Si hay animes que son para un público muy concreto o de nicho, también existen obras muy comunes y extremadamente famosas tanto para el público oriental como el occidental. Pokémon, Dragon Ball o Doraemon son ejemplos claros, pero si hay que destacar uno por encima de todos los demás, sólo nos viene a la mente una persona: Shin Chan.
Las aventuras y peripecias de Shinnosuke Nohara se convirtieron en rutina para nuestras mañanas mientras desayunábamos y veíamos la tele regional (en mi caso Canal Sur). No había otra serie que entretuviera tan bien como esta; ya sea por su humor o por su ingenio, ninguna se le acercaba en cuanto a originalidad y momentos estúpidos, solo Bobobo (y acabó como acabó).
La serie como tal era muy buena, pero donde de verdad brillaba Shin Chan en todo su esplendor era en las películas: En busca de las bolas perdidas, Operación Rescate o Perdidos en la Jungla son una verdadera maravilla audiovisual, y todo aquel que la ve se queda sin palabras y aliento de las risas que provoca. Sin embargo, hay una película en concreto que, si bien es muy buena en cuanto a la comedia, deja varios momentos en los que muchos de nosotros hemos sentido un nudo en el estómago gigantesco y nos ha hecho llorar como nadie. Como no, hablo de Los Adultos Contraatacan.
Shin Chan: Los Adultos Contraatacan, la peli que nadie se esperaba
Si has entrado en el artículo damos por hecho que has visto cien veces esta película, pero por si hay alguna persona nueva e inocente que aún no la ha visto, explicamos un poco de que va con su sinopsis oficial:
"El espectacular "Parque del Siglo XX" es el lugar ideal para que los adultos recuperen los momentos más felices de sus vidas. Sus creadores, Ken y Chako, son dos nostálgicos empeñados en reconstruir las formas de vida de hace décadas. Para ello han creado una sustancia que hipnotiza a los adultos y los atrae hacia una ciudad que recrea el siglo pasado. El ejército de Kasukabe, liderado por Shin Chan, emprende una nueva misión: averiguar qué está pasando y traer de vuelta a los adultos. En su aventura les esperan peligros, situaciones delirantes y acción frenética".
Desde el primer momento de la peli vemos que tiene un aire diferente a los demás, como si intentara dar un mensaje sobre la nostalgia y lo preocupante que puede llegar a ser. Con todos los adultos encerrados en un parque anclado al pasado, los más jóvenes deben liderar un pequeño "ejército" que se encarga de traer de vuelta al presente a todos estos adultos que fueron atrapados por un poder superior.
Escenas como la del rol en el bar, la escapada del centro comercial o la del autobús son tremendas, pero poco a poco esa diversión va desapareciendo y se va convirtiendo cada vez más en preocupación y miedo a lo inevitable. Es aquí cuando llegamos a un momento que nos dejó descolocados a todos: La secuencia de la vida de Hiroshi, el padre de Shin Chan.
La vida de Hiroshi
Primeramente vemos a un Hiroshi muy joven encontrándose con su hijo Shin Chan a través de sus "sueños" y repitiendo que no sabe quien es. Es ahí cuando Shinnosuke utiliza la peste que desprende los zapatos de Hiroshi para despertarlo de su letargo... Y es aquí cuando comienza la magia. La secuencia empieza con Hiroshi y su padre en una bici, para después dar paso a una biografía de la vida de Hiroshi en el que podemos ver su adolescencia, amores, desamores, trabajo, mala suerte y finalmente, la persona que le cambio la vida: Misae.
A partir de aquí, comenzamos a ver su romance, así como el nacimiento de su primer hijo Shin Chan, para después dar paso a ver como prosigue su vida comprando una casa en la que se asentará con su familia. El trabajo, molestias y problemas económicos siempre han estado rondando en Hiroshi, pero cada vez que llegaba a casa tenía a alguien ahí para acompañarle. Es aquí cuando nos rompe por completo y vemos a Hiroshi adulto abrazando a su hijo cuando este le pregunta si le conoce.
Os voy a ser sinceros, cuando he vuelto a ver esta parte para hacer el artículo me he roto en mil pedazos y me he puesto a llorar mientras escribía. Estas secuencias son esas que te purifican el alma y te transmite un mensaje que marca un antes y un después en tu vida. No hay que tener una vida llena de lujos o riquezas para ver que la felicidad está en las pequeñas cosas. Crear una familia, volver al trabajo y ver que tus hijos te esperan para cenar, hablar con tu mujer sobre como te ha ido el día... Este tipo de cosas, por muy banales que sean, son las que dan sentido a la vida.
Un final sobresaliente y lleno de emociones
Pero la peli no se queda tan solo en tres minutos de secuencia excelentes, no; a partir de aquí la obra se convierte en una montaña rusa de emociones donde se justifica en todo momento por qué esta obra debe existir. Porque la nostalgia está bien como recuerdo, pero nunca como una forma de vivir eterna, nunca. La vida no consiste solo en recuerdos, también en momentos que compartir con tu familia, alegrías, tristezas, emociones... No todo puede ser nostalgia.
Una de las últimas escenas es una verdadera bomba que jamás había visto en la franquicia de Shin Chan. Toda la familia Nohara luchando por un futuro y evitar que la gente deje de vivir anclada en el pasado tal y como quiere el principal antagonista. Aquí es cuando llega la carrera del menor con una música digna y un dibujo que en un principio parece simple pero que te transmite la emoción y energía de seguir adelante sin importar lo que ocurra.
Ves a Shin Chan sangrar, algo que nunca había ocurrido, pero sin para de avanzar. Porque él no quiere quedarse en el pasado, él quiere ser como su padre y crear su propia familia, ser feliz con cosas simples y estar satisfecho con todo lo que has hecho. Y es que la frase que le dice Hiroshi al antagonista es la mejor descripción de por qué merece la pena vivir en el futuro en vez de quedarte anclado en el pasado: "Que mas quisieras tú que tener una familia tan feliz como la nuestra".
Shin Chan me ha transmitido absolutamente todo tipo de emociones, pero si hay algo que agradezco de la obra es lo que significa. Levantarme por la mañana, ya sea con 10 o 20 años y ponerme un capítulo que me haga retorcerme de la risa antes de hacer cualquier cosa. Esos pequeños momentos que aprovecho para ser feliz, al menos por un rato, antes de enfrentarme a la realidad. Desde fuera la vida de la familia Nohara no parece ser la mejor de todas, pero en realidad es la vida que muchos nos gustaría tener.
Una familia, una casa, una mascota, alguien que nos quiere... ¿Para qué necesitas más? Shin Chan es el ejemplo perfecto de cómo hacer algo simple y convertirlo en único. Cerraría el artículo aquí, pero quiero dedicar estas últimas palabras a José Manuel Cortizas, voz de Hiroshi Nohara, que falleció el año pasado y que me ha acompañado desde mi niñez hasta mi vida adulta. Gracias.