El deporte está repleto de equipos legendarios que a la hora de la verdad se han quedado sin el título que les convertiría en el campeón mundial. En la NBA tenemos ejemplos como los Utah Jazz de Karl Malone y John Stockton y en el fútbol la Hungría de Ferenc Puskas en 1954, "el mejor equipo que nunca ganó un mundial". Ayer mismo vivimos un capítulo más de este fenómeno con G2 Esports en la final de Worlds.
El club europeo ha sido el claro dominador de la League of Legends European Championship, alzándose campeón tanto en primavera como en verano. Por si esto fuera poco, G2 Esports se llevó el trofeo del Mid Season Invitational para el viejo continente por primera vez en la historia. Los de Carlos "Ocelote" Rodríguez estaban a un único mejor de cinco de certificar el Grand Slam, pero un apagón de juego sin precedentes cortó sus aspiraciones y cedió los Worlds a FunPlus Phoenix.
Si la final del pasado año y el 3-0 sufrido por Fnatic fue duro para Europa, era porque estábamos en un terreno nuevo, en el que Corea del Sur no era el máximo rival por primera vez en mucho tiempo. Había un espacio en la Copa del Invocador para que se grabara el nombre de un club de fuera de la LCK y Fnatic había sobrevivido hasta el punto de verse en la final.
Invictus Gaming fue una apisonadora que respondió con juego y talento individual a un Fnatic que no tuvo respuestas. Los chinos habían dado un salto cualitativo desde la fase de grupos y los europeos ya habían enseñado todas sus cartas, cambio de toplaners incluido.
Pero G2 Esports parecía una máquina bien engrasada y testada en infinidad de situaciones límite, como un reverse sweep en el primer mejor de cinco contra Fnatic en verano demuestra. El relato además se sostenía en el sexto jugador (no, PromisQ no). Los Worlds 2019 se disputaban en Europa, con Madrid y París como calderas a presión para llevar en volandas al equipo que representaba el deseo y el ansia de una región renacida de sus cenizas; al igual que la LEC lo ha hecho desde la LCS europea.
El histórico futbolista Alfredo Di'Stefano dejó una frase que viene perfecta para la situación. Más allá de quienes las consideran tópicos sin fundamento que se esgrimen sólo cuando tienen razón, su "las finales no se juegan, se ganan", encierra una sabiduría que ha perdurado en el mundo del deporte durante muchas décadas. Lo que realmente quiere decir "la saeta rubia" es que los partidos por un título no se deben afrontar de la misma manera que un duelo más. Es indudable la enorme presión de estos momentos decisivos, pero si no se transforma en responsabilidad, partes en desventaja.
Di'Stefano dijo otra frase que también se aplica a lo sucedido ayer en el AccorHotels Arena de París. "Ningún jugador es tan bueno como todos juntos", es un concepto que bien se puede poner en la sede de FunPlus Phoenix. Todos los equipos, y más en una final mundial, cuentan con individualidades que marcan la diferencia; los Worlds de Tian son el ejemplo perfecto.
Vale, Luka "Perkz" Perkovic ha podido "redefinir" el rol de tirador, Rasmus "Caps" Winther y Martin "Wunder" Hansen han sido decisivos en las sololíneas y Marcin "Jankos" Jankowskies el MVP de la LEC por multiplicarse como si de N'Golo Kanté se tratara. Pero es la suma de las partes y el juego conjunto, lo que hizo que G2 llegara hasta aquí. Sus rotaciones, la capacidad de gestionar peleas en pequeños grupos y el jugar como bloque los mapas son lo que de verdad ha marcado la diferencia para ellos.
Un debate que se lleva produciendo desde hace incontables años y que siempre encuentra la forma de perdurar en el tiempo, reclutando seguidores para cada uno de los dos puntos de vista, es el de si es más importante el viaje realizado y el camino seguido que el llegar al destino propuesto. A la altura del filosófico "¿fue antes el huevo o la gallina?", esta dicotomía sirve para pensar sobre hechos de la vida real de formas tan enfrentadas como la abanderada por la expresión atribuida a Nicolás Maquiavelo "el fin justifica los medios" o si el aprendizaje que nos llevamos tras ese "viaje" es lo que de verdad merece la pena.
El deporte y, por extensión, el deporte electrónico, es una práctica competitiva del más alto nivel; las victorias significan dinero y puestos de trabajo. Pero diversas conjugaciones del verbo "aprender" son algo que se repite en las palabras de los integrantes de G2, uno de los equipos más competitivos de la historia y más teniendo a Ocelote detrás. En Atenas, tras ganar la LEC estival, Grabbz confesó que las partidas perdidas contra Fnatic en los dos mejores de cinco eran una buena noticia, ya que creía que la derrota es mejor maestra que la victoria. Y el propio Ocelote repitió este mantra en la rueda de prensa de ayer: "La belleza de la competición es que podemos aprender de las derrotas".
Nadie está vendiendo la moto de que perder es mejor que ganar, y todos y cada uno de los jugadores de G2 se cambiarían en este momento por los de FunPlus Phoenix. Aún así, quizás sea adecuado quedarse con la frase de Ocelote que cerró la conferencia de prensa de su equipo en París: "League of Legends no deja de ser un juego. Uno muy importante y del que depende nuestra vida, pero un juego, al fin y al cabo".
Foto de lolesports.