El contenido se mostrará tras un breve anuncio
MGG / Últimas Críticas de juegos /

Análisis de Narita Boy para PC, Xbox, PS4 y Nintendo Switch: la historia del hijo del Gaijin

Análisis de Narita Boy para PC, Xbox, PS4 y Nintendo Switch: la historia del hijo del Gaijin

Studio Koba nos trae una aventura con tintes retro, un apartado visual espectacular y una historia que nos ha sorprendido. Blande la Tecno-Espada.

78
El contenido se mostrará tras un breve anuncio

El cómo afrontamos los humanos la pérdida de un ser querido no dista mucho según la época, región o cultura. Quizás sea así porque lo que sentimos por aquellos que se van es un sentimiento tan universal como el amor. Todos tenemos que enfrentarnos tarde o temprano al amor, en sus diversas variantes, e inexorablemente todos tendremos que enfrentarnos a la pena que conlleva el decir adiós a alguien a quien amábamos. Quizás la diferencia está en cómo afrontamos ese duelo.

Lo que se nos plantea en Narita Boy es una de las formas de llevar el duelo interno sin sanarlo del todo. Esa manera no es otra que recluirnos dentro de nosotros mismos e idear un mundo feliz muy lejos de aquí. Pero incluso dejándonos llevar por esos mundos, aficiones o entretenimientos que nos ayudan a espantar los problemas durante un tiempo, podemos llegar a crear unas obsesiones malsanas que nos acaban por atenazar aún más que ese dolor inicial.

Puede que Narita Boy, el juego del desarrollador barcelonés Studio Koba tenga una capa de filosofía cibernética que incluso nos recuerde a obras como la película interactiva de Netflix 'Bandersnatch' o la notable serie de Alex Garland 'Devs', pero su resultado narrativo nos invita a sumergirnos en el duelo de Lionel Pearl Nakamura que resulta en la creación del Reino Digital, y no en tramas ramificadas o cuestiones directamente existencialistas.

Un acabado directamente espectacular

El contenido se mostrará tras un breve anuncio

Pero esto es algo que iremos conociendo a partir de las primeras horas de juego. Lo primero con lo que nos sorprende Narita Boy es con un pixel art realmente bello, capaz de crear todo tipo de entornos distintos, y con un efecto CRT realmente creíble que convierte nuestro monitor plano en un monitor catódico que desbloquea todo tipo de nostalgias dentro de nosotros. Aunque en las esquinas tendremos que afrontar algo de desenfoque al simular la iluminación propia de esas décadas del pasado, es un efecto realmente logrado y poco molesto; aunque puede eliminarse en el menú.

Es interesante cómo este aspecto tan retro y esos efectos propios del pasado, pegan tan bien con cosas relativamente modernas como la movilidad tan fluida de nuestro personaje. Sobre este asunto reflexioné algo más en nuestras primeras impresiones de Narita Boy y puedes consultarlas aquí.

En resumen, Narita Boy destaca por su aspecto gráfico basados en pixel art retro. Más que una definición, esto es una alabanza, ya que es un terreno más que explorado por la industria independiente del videojuego. Pero quizás lo interesante es que el juego tiene muchas más cosas detrás de ese aspecto tan resultón.

Plataformeo, peleas y algo de exploración

La historia es bastante simple, incluso detrás de la capa de cibertecnicismos que Narita Boy nos expone, especialmente al principio de la aventura. Narita Boy ha sido convocado para luchar por el Reino Digital mediante el propio videojuego, casi al estilo Digimon. Pronto nos cuentan que un malvado llamado Him, está intentando corromper a todos los habitantes de este plano, y que nuestra misión es hacerle frente tras conseguir la Tecno-Espada.

Gracias a ella podremos enfrentarnos a unos enemigos formados por código corrompido que hasta ahora teníamos que evitar. El desarrollo a partir de aquí es de plataformeo-metroidvania: nos desplazaremos por el entorno para ir consiguiendo llaves que abren puertas (con forma de disquete, claro) y habilidades que nos permitirán tanto eliminar enemigos de una forma más eficaz o acceder a zonas hasta entonces bloqueadas.

El asunto es que de backtraking, mapeado y más cosas en este sentido hay más bien poco. Narita Boy tiene bastante claro a dónde ir, pero sí que tendremos que explorar cada zona de forma independiente para dar con el camino correcto. El asunto es que es posible realizar este proceso en forma de ensayo y error, dadas las contables opciones que se nos presentan en cada una de las regiones que visitamos. Y a la octava llave-disquete, igual queremos cosas distintas.

Un combate con muchas herramientas

A nivel de combate, Narita Boy no inventa nada. En ciertas zonas se activarán unos scripts que harán salir enemigos del suelo, los cuales irán ganando en complejidad y número a medida que consigamos habilidades con las que lidiar con ellos. Tendremos golpes ascendentes, golpe cargado, esquive y hasta ataques a distancia con nuestra Tecno-Espada. Aunque no es un juego extremadamente difícil e incluso podremos pasárnoslo insistiendo en combos simples y esquives, el título gana bastante si aprovechamos todas las opciones que nos brinda.

Dicho esto, quizás sólo algunos jefes concretos nos harán esforzarnos lo suficiente como para sacar partido a todo nuestro arsenal. Esto hace que Narita Boy no sea un título realmente profundo tampoco en este sentido. El mapeado es simple y no tiene mucha pérdida, el combate no es demasiado exigente salvo en picos concretos y tampoco tiene demasiados secretos más allá de unos disquetes especiales. Sin embargo, a medida que vamos echando en falta quizás algo más en estos sentidos (especialmente en una parte final que nos lanza masillas a la cara), vamos entrando más y más en su historia.

Como decimos, nuestra misión no será salvar a todos, ya que de nada servirá diezmar las filas de un enemigo que no para de crecer. Lo que tendremos que hacer es conseguir despertar al creador del Reino Digital, Lionel Pearl Nakamura, a base de ir desbloqueando los recuerdos de su vida. Narita Boy pasa de ser una aventura retro-futurista onírico-poética a una biografía, algo tan mundano (y tan humano) como eso.

Vemos los momentos tristes que hicieron que ese pequeño niño hijo de un Gaijin poco a poco se recluyera en el Reino Digital que él mismo ideó, sus éxitos personales ya como adulto, pero también como esa semilla crece hasta volver a recluirse de nuevo en su propio mundo. La historia no deja de ser una redención que nace de un gesto muy representativo: pedir ayuda a Narita Boy. Incluso para que peleemos contra el barrio.

78

Narita Boy es una pequeña sorpresa. No porque sea una obra maestra, porque no es en absoluto perfecto, pero por ser un claro caso de fijarnos en él por cosas como la ambientación o ese aspecto metroidvania, y acabar recordándolo por una historia muy personal e intimista.

Ah, pero también tiene una traca final más que interesante y que juega con muchos tropos del videojuego.

El acabado artístico es más que notable.
Hay fases diversas que añaden variedad.
La historia te irá atrapando cada vez más.
El girito final nos hace esperar algo más.
Quizás no sobresale en casi ningún apartado jugable
El backtracking es bastante limitado
No encontramos demasiados desafíos para sacar partido a nuestras habilidades.

La ficha completa:

  • Título: Narita Boy
  • Plataformas: PC, PS4, Xbox One y Nintendo Switch (Retrocompatible con PS5 y Xbox Series)
  • Desarrolla: Studio Koba
  • Editor: Team 17
  • Fecha: 30 de marzo de 2021
  • Precio: 24,99 euros.
Comentario
José Ángel Mateo Albuerne
Razablan  - Director

Desde que tengo uso de razón, me apasionan los videojuegos. Tan importante como esa Game Boy Pocket con el Pokémon Azul fueron todas las Hobby Consolas y Nintendo Acción que leí de pequeño.

Artículos

recomendados

El contenido se mostrará tras un breve anuncio