A todos nos llega ese día en el que nos apetecería poder organizar nuestro piso o casa con la capacidad de hacer flotar cosas. Sí, sería más sencillo. Bienvenidos a Relicta, un título que bebe fortísimamente de los títulos de puzzles más conocidos y al que no tardaréis en buscarle orígenes bien definidos. Estamos en la Luna, y la cosa se va a poner chunga de narices. Sobre todo porque esta vez, la experiencia no es de un rato. Es de un buen puñado de horas. Vamos a darle, y a ver lo ocurrentes que sois, porque esto va de pensar una barbaridad, para variar.
Sí, sabemos que ya habéis pensado en The Touring Test (que un servidor tuvo la oportunidad de analizar años atrás) y en Portal (un juegazo de puzzles). Ahora la cosa va de lo siguiente: gravedad, magnetismo, polaridad y un par de guantes que nos permiten alternar esos elementos. Sí, era más o menos asumible que el sistema de juego no sería revolucionario, sino que reutilizaría ideas. Siendo el primer título de un pequeño estudio patrio, la cosa podría pintar de otra manera, pero lo hace así. Y lo cierto es que Relicta sí que entra por los ojos, jugándosela y saliendo del estilo tan toscamente tecnológico de los anteriormente nombrados. Se la han jugado más, y la jugada, en realidad está bien. Veamos…
El aspecto visual de Relicta es, a opinión de un servidor, un arma de doble filo. ¿Que si luce bien? Sí. De hecho, el haber insertado escenarios variados, incluyendo bosques, incluyendo zonas coloridas y sacándonos del corsé de lo establecido por el blanco y los metales además de los colores rojo y azul para temas de polaridad, es una idea excelente. Luce bien, los efectos de luz están bien trabajados y, en general, el título resulta atractivo en muchos sentidos. Pero ese doble filo radica en que, en realidad, no es un apartado técnico que no pudiese haber movido una consola de hace unos años.
Y ahora nos llevaremos la contraria: en realidad no necesita más. Es un juego de puzzles. La narrativa de Relicta es casi casi irrelevante: os puede parecer mejor o peor, pero es una excusa, y a nosotros no nos parece mal siquiera. Aquí no vamos a buscar una tarta de cumpleaños, ni nos vamos a enfrentar a una IA extremadamente maquiavélica. En ese sentido, Portal está a eones. Pero sí que vamos a encarar importantes problemas.
Vamos al tema de los puzzles: están bien diseñados, en su mayoría. Puede que ya notéis cierta frialdad a la hora de hablar de ello. El problema es que la cosa no se plantea bien desde el principio. Sí, al comenzar, todo está claro y bien expresado. Pero es cuestión de unas cuantas horas que estemos hasta arriba de probar, porque es lo que hemos sentido: que el ensayo error acaba estando por encima de la lógica, y que sin duda, nos vamos a llevar más de un chasco al creer que hemos entendido algo.
Por otro lado, también nos veremos en la circunstancia de conseguir algo por casualidad, momento en el que no sabemos si sentirnos muy bien o mirar a los lados y fingir que no ha pasado nada. Y lo que menos ha disfrutado quien escribe: hay algunas ocasiones en las que la dificultad es, literalmente, un disparate. No hablamos de demasiado fácil, sino de lo contrario.
Al final es eso. Un juego en el que vamos a transportar cubos, a dejarlos en el aire, a girarlos, a encajarlos como veamos conveniente. Al final, el título va a ser de los que nos saquen de quicio en muchos sentidos. Cambiando la polaridad y manipulando la gravedad, vamos a lograr pasar de una habitación a otra en un desarrollo totalmente lineal (sí, claro, porque es un juego de puzzles. No lo critico: lo describo). Y dicho eso… dicho todo. Algún diálogo, alguna especificación, alguna alusión y poquito más. Relicta va a donde va, y nos planta más de 12 horas de puzzles, lo cual llega a resultar agotador para algunos, o tal vez un encanto para los demás. ¿Por qué no?