Mucho se ha dicho y escrito sobre como el primer Nioh fue el mejor de los juegos que cogieron la fórmula Souls y la reinterpretaron a su manera. Las notas, un 88 en el agregador Metacritic, y sus más de 3 millones de copias vendidas según datos del pasado mes de febrero, así lo confirman. El Team Ninja apostó por una base ya conocida, se la llevó al Japón de 1600 y le agregó sistemas de videojuego por doquier.
Su éxito en ventas adelantaba una segunda parte más pronto que tarde y eso es lo que hemos estado jugando estos últimos días. Nioh 2 nos transporta de nuevo al Japón de mitad del milenio pasado y es, de hecho, una precuela del anterior. En esta ocasión viajaremos a la belicosa época Sengoku nipona para seguir siendo parte de la historia combatiendo contra humanos y yokais.
Pero ya no seremos Wiliam, ese británico que llega a Japón para inmiscuirse en su política y su continua guerra. Nioh 2 cuenta con un poderosísimo editor de personajes que nos permitirá crear a nuestro guerrero con todo lujo de detalles. Eso sí, el precio a pagar es la total y absoluta carencia de carisma del mismo, ya que nuestro avatar no dirá una palabra en la aventura.
Esa aventura vuelve a contar en su narrativa con una fusión de la historia de esos años en Japón y la mitología del país. Detrás de los ataques de uno u otro bando, tenemos unas piedras espirituales, que cumplen el papel de anillo de Gollum corrompiendo a los humanos hasta el punto de convertirlos en yokais.
Un trabajo interesante que vuelve a tener al videojuego como forma de representar un periodo histórico muy trascendental en Japón. Eso sí, su uso puntual de las cinemáticas para representar momentos concretos de esta historia, y la capacidad para presentar personajes sin descanso que además cambian de bando, convierte la narrativa de Nioh 2 en un quilombo importante.
En el plano jugable, Nioh 2 introduce un cambio capital. Si en el primer juego podíamos fundir nuestro cuerpo con un espíritu para obtener unas armas elementales, aquí seremos el hijo de un humano y una yokai, por lo que nuestra transformación en estos últimos puede ser completa durante unos segundos. Esto hace que tengamos un as bajo la manga en las peleas contra los bosses finales.
Se trata de una transformación poderosa, pero no se queda ahí esa simbiosis con los yokais. Tras acabar con algunos de estos demonios, lograremos su "núcleo", algo que nos servirá para realizar habilidades propias de los enemigos. Desde lanzar unas bolas de fuego a invocar unos esqueletos arqueros que lancen un par de flechas, podremos usar este tipo de técnicas a nuestro favor a cambio de unos puntos de la tercera barra, la de poder yokai.
Es una adición muy divertida a Nioh. Además de servir como mecánica de ayuda para combates exigentes, también genera un nuevo sistema de recolección de ítems (esos núcleos) muy interesante. Y por supuesto, un árbol de habilidades llamado "cambiante" que nos permite conseguir habilidades pasivas y activas para nuestra versión yokai.
Los poderes yokai dan una frescura al juego que no tienen la primera parte. Pero también hay otras cosas que se la restan; algunas propias y otras externas. Si empezamos por las primeras hay que reseñar el evidente continuísmo del título. No es un problema que se reutilicen modelos de enemigos, ya que es algo obligado tras haber pasado tan poco tiempo desde el primer juego de esta saga. Pero la fórmula general es donde chirría más.
Cada vez que empezamos una misión comenzaremos en un callejón sin salida a nuestra espalda, y un camino delante nuestro que inaugura un santuario (las hogueras de Nioh). Ese camino se bifurca muy pronto, aunque una de sus ramificaciones está bloqueada al ser una escalera que no está desplegada o una puerta cerrada.
Uno de los mejores momentos de Dark Souls es cuando logras un atajo maravilloso que te hace evitar una parte del mapa muy complicada. Son momentos inesperados, pero que te hacen sentir muy reconfortado. En Nioh 2, siempre buscas ese atajo; si la puerta está en el lado izquierdo, vas a virar pronto en dicha dirección en su búsqueda. Hay excepciones muy destacables que usan algo más la verticalidad o una pantalla en concreto en la que usaremos puertas de presas tanto para abrir un camino superior, como para vaciar el agua del canal y caminar por él.
Esto sucede casi en todos los escenarios del juego, dejando la sensación de que este Nioh 2 es tremendamente formulaico. Algo que se refuerza cuando se tiene en cuenta que el juego reposa sobre un sistema de looteo casi enfermizo, unos árboles de habilidades enormes y una duración elevadísima. Si la historia principal puede llevar 50 horas, abrir el melón de las secundarias y de los modos online te hará sumar unas decenas más.
Pero si vamos a los factores externos, quizás los más injustos con Nioh 2, es que el primero fue A.S. y el segundo no. Ese A.S. significa Antes de Sekiro y simboliza que uno de los sistemas más aplaudidos del primer Nioh se siente algo raro para alguien que jugó el último título de From Software. Se trata del aguante y su relación con los golpes críticos.
En Nioh se presta especial atención a la stamina, siendo clave el uso del R1 en el momento justo para realizar un Pulso de Ki y recuperar un fragmento de la barra gastado en el ataque. Y, de igual forma, es una mecánica que permite asestar un golpe crítico al enemigo.
Quizás es un problema de quien escribe estas líneas, pero hay bosses que son esponjas de golpes, algo que se entiende como una licencia fantástica, pero que además son capaces de aguantar no pocas presas de este tipo en las que apenas les quitamos como tres espadazos juntos. Eso aleja a Nioh 2 de la senda Souls y le acerca a la de los slasher-looter. Que ojo, el Team Ninja sabe más de una lección sobre cómo hacer hack and slash y eso está en el sistema de combate.
Pero Nioh 2 es, ante todo, un juego muy divertido y cuidado. La frustración que puede heredar del género soulslike se palia con no pocos sistemas que te hacen mejorar a tu personaje, cosas que hacer más allá del siguiente boss que destrozar o al simple y llano farmeo. ¿Qué te aburres de intentar ese enemigo en concreto? Pues puedes dedicarte a mejorar tu habilidad con otra arma distinta, como por ejemplo la Guja; novedad de Nioh 2 y que cambia de forma según la postura usada, recordando a Bloodborne.
La música, por ejemplo, es bellísima y cuenta con gran cantidad de piezas que amenizan la gran cantidad de horas que nos pasaremos en el Japón de la era Sengoku. A nivel visual, Nioh 2 mejora a su precedesor con gran cantidad de escenarios y ambientaciones, así como un acabado facial de los personajes superior.
