¿A quién le apetece un remaster de un juego clásico? Ah cierto, eso ocurre con muchísima frecuencia. Sin embargo, hay juegos que parecen llamados a ser el remaster de turno. Desde Saints Row hasta The Last of Us, pasando por Resident Evil y un largo etcétera. ¿Y por qué no Bob Esponja? Es más, no uno de PS3: nos vamos a 2003, a cuando el amigo Bob Esponja nos dio una ración veraniega de bikini bajo el mar. Típico de nuestro querido Bob, y de sus colegas. ¿Qué tal sienta un plataformas simple de PS2 en la actualidad? Pues tal como lo han hecho, la mar de bien, valga la expresión. Vamos a echar un vistazo a qué nos ofrece esta aventura que a unos divertirá y a otros despertará una morriña especial de cuando los plataformas aún bebían de la estela de Donkey Kong 64 y compañía. Poneos el bañador.
Antes de nada: esto es un plataformas, cuando decimos clásico, nos referimos a muy clásico. ¿Qué nos ofrece? Pues veréis: entornos tridimensionales que explorar e ir desbloqueando, elementos que recolectar a modo de divisa para ello, enemigos simples y divertidos, interesantes jefes finales y ojo: muchísimo colorido. Esto es importantísimo: hay que ver cómo lo han hecho. El juego nos recuerda totalmente al original pero es como si hubiesen dado una inyección de color con el tratamiento de los personajes. Luce brillante, escapando de la expresión infantil que dan ganas de emplear, y nos traerá esa sensación antigua de zonas que invitan a saltar y volver a rebotar varias veces para alcanzar todos los objetivos. La narrativa no deja de ser de dibujos animados, aunque el desarrollo nos pueda parecer simplemente cómico. Pero lo cierto es que no es así, y cualquier perfil de usuario puede disfrutarlo, incluyendo esto a los más pequeños.
En todo momento vamos a disfrutar del sentido del humor de Bob y sus amigos, a los que también vamos a controlar. Ojo al control: excelente. Sí, responde de maravilla y no tenemos esa sensación “Dark Souls” que nos proporcionó Crash Bandicoot en su N.Sane Trilogy. Es agradable, no nos sentimos al borde de palmarla y si perdemos una “vida” (en este caso unos gallumbos del amigo Bob) igual nos reímos en vez de pillar un perrerón. Incluso en el diseño de los niveles notamos ese estilo que aún destila elementos de los primeros Ratchet and Clank. En este sentido, el juego nos encanta, aunque tras el río de halagos que acabamos de soltar a esta experiencia en la que hasta los personajes sueltan comentarios (repetitivos en ocasiones si permanecemos mucho tiempo en una misma zona), vienen las adiciones (que no adicciones) que nos aporta este remaster. Porque su campaña, que según seamos más o menos avispados se nos puede ir a las 10 horas.
Pero ahora nos meten además el modo “horda” en el cual podemos, junto con un colega (probablemente a la gente le apetezca ver a la pareja Bob-Patricio luchando juntos) repeler oleadas de robots. Sí, es un modo en el que vamos a aguantar una tras otra. Antes de pensar en “SpongeBob SquarePants meets Gears of War”, tenemos que reconocer que es una sensación repetitiva y poco fresca, por mucho que sea bajo el agua. Es casi una forma de reafirmarse y mostrar que hacer gasto de nuevo en un juego de hace años tiene sentido porque trae “añadidos”, que la verdad en este caso no justifican la inversión demasiado.
Otro asunto: si no nos gusta la serie, probablemente no pillemos bola de por qué ocurre del todo. Es muy divertido, y los más pequeños pueden disfrutar incluso del apartado técnico aún sin más alardes. Pero no, no se trata en ningún caso de un portento. Se nota muchísimo la reutilización de material, aunque por suerte, y aunque el bueno de Bob ahora resulta menos un “ladrillo” animado, por alguna razón sacarlo de los dibujos y representarlo en 3D llega a tener un puntito aterrador que no afecta por igual a Patricio.
La actual generación tiene grandes juegos de plataformas y este queda en, simplemente, una regresión interesante o bien una alternativa para los más peques, que van a disfrutar también de sus elementos, música, de que venga doblado y de una dificultad que se incrementa. Dudamos que su modo horda vaya a ser muy explotado en adelante, y queda como un añadido anecdótico. Es una lástima. Hubiésemos entendido más, en otro contexto, un port tal vez a alguna portátil o que el juego fuese el complemento de algo nuevo. Y es que cuando sacamos las cosas de contexto, probablemente, no sienten igual de bien. Y de 2003 a la actualidad han pasado unos cuantos años. 17, para ser exactos.