Hay veces que toca ensuciarse las manos, cubrirnos de sustancias viscosas, pegajosas y extrañas para poder hacer un análisis en condiciones. Esta vez es algo más mundano pero con lo que usualmente no tenemos que lidiar en videojuegos, la saliva. HandyGames y Massive Minigames presentan un arcade de acción/puzzles para jugar solo o acompañado. Aunque primeramente ha sido exclusivo de Google Stadia, este mes de agosto ha salido para el resto de consolas: PS4, Xbox One, Nintendo Switch y Steam, donde lo hemos jugado nosotros.
Mecánica simple y retos complejos
Hay situaciones en las que salir de un atolladero de forma creativa puede ser la mejor de las respuestas y escupir cual llama constipada puede ser una de estas soluciones. Sobre todo cuando un moco gigante invade nuestra ciudad de seres cabezones con bocas como buzones de correos. Esta es la historia que se nos presenta en Spitlings, no se explica mucho más pues no hay texto solo viñetas donde se va intuyendo lo que ocurre según avanzamos por las plantas de la torre. En total hay doce plantas en el edificio, cada una con tres niveles y cada nivel con tres escenarios, al final de los cuales siempre hay un spitling que rescatar. No es que se haga mucho hincapié en la historia, como hemos dicho no hay texto y prácticamente nos tenemos que inventar nosotros lo que sucede, el cómic es un relleno en este sentido para que el apoyo visual nos haga imaginarnos una narrativa básica con la que tener una razón para avanzar.
Spitlings recuerda mucho al mítico Pang, ese juego con unos cuantos años a sus espaldas en el cual teníamos que reventar pompas con un gancho mientras se dividían y nos hacían las cosas más difíciles. En este caso son pompas de mocos que rebotan y que tendremos que eliminar a base de escupitajos, pero con cuidado pues el terreno será parte esencial de nuestra muerte y además nuestra reserva de saliva es limitada.
Es un sistema simple sin grandes mecánicas pero que aporta muchos factores que le dan la dificultad que nos hará tirarnos de los pelos. Como ya hemos dicho muchos de estos factores vienen dados por los escenarios que implican retos que necesitan de un control excepcional, como no tocar el suelo o no poder recargar la saliva. Si esto no fuera suficiente cuando morimos hay que volver a empezar de cero, una auténtica gracia cuando nos queda una bolita por salivar y morimos de alguna forma humillante.
Divertido para un rato
Si jugamos en cooperativo de hasta 4 jugadores es lo mismo, si alguno cae todos vuelven a empezar, por lo que si tenéis amigos con una grave falta de miembros superiores haced caso del dicho, más vale solo que mal acompañado. Aún así la gran baza a la hora de seguir rejugando Spitlings es poder jugar con amigos en una noche de juegos, pues la historia no es un gran aliciente para jugarlo más allá de sus 9-10 horas que puede llegar a durar, en su mayoría por morir mil veces, y los personajes que podemos desbloquear. De hecho es el tipo de indie que combinado con otros títulos como Nidhogg o Duck Game pueden dar una tarde-noche de risas entre amigos.
A nivel gráfico es bastante simplón, tiene un estilo cartoon divertido pero sin grandes detalles. De hecho lo que más personalidad tiene en Spitlings son los...spitlings, los personajes que controlamos, ninguno tiene nada especial en cuanto a mecánicas pero si que tienen variados diseños. Entre ellos los propios spitlings, grandes bocas con dientes, o algunos más extraños como tazas de café.
Todos ellos tienen algo que señala cuánta saliva nos queda, generalmente los dientes, para que visualmente sepamos si andamos cortos de munición o por el contrario nos sobra. Fuera de eso los escenarios son de lo más variado, no en detalle pero si en estructura, además en el modo historia cada planta de la torre cuenta con una temática propia, mezclando colores, mecánicas y formas novedosas para evitar el cansancio repetitivo.