Decir que League of Legends es sólo un juego competitivo donde lo único que importa es muy simplista y erróneo; al menos si tenemos en cuenta todo lo que engloba a nivel de lore, historias, cosplay, esports y demás actividades. Pero es innegable que una vez entramos en la Grieta se vive un cortoplacismo más acuciante que el de un entrenador de primera división siendo el farolillo rojo de la liga.
Esa necesidad de ver el nexo destruido, de llegar al punto B desde el A cueste lo que cueste choca de frente con la filosofía de uno de los lanzamientos más esperados de los últimos años. Si de algo se preocupa Death Stranding es del camino, del proceso que nos lleva a acabar un viaje; y no de finalizarlo.
¿Nos hemos olvidado de pasarlo bien?
En plena pretemporada, donde los rangos apenas sirven para apuntillar un MMR oculto de cara al nuevo año y el metajuego está más loco que de costumbre con los cambios introducidos por Riot Games, los problemas empiezan ya en la selección de campeón. La pretemporada podría ser ese campo de pruebas en el que todo vale y en el que la creatividad alumbre builds que ya han pasado a la historia del juego como el Ezreal con dos lágrimas o el Ekko tanque.
Riot Games lo promovió esta pasada pretemporada con un vídeo duramente criticado por un sector de la comunidad. En él, se animaba a probar nuevas combinaciones de objetos y runas con todos los campeones; se instaba a divertirse con algo que por muy competitivo que sea, sigue siendo un juego. Pero para algunos, esto era una incitación al troleo.
Quizás Death Stranding no es el juego con el ratio más alto de diversión por minuto, pero sí que existe ese factor anteriormente mencionado de atención al camino y no al destino. Todo cambio que se salga de lo más jugado en op.gg o cualquier agregador de builds puede levantar suspicacias en la fase de picks y bans, cuando puede ser un camino más para la victoria o un puente al descubrimiento de una nueva forma de jugar.
Aunque la raíz del problema por la que Death Stranding ha arruinado mi experiencia con League of Legends durante esta pretemporada no es otra que la colaboración entre compañeros. El juego de Hideo Kojima habla sobre reconectar con el resto de la humanidad, algo que se traduce en mecánicas tan tangibles como poder colaborar con desconocidos para construir puentes o estructuras que hagan más fácil y cálida tu aventura.
La traducción de esto a League of Legends es muy obvia. Al tratarse de un juego en equipo, es prácticamente imposible ganar una partida por ti mismo y necesitas la ayuda del resto. La colaboración es clave tanto para ganar esa partida y llegar a destino, como para disfrutar de ella. De nada sirve hacer un Insec si tus compañeros no acaban con el objetivo que les has pasado cual balón de baloncesto.
El jugador de baloncesto croata Toni Kukoc dijo hace ya bastantes años una frase que resume cualquier juego y deporte de equipo: “Una canasta hace feliz a un jugador… una asistencia, a dos”. Una verdad innegable que refleja cómo la colaboración es tan necesaria como saludable.
La toxicidad, un problema tan evidente como difícil de resolver
Esas construcciones de Death Stranding que, o bien pueden ser construidas por uno mismo realizando un gran esfuerzo, o de manera colaborativa por un puñado de jugadores, tienen incrustado un sistema de "likes". Cada jugador que esté cerca puede tocar durante unos segundos el touchpad del mando para depositar unos me gusta en esa estructura, para evidenciar el agradecimiento.
El tener muchos likes no tiene ninguna ventaja jugable, es un simple añadido positivo. En un documental para la BBC, Hideo Kojima lo explicó así: "Sólo hay likes positivos, no hay interacciones negativas [...] La violencia que vemos online está fuera de control, así que diseñé esto para que la gente de un paso atrás y, reconectando, aprendan otra vez a cómo ser amable con los demás".
La realidad que vivimos online en League of Legends es bien distinta a esta. Riot dice que sólo un 1% de los jugadores son trolls y estos realizan el 5% de las conductas tóxicas; esto implica que el 95% de los hechos tóxicos llegan por parte de jugadores normales que "tienen un mal día". Muchos jugadores silencian el chat nada más empezar la partida, porque saben lo que puede pasar cuando fallan una habilidad o realizan una mala jugada; incluso en una liga baja como puede ser Plata o Bronce.
Hace ya unos años que Riot tomó la decisión de motivar a los jugadores más educados a la vez que castigaba a los que se alejaban del camino del código del invocador. El Sistema de Honor premia con diversos regalos a quienes son amables y trabajan en equipo. Sin embargo, son muchos los jugadores que no interactúan en el chat y no dejan de subir metas de honor.
Sobre esto, hay un tuit de @TBirdUSA recogido en un texto sobre la toxicidad de League of Legends en Scot Scoop que define esto a la perfección: "Acaba de llegarme una notificación en League of Legends que dice 'Has tenido un 190% más de honor por conservar la calma que la media de jugadores. ¡Sigue así!' Me pregunto sieso dice más sobre mi o sobre la media de jugadores".
Death Stranding limita a cero las acciones negativas que puedes realizar hacia el resto de jugadores y promueve el ser amable con los demás. Es cierto que en League of Legends basta con un insulto y un Alt+F4 para amargar la experiencia de juego de tus compañeros de partida, pero tras llevar docenas de horas en una experiencia participativa y amable, LoL me ha dado un golpe de realidad. Kojima me ha hecho pensar que la gente es más buena de lo que en realidad es.
¿Eres uno de esos jugadores que se tiltea en casi todas las partidas?, ¿sabías que hay varios tipos? Pues gracias a un test elaborado por Riot puedes descubrir a qué familia de jugadores tóxicos perteneces. Es como Hogwarts, pero mal.
