con destruir a la humanidad. Punto y final. ¿Nuestra tarea? Cargárnoslos a todos. Sin complicaciones, solo apunta recto y busca a los enemigos. Y ya si te ves muy valiente, coges la Gnasher o la motosierra y te paseas un poco por el escenario de turno como un pollo sin cabeza reventando cabezas y partiendo pechos.
Esa era, y debería ser siempre, la finalidad de un Gears of War. Después de ese polémico Gears 5 que os hemos comentado, ahora llega la primera expansión de la campaña al juego de The Coalition bajo el nombre de “Machacacolmenas”. Un DLC que se centra en los orígenes del pelotón Scorpio, los protagonistas del modo Escape a posteriori: Keegan, Lahni y Mac. Si con Gears of War 4 ya hubo que hacer ciertos esfuerzos por conectar con la historia del hijo de Marcus Fénix y compañía, aquí se ha hecho un poco cuesta arriba el poder entrar en comunión con estos personajes tan desconocidos que, hasta ahora, eran simplemente skins que usábamos ese modo multijugador para poder continuar echándole horas al juego. Puede que esta expansión hubiera funcionado mejor, solo como historia (insisto), estando en el juego desde el primer momento. Sirviendo incluso como introducción al modo Escape. De este modo, los jugadores podrían haber sentido mejor las motivaciones de los personajes e incluso entenderían por completo la tarea que lleva a cabo este escuadrón y sus motivos para hacerlo. Pero sea como fuere, la historia aquí sigue la estela de esas primeras entregas de Gears of War: salvar al planeta, así que tampoco nos hemos perdido tanto hasta ahora realmente.
Pero ese primer paso ya es indicativo de los rumbos que va a tomar Machacacolmenas, y es excelente. No esperábamos encontrarnos con la maravilla con la que nos hemos topado. Este primer DLC de Gears 5, sintiéndolo mucho, es más Gears of War que el mismo juego base del que se expande. Con una duración ajustada de apenas tres horas (igual se puede estirar un poco si queremos encontrar todos los coleccionables y demás) Machacacolmenas es un no parar de acción y frenetismo constante. Los niveles fluyen perfectamente y no hay ningún punto que haga que el ritmo decaiga o se resienta. Cinemáticas justas, diálogos directos para conocer más al pelotón en cuestión (con un poquito de drama, que nunca viene mal) y guiños directos al primer Gears of War en la construcción de algún que otro nivel. No vamos a entrar en spoilers, pero está claro que la referencia principal se ha buscado en los orígenes de la saga.
Igual que en la campaña principal, podremos hacer uso de las habilidades de los soldados que nos acompañan. Aunque no tengamos a JACK a nuestro lado, Mac y Lahni (nosotros controlamos a Keegan) van bien equipados para echarnos una mano en el campo de batalla. Como si fuéramos Marcus dando órdenes al pelotón en el primer Gears of War, podemos mandarles a nuestros compañeros que saquen sus habilidades a paseo para ayudarnos: Mac, por ejemplo, sacará un escudo que nos protegerá de los disparos de los enemigos. Y Lahni estará encantada de acabar con el Enjambre con su tajo eléctrico (que tiene tela). Como Keegan, podremos reabastecer al equipo y a nosotros mismo con municiones extra.
El arsenal es el mismo que hemos tenido disponible en la campaña de Gears 5, por lo que pocas novedades se han brindado en ese ámbito. Pero, en el fondo, son también buenas noticias, puesto que podremos ir directos a las armas que nos gustan y sabemos usar mejor para arrasar en los modos de dificultad más elevados. Aunque hay una sorpresita de Gears of War 3 que mola bastante.
A lo que íbamos, Machacacolmenas es un DLC extremadamente escueto que nos introduce a ese modo Escape, pero todo lo que contiene la expansión es justo lo que encontrábamos en anteriores entregas y no lo que tuvimos en Gears 5. Es, en parte, lo que llevamos pidiendo hace tiempo. Por lo menos desde Gears of War 4. The Coalition con esto demuestra que entiende cómo funciona la saga y que, con la quinta entrega, únicamente estaban experimentando para tratar de romper un poco las cuatro paredes en las que viven las bases la saga de los Locust y el Enjambre.
Eso sí, técnicamente el juego es una verdadera gozada. Nosotros lo hemos jugado en Xbox Series X y os podemos asegurar que, para ser simplemente tres horas de juego, se ven de escándalo. Con una iluminación que nos ha maravillado y unas capturas que podrían enmarcarse para poner en el salón de casa. Ya no decimos un museo porque en este caso tampoco hay que venirse tan arriba.
La ficha completa
- Título: Gears 5: Machacacolmenas
- Desarrolla: The Coalition
- Fecha de lanzamiento: 15 de diciembre de 2020
- Plataformas: PC, Xbox One, Xbox Series X/S
- Precio: 19,99 €