Las organizaciones en el segundo escalón competitivo no son precisamente instituciones estables. Si echamos un ojo a los equipos que participaban en la Superliga de League of Legends hace unas cuantas ediciones, nos daremos cuenta de que la mitad han desaparecido sin dejar rastro alguno. Por poner un ejemplo, de los ocho clubs presentes en la Temporada de Primavera de 2016, cinco han dejado de existir para siempre. En este sentido y pasando la perspectiva global, no es difícil encontrar clubs que se van de la noche a la mañana. Ha habido impagos, ilegalidades y sobre todo grandes cantidades de irresponsabilidad.
Sin embargo, en este cementerio de organizaciones hay una lápida bañada en oro e incrustada con diamantes cuyo epitafio dice “El hombre más odiado de América”. Por supuesto, hemos abandonado las latitudes nacionales para dirigirnos a Estados Unidos y repasar una de las historias más despreciables que un día tuvimos la mala suerte de que se cruzase con la competición de League of Legends. La aventura de un rico sin escrúpulos que dejó de lado la organización que había fundado por un motivo de causa mayor: debía cumplir una condena de siete años de prisión.
Martin “Cerebral” Shkreli El lobo de Wall Street en el negocio farmacéutico
Martin Shkreli era considerado un “genio inmaduro” por los periodistas. El epítome de un hombre hecho a sí mismo que viniendo de una familia de inmigrantes estaba fundado empresas cuando apenas podía comprar alcohol. A los 21 años (2004) fundó sus primeros fondos de inversión. Una retahíla de compañías que fracasaron de forma estrepitosa llevándose por delante los ahorros de miles de personas que no entendieron que en este juego siempre ganan los mismos. Porque puede que todos hubieran perdido, pero él y sus socios comenzaban a acumular ceros a la derecha en su cuenta bancaria.
Lo cierto es que Martin la de trabajar no se la sabía muy bien y prefería dedicar grandes porciones de su tiempo al ocio. Cuando apenas cumplía 26 (2009) se lanzaba League of Legends. Como tantos de nosotros, se enamoró del videojuego de Riot Games y también lo hizo de los dos fenómenos incipientes que acompañaron al videojuego de Riot Games. El final de la pasada década marca el primer auge en la creación de contenido y también el comienzo de las competiciones del MOBA. Para que podáis vincular las fechas a los acontecimientos, Willyrex subió su primer video a YouTube en septiembre de 2010 y los primeros Worlds tuvieron lugar en junio de 2011.
Teniendo tiempo y dinero, no es sorprendente que Martin quisiese introducirse en ambos mundos. Abrió su propio canal haciendo retransmisiones en directo de forma muy habitual o comentando cualquier tema que se le ocurriese y fundó su propio club de esports. Los primeros pasos de la organización no fueron demasiado destacados, pero tras unos cuantos cambios y asociaciones la cosa cambió. El equipo pasó a bautizarse como Team Imagine y contaba con una gran inversión para competir por alcanzar la élite en una época donde todavía importaba el mérito deportivo.
El nacimiento de Pharma Bro, el hombre más odiado de América
El paso de Team Imagine por el competitivo de League of Legends fue corto, pero rozó el éxito. Según los registros, su historia se resume en un total de 15 partidas en la segunda división de Norteamérica que fueron suficientes como para que se ganase el derecho a luchar por una plaza en la LCS de cara al Spring Split de 2016. Desafortunadamente el club no pudo ganar el mejor de cinco decisivo. Sin embargo, apuntaba a tener bastante potencial con un combinado que incluía jugadores reputados como Steelback, que acababa de dejar Fnatic; Mancloud, recién llegado de jugar la mencionada LCS o Moon, quien luego hizo carrera en la competición de Norteamérica.
Sin embargo, el tiempo se acabó. Aunque parecía haber fondos ilimitados y la organización contaba con una plaza asegurada en la segunda división para tratar de retomar el objetivo del ascenso, Team Imagine desapareció. El abandono repentino se veía venir de lejos y es que desde que acabó la mencionada fase de promoción a la LCS hasta que comenzó la siguiente, Martin Shkreli se convirtió en el ser humano más repudiado de América. Enemigo público número uno al que nadie quería tener cerca. Hasta entonces solo había hecho perder dinero a la gente, pero ahora su actitud estaba a punto de costarle la vida a miles de personas.
Hasta ahora tenemos varios datos clave sobre la vida Martin. Era muy inteligente, no le gustaba mucho trabajar e iba corto de escrúpulos. Así, su plan de negocio para la nueva empresa farmacéutica que había fundado era sencillo, y pasamos a una cita de wikipedia: “Obtener licencias de medicinas no sometidas a patente y reevaluar su precio para conseguir ganancias extraordinarias (…) Como el mercado de medicamentos fuera de patente era pequeño y obtener las regulaciones muy caro, la empresa estimó que podría conseguir el monopolio de la distribución en medicamentos sobre los que no había competición y fijar precios muy altos”.
Siguiendo adelante con este plan, la empresa de Martin Shkreli se hizo con un fármaco llamado Deraprim, utilizado para tratar la toxoplasmosis y la malaria. Muy importante para cualquier persona con estas enfermedades, pero sobre todo en pacientes con VIH. La compra de la licencia tuvo lugar a cambio de 55 millones y cada pastilla se vendía a 13,50 dólares. Un precio que, tras el movimiento comercial, aumentó a unos 740 euros por píldora. El incremento total fue superior al 5000%. Esto fue algo que ni siquiera en Estados Unidos se podía perdonar y que de forma directa podría causar la muerte de personas o su entrada en bancarrota.
Una historia que no tiene final feliz
Martin Shkreli, ya rebautizado por la prensa de Estados Unidos como Pharma Bro, se convirtió en una de las personas más despreciables de la historia del país. Fue sumando causas judiciales que acabaron con el condenado a siete años de cárcel y por la que sus negocios fueron definidos como un “Esquema Ponzi” en el que “cada nueva compañía se utilizaba para pagar a los estafados que habían perdido dinero con la anterior”. Además, como su estrategia consistía en restringir la competencia en los medicamentos sobre los que tenía control, también perdió un pleito por saltarse las leyes antimonopolio. En este no hubo condena penal, pero sí una multa de 66 millones e inhabilitación temporal para trabajar en la industria farmacéutica.
Actualmente, el medicamento en cuestión sigue al mismo precio que estableció Martin. Aunque es crucial y fue definido como “salvavidas”, un blíster con 30 pastillas se vende en Estados Unidos a un precio aproximado de 21.000 dólares. Una condena más para un país cuya esperanza de vida en 2019 (antes de la pandemia) era de 78,9 años. Estadística lamentable si tenemos en cuenta que es una de las naciones con más riqueza del mundo y que superan sus vecinos. En Canadá las personas vivían una media de 82,05 años y en Cuba, con sus limitaciones económicas, 78,8. En cierta medida, la situación está provocada por personas como Shkreli, que no tienen problemas en mercadear con la salud de sus compatriotas.
Fotografía: CNN