Si os digo la verdad, cuando se anunció Kingdom Hearts: Melody of Memory pensé que Nomura había perdido definitivamente los estribos. Tras el caos narrativo y esquemático que resulta Kingdom Hearts 3, continúa expandiendo la saga con una aventura musical. Publicitando además la importancia de Kairi, un personaje denostado en pos de otros secundarios bastante menos trascendentes. De hecho, ella es la imagen de portada y aparece con un rostro tremendamente triste; no es casualidad. Su papel aquí sigue siendo menor al que debería, pero ahora os lo contaremos.
El caso es que, en resumidas cuentas, Kingdom Hearts: Melody of Memory es fascinantemente divertido.
Lo cierto es que es un spin-off diferente para lo que estamos acostumbrados en el universo Kingdom Hearts. En esta ocasión, Melody of Memory puede catalogarse como un resumen rápido de los acontecimientos de la saga. Un viaje de nostalgia dispuesto a partir en dos el corazón de los fans de la saga a base de nostalgia, pero sin perder un ápice del ritmo. Si el mundo de la llave-espada no os dice mucho, os decimos que cumple como juego musical, pero que no os servirá para comprender el entramado narrativo de la licencia, ya que el recorrido por sus juegos es efímero teniendo en cuenta su densidad, y se detalla con vídeos cortos entre canciones a medida que avanzamos.
Ah, y si sois fans del universo Kingdom Hearts y queréis saber qué va a pasar en el futuro, sentimos deciros que el final del juego se resuelven algunos interrogantes, y también se abren otros. Así que tendréis que jugarlo para no perderos detalle; será más complicado verlo en YouTube o en Twitch por las restricciones musicales del copyright.
Mediante un menú muy representativo, utilizaremos la Nave Gumi para movernos por los escenarios que vayamos desbloqueando a medida que completemos con éxito los niveles basados en las diversas entregas de la saga, comenzando por Kingdom Hearts. Una forma muy particular de revisitar Agrabah, el Coliseo de Hércules o nadar y cantar bajo el mar con la Sirenita. Y en algunas de estas fases nos volverán a acompañar los personajes del universo Disney.
Por lo general, avanzaremos por escenarios con Sora, Donald y Goofy, con la relativa tranquilidad de que el pato gruñón no nos tiene que curar; aquí las pociones, si las seleccionamos, nos rellenan la vida automáticamente. Para que no baje el contador vital tendremos que acertar con los tiempos marcados para acabar con los enemigos; un hecho que requiere de cierta habilidad, y tenemos tres niveles de dificultad para ponernos a prueba.
No habrá que pulsar un botón concreto en cada nota, y salvo algunas acciones especiales, podremos hacerlo todo pulsando siempre de la misma forma. En ocasiones, tendremos que pulsar hasta tres botones a la vez o saltar para hacer esquivas pero, en general, el funcionamiento es simple e intuitivo, aunque puede llegar a aturullar cuando se acumulan enemigos en pantalla, haciendo que sea complicado seguir el ritmo y eso haga que tengamos fallos. Cada fase tiene unos requisitos concretos con los que obtendremos estrellas que nos servirán para desbloquear niveles y continuar hasta el final de un modo campaña que bien podéis completar en unas 8 o 10 horas.
Más allá de su simple pero efectista desarrollo como juego musical, lo interesante está en su estructura, que permitirá a los completistas conseguir el 100% del juego mediante las bifurcaciones que tiene la historia, descubriendo secretos y desbloqueando nuevas canciones con la ayuda de Moguri. Los escenarios que muestran una cámara son los que profundizan la trama con Kairi narrando cada secuencia y explicando lo ocurrido. Una forma de simplificar todo lo que ha pasado y que hace más sencilla de seguir la confusa narrativa de la saga. Un ejercicio de nostalgia fanservice que funciona muy bien, y nos recuerda por qué Kingdom Hearts se ha colado entre las grandes de la industria.
Podremos repetir los escenarios las veces que queramos, sin perder el progreso, para conseguir la máxima puntuación o recuperar algún requisito secundario que se nos haya escapado (acabar con los enemigos que tienen varios golpes, recoger todas las notas musicales, etc).
La cosa va más allá, ya que podemos medir nuestra oído musical en Duelos online con otros jugadores, que se desbloquean desde su correspondiente sección tras haber vencido en dos ocasiones a la máquina; más bien como mero aprendizaje. El esquema es el mismo que en la campaña, con la particularidad de que aquí podemos mandarle Tretas a nuestro rival, y hacer que sus enemigos se conviertan en seres diminutos o que tapen durante unos instantes su pantalla, dificultando acertar. Y, por cierto, también hay un Modo Cooperativo, con el que jugar los niveles musicales en compañía, registrando las puntuaciones y el progreso aparte.
Las sensaciones, como fiel seguidor de Kingdom Hearts desde sus inicios, son más positivas de las que imaginaba en un principio. Recorrer la saga con este aspecto musical es una nueva forma de jugar. Quizás, por echar algo en cara, al ser todo temas melódicos se pierde esa sensación de 'subidón' que se tienen en otras propuestas similares; pero no se puede hacer otra cosa. Algunos temas son machacones y no abogan mucho al ritmo, como por ejemplo el tema de Ciudad del Paso. Lo tenemos tan interiorizado como algo de paso, y nunca mejor dicho, que es difícil. Pero en las composiciones más melódicas y rítmicas la cosa es diferente, y es todo un reto en el nivel de dificultad más elevado.
La ficha completa
Título: Kingdom Hearts Melody of Memory
Desarrolla: Square Enix
Distribuye: Koch Media
Fecha de lanzamiento: 13 de noviembre 2020
Precio: 59.99€