La comunidad de League of Legends tiende a valorar de forma muy negativa el rendimiento del resto de los jugadores. Según a quién le preguntemos, la respuesta pueda variar. Sin embargo, hay una opinión mayoritaria en señalar que los únicos realmente buenos al videojuego son aquellos que han alcanzado el rango Maestro o superior. Los más exquisitos, de hecho, ni siquiera se conforman con quienes han alcanzado tal logro y solo se siente verdaderamente satisfechos cuando observan a un profesional. Es un argumento que, si pensamos detenidamente, no tiene lógica. Sin embargo, es imposible negar que es fácil sentirse igual después de ver algunos grandes momentos protagonizados por la élite.
Los nervios de acero de un jugador profesional
Al menos, eso es lo que nos ha pasado tras ver una de las últimas retransmisiones en directo de ShowMaker. El mid laner de DWG KIA se prepara para los Worlds 2022 disputando partidas clasificatorias en Corea del Sur y en una de ellas protagonizó uno de los mejores momentos que hemos visto recientemente en los streamings de League of Legends. Fue cuando recibió la visita del jungla rival, que le preparó una emboscada cuando el reloj apenas marcaba el minuto cuatro. Sin embargo, la actuación del jugador le sirvió para dar la vuelta a una jugada que apuntaba a desenlace fatal para los intereses de su equipo.
En lugar de ceder al pánico y correr hacia el refugio de la torreta, ShowMaker gana distancia para hacerse fuerte en la zona del río más cercana a sus compañeros. Allí comienza a moverse en círculos realizando varias fintas con las que esquiva todas las habilidades de sus rivales. Haciendo un uso perfecto de las pociones y recibiendo únicamente los ataques básicos, consigue mantenerse con apenas 200 puntos de salud cuando, tras 10 segundos haciendo ‘la culebrilla’ la ayuda al fin llega para salvarlo. Lo mejor de todo esto, es que el jugador lo tiene calculado al milímetro.
Hasta tal punto llegó la tranquilidad de ShowMaker que ni siquiera sintió la necesidad de utilizar la E (Dispersar a los Débiles) para protegerse e incluso colocó un guardián de control para denegar algunos de los básicos de sus rivales. Una actitud que verdaderamente marca la diferencia y en la que reside la fracción de verdad de aquellos que dicen que estar en Diamante o Platino significa ser mal jugador. Por supuesto que no es cierto desde un punto de vista estadístico. Sin embargo, la diferencia con respecto a lo que pueden lograr los profesionales es tal que no podemos evitar sentirnos muy pequeños en la comparación.