A Plague Tale: Innocence se lanzó el pasado mayo para XBOX ONE, PS4 y PC. El título llegó de la mano de Asobo, un estudio que no contaba con demasiada experiencia realizando este tipo de proyectos, pero que cumplió con creces a la hora de ofrecer un producto novedoso y bien trabajado.
Lo que hace grande a Plague Tale no es su historia, relativamente previsible y que en un intento de escalar en intensidad pierde buena parte de su credibilidad. Tampoco es su espectacular ambientación en la Francia medieval, ni los gráficos, que pese a ser preciosos no son nada que no hayamos visto antes. Lo mismo sucede con la iluminación, capaz junto a una cuidada banda sonora de sumergirte y cambiar tu estado de ánimo. Ni siquiera los personajes, mimados al detalle, son los que marcan la diferencia. El juego logra prácticamente la perfección técnica, pero no es ahí donde reside su grandeza.
Lo que realmente lo hace diferente es transmitir con las herramientas del videojuego. Una asignatura pendiente en el mundo de los AAA que Asobo ha superado con honores. Plague Tale sabe aterrorizarnos, hacernos sentir desprotegidos y ponernos en tensión. Todo durante el gameplay y sin necesidad de cinemáticas. Nos muestra un día tranquilo que funciona como preludio de lo que será una noche llena de obstáculos y pura superación. El título tiene momentos magistrales y es sofocante. Nos cuestiona y aprieta las tuercas para que tomemos decisiones difíciles que forman parte de la evolución del personaje. La magia, además de en lo que consigue, está en cómo lo hace.
No matamos, sobrevivimos
En A Plague Tale somos Amicia, la hija de una familia noble. Una adolescente bien situada en los estamentos del siglo XIV que lo pierde todo por los problemas de su familia con la Inquisición. El comienzo es brillante: el tutorial funciona de maravilla y nos hace estrechar vínculos con el padre de Amicia, permitiéndonos conocer más acerca de su entorno antes de que todo se desmorone según tengan lugar los hechos que hacen progresar el juego. Se nos alerta de que no debemos molestar a nuestra madre mientras trata de hallar un remedio para la extraña enfermedad que sufre nuestro hermano, Hugo, al que apenas conocemos.
Personaje y jugador parten del mismo punto, pero huyendo, por ejemplo, del cliché de la amnesia. En A Plague Tale: Innocence, Amicia no sabe más del mundo que la rodea que nosotros. No ha ido demasiado a las ciudades próximas al castillo y el bosque que acostumbraba a pasear es extremadamente peligroso e intransitable. Nuestro perro de caza ya no está y para defendernos contamos solo con una honda que es absurdamente inútil a la hora de acabar con los enemigos. No matamos, sobrevivimos. La violencia indiscriminada no tiene lugar cuando llevamos con nosotros a un niño. Amicia no quiere matar, y consigue que quien la controle quiera evitar la confrontación.
Y las ratas, las malditas ratas. A lo largo de todo A Plague Tale nos encontraremos roedores que nos cortan el paso y conforman la mayor cantidad de los puzzles que nos permiten avanzar. No podemos caminar sobre ellas o nos devorarán en cuestión de segundos. Estamos sumergidos en una misión destinada a fracasar en la que todo puede acabar con nosotros.
Personajes que nos hacen evolucionar
Todo lo que hacemos es escapar, escapar y cuidar a Hugo. Desde el comienzo nos dan a entender que la condición que afecta a nuestro hermano es muy especial. Ese es el motivo de la inesperada visita de la Inquisición, capturarlo y sacar partido de su enfermedad. No sabemos para que lo quieren, no sabemos qué daño le harán y no lo conocemos. Aun así, lo protegeremos con nuestra vida.
Y sí, puede que al comienzo lo hagamos como obligación e incluso estemos preocupados por si el juego será una misión de escolta continua. Lo mismo hace ver Amicia, superada por el mundo que la rodea y sin poder dar crédito a tener que cuidar de un hermano al que apenas conoce y con una enfermedad que oculta todavía más misterios que él. Nosotros, al igual que nuestra protagonista, iremos aceptando a Hugo, un simple niño que quiere jugar y divertirse, que tiene miedo y que no entiende que es lo que está pasando o por qué el mundo va a por él de forma tan salvaje y llevándose por delante a toda su familia.
Poco a poco se reforzará el vínculo entre Amicia y Hugo. También el nuestro con la protagonista y su hermano se intensificará con el progreso en la aventura. Esto no sucederá durante las cinemáticas o mediante textos. Será mientras todavía tenemos el control. Sucederá gracias los diálogos y las actuaciones de personajes principales y secundarios durante las misiones. El propio videojuego pone todo de su parte para que realmente queramos salvar a nuestro hermano, y funciona.
Una historia de hermanos
Porque A Plague Tale sabe hablar el lenguaje del videojuego. De hecho, es una lástima que no hayan seguido el mismo proceder para la gran narrativa que rige el título y que se desarrolla de formas menos elegantes y sutiles que la relación entre personajes. El juego tiene errores tanto en el plano jugable como en el narrativo. Algunas mecánicas pasan absolutamente desapercibidas y no las utilizaremos más allá de momentos puntuales que las requieren, el sigilo no es demasiado exigente y por momentos sentiremos que lo que rodea a los personajes no está tan trabajado como ellos.
Pese a todos sus problemas, el juego funciona. Lo hace simplemente por saber transmitir, por unas excelentes voces tanto en inglés como en francés y por el mimo con el que ha sido tratado. A Plague Tale no es lo que sucede en su cinemáticas, es la historia de dos hermanos que luchan el uno por el otro. A Plague Tale es una familia que lo ha perdido todo pero no quiere rendirse. Es el miedo a lo desconocido y la desconfianza a un poder que nos ha abandonado. El título funcionaría incluso sin el atrezzo inquisidor y medieval. Mira de frente a temas trascendentes sin tomarse su propia historia tan en serio como para que les haga sombra. Es simplemente una charla sobre el amor fraternal, el significado de la familia y lo que es tener un hermano. Quizás la valoración dependa de eso, pues quien os escribe estas líneas tiene tres iguales en su familia y, al final, no puedes evitar ver lo que hay del pequeño Hugo en cada uno de ellos.
A Plague Tale es un título importante y sobre el que las desarrolladoras deberían aprender. Tiene errores que resulta fácil pasar por alto, pero su intrahistoria y la forma de contarla debería de marcar un antes y un después. Tampoco es algo realmente novedoso, pero la costumbre se va perdiendo. Durante el juego no importa la Inquisición, no importa nuestro castillo y no importan las ratas. Lo único realmente relevante y que te hace no soltar el mando es la necesidad de cuidar al pequeño. Un nexo entre jugador y personajes que hará que muchos de los que lo hemos jugado seamos incapaces de olvidar la historia de Amicia, Hugo y todos sus compañeros.