Si el cambio de copa supone también un cambio de era para League of Legends, el nuevo capítulo de la historia arranca con el campeón más inesperado que los mundiales han visto en sus doce años de historia. Tras haber acabado sexto en la competición regional y lograr la clasificación al mundial gracias a un formato que fomenta las hazañas, DRX alzó la su primer título de campeón del mundo. Final perfecto para una historia que arrancó en los regionales de Corea del Sur y encontró continuidad en territorio mexicano. El primer título mundialista para un equipo del Play-In y, por supuesto, el más sufrido hasta la fecha.
DRX firma la mayor sorpresa en la historia de los mundiales de League of Legends
Ofreciéndonos los cinco partidas con las que soñábamos cuando teníamos que imaginar la final de los Worlds 2022, DRX fue capaz de completar su remontada en los dos últimos mapas de la serie. De nuevo tuvieron que abonarse a la épica después de que el tercer mapa se decantase en favor de T1 tras dos robos de Barón Nashor que hasta nos hicieron sentir lástima de Pyosik. Sin embargo, como cuando el inhibidor se regeneró cuando Deft buscaba el nexo ante EDward Gaming, siguieron como si nada. Los últimos mapas eran todo lo que podían hacer de ahí en adelante, y vaya como lo hicieron.
Finalmente ganó la historia superación. La historia de Deft, que se ha convertido en el Nemesis de Faker, ‘robándole’ el MSI 2015 en un quinto mapa y repitiendo historia siete años después en los Worlds 2022. De un Beryl considerado eslabón débil en DAMWON Gaming cuando alcanzó sus dos primeras finales y que en estos mundiales se ha convertido en el primer jugador de la League of Legends que consigue levantar la Copa del Invocador en dos ocasiones sin haber jugado en el antiguo SK Telecom T1. También de un Pyosik, que despidió a sus compañeros entre lágrimas hace apenas dos años y era colista de la LCK al lado de Kingen la pasada temporada.
No le pintaban mejor las cosas a Zeka, carrera brillante por delante para un jugador que se asentaba en la media tabla de la LPL. Quiso volver a casa, ‘engañado’ para ser el mid laner de un equipo que encaraba la temporada con la etiqueta de perdedor. No se quitaron el sambenito pronto, pero vaya cuando pudieron arrancárselo. Se originó el quinteto en la mediocridad, la crítica, el exilio y el gafe; pero el resultado no se lo vio venir nadie. Esta vez no vamos a culpar a los analistas, porque cuando la moneda sale de canto no se puede esperar que nadie acierte.
La final ante T1 también fue era una batalla perdida. DRX se mostró mucho más sólido a lo largo de los cinco mapas que duró el partido, pero los fallos a la hora de gestionar objetivos casi le cuestan el campeonato del mundo. Fue así como perdieron el tercer mapa y como se pusieron por detrás en el quinto. Una forma de perderlo bien que hubiera sido particularmente triste. Sin embargo, cuando precisión necesitaban sus compañeros de él, Pyosik no falló. El sueño de Faker levantando la cuarta copa del invocador volvió a morir en la pelea por un Dragón Anciano en la que ya se estrelló contra DWG KIA en la anterior edición del mundial de League of Legends.
Ganaron los perdedores, porque llamarlos de otra forma sería traicionar su historia. Trinfo a la perseverancia que tuvo su otra cara de la moneda en el llanto de un Keria visiblemente superado por la situación. Se desesperó la nueva generación de T1, jugadores que no dejarán de decirse a sí mismos que no van a tener otra oportunidad. Sin embargo, League of Legends tiene historias de reparación. Dejar ahora de creer en la cuarta de Faker o en la primera de Gumayusi sería escupir a quienes hoy mismo recibieron el saludo de los fundadores de Riot Games, levantaron la nueva copa y se calzaron esos flamantes anillos de campeón.
El campeonato mundial de League of Legends, los Worlds 2022, ponen final a una temporada competitiva de ensueño. A un torneo internacional que nos ha dejado algunas de las mejores historias de -y perdón por repetir tanto la palabra- la historia de los deportes electrónicos. Broche de oro para un nuevo arranque, porque alguien debe dar continuidad al triunfo y, sobre todo, porque alguien tiene que convertirse en perdedor. El título, demostrado queda, nada tiene de malo.