La relación entre lo retro y lo indie es de las más potentes de toda la industria del videojuego. Aunque el juego independiente tiene una vocación innovadora, parece rendir más pleitesía a sus antepasados que los Triple AAA, que siempre han de buscar esa sensación de que estamos jugando a algo del futuro. Narita Boy, el título del estudio barcelonés Studio Koba que logró su objetivo en Kickstarter en 2018, es una buena prueba de cómo además lo retro puede ser mucho más que un guiño o un pretexto estético.
Tras ser uno de los juegos más celebrados del festival de demos de hace unas fechas en Steam, hemos podido jugar a las primeras horas de Narita Boy. Os contamos qué nos ha parecido este viaje a los ochenta, cómo es empuñar la legendaria Tecno-Espada y qué te puedes encontrar en esta aventura onírico-poética en un mundo retro-futurístico.
Lo primero que impacta de Narita Boy es la presentación misma. Aunque hayamos jugado en un monitor plano, tal y como dictan los cánones desde hace ya bastantes años, Studio Koba consigue un efecto de monitor de tubo que hace que nuestra mente piense que estamos frente a un monitor convexo propio de hace unas décadas. No se trata del típico truco basado en añadir un filtro con scanlines, sino que se nos presenta un efecto CRT tremendamente creíble y un pequeño desenfoque propio de la iluminación pixelar de esa época.
Más allá de ser una decisión artística, esto bien podría ser la típica curiosidad que nos saca una sonrisa en el primer instante y que pronto se hace molesta ante los requisitos jugables de la aventura. Nada más lejos de la realidad, y no es tarea fácil con Narita Boy. No lo es porque, aunque las fases de exploración y los entornos son completamente retro, la movilidad y el combate de nuestro protagonista es un apartado muchísimo más fluido e incluso "moderno"; podría ser un proto-valle inquietante relativo a la anacronía, pero lo cierto es que estas dos cosas tan antagónicas pegan extremadamente bien.
Un mundo tecnológicamente bello
Pero hablemos del desarrollo mismo del juego. Tras una pequeña introducción en la que se nos plantea el conflicto y qué es lo que hace que Narita Boy sea convocado para luchar por este Reino Digital, procedemos a sumergirnos en él. Una primera etapa de contacto nos hará desplazarnos por un mundo retro-futurista, en el cuál los personajes que nos invocan nos hablan en una jerga tan tecnológica como filosófica, propia de la ciencia ficción de esa época.
Nuestra misión más apremiante será hacernos con la Tecno-Espada, un arma mítica que puede tanto golpear a corto alcance como permitirnos hacer daño a distancia. Y no es sólo que antes golpeásemos con las manos desnudas, es que Narita Boy es mucho más poderoso una vez cuenta con esta herramienta, ya que pasa a poder aguantar muchos más golpes, disfrutar de una movilidad acentuada y una agilidad felina. La Tecno-Espada es el desencadenante de que empecemos a recibir habilidades y desbloqueables.
Y eso puede hacernos sentir que estamos delante de un metroidvania, y aunque sería correcto por temas de backtraking y mapeado repleto de secretos, lo cierto es que Narita Boy apuesta más por una construcción de mundo potente y una narrativa que va desde lo grandilocuente y complejo en superficie, a lo más humanamente entendible. Pero volviendo a la jugabilidad, lo que tenemos ante nosotros es una aventura en búsqueda de llaves y desbloqueables para poder seguir un camino del héroe, que nos marca como el llamado a imponer el orden y acabar con las huestes de Him; un malvado destructor del código del juego.
De los tropos ochenteros a lo íntimo
Lo interesante de Narita Boy en estas primeras horas es que se trata de un juego que apela a algo tan manido como son los ochenta, para dar con algo brillante en forma, sí, pero también con cierto poso. Lo que parece buscar no es la enésima copia de los tropos de los ordenadores de tubo, la música synthwave y el píxel art, sino que Narita Boy intenta llevarnos de forma paralela tanto a una experiencia jugable que no tiene reparos en guiñar el ojo de forma compulsiva a esa época, como a un terreno intimista, delicado y que contrasta de forma sorprendentemente sólida.
Por supuesto que hay detalles más discutibles como el excesivo peso de las Tecno-Llaves para el avance o que quizás en ciertos plataformeos podríamos pedir más precisión en el control del personaje, pero de momento son las primeras horas y creemos necesario darle un voto de confianza a la espera de cómo se desarrolle el título en su tramo medio y final.
Narita Boy saldrá a la venta en PC, Nintendo Switch, PlayStation 4 y Xbox One el próximo 30 de este mismo mes de marzo.