Supongo que seréis muchos los que, cuando conseguís unos días de vacaciones, os ponéis con ese videojuego o saga de videojuegos que siempre tenías pendiente. Es natural intentar darle una oportunidad a todos los Metal Gear Solid, acabarte aquel Final Fantasy que no terminaste hace una década, o incluso ponerte con la saga Yakuza. En mi caso, durante mi última semana de descanso, tomé una decisión similar...Pero a la vez diferente.
Porque lo que hice no fue otra cosa que comprarme mi primer Pase de Batalla de Fortnite. No me entendáis mal, por supuesto que he jugado a Fortnite... De hecho llegué a probar el juego justo durante su lanzamiento, y luego volví a él hace un tiempo para vivir un evento de cambio de temporada en primera persona, así como para probar el modo Cero Construcción.
Pero ahora es cuando tomé la decisión de invertir esos 8 euros y ver cómo es la experiencia de la gran mayoría de jugadores de Fortnite. Quería ver hasta qué punto ha influenciado su Pase de Batalla al resto de la industria, y lo que es más importante, las razones por las que lo ha hecho.
Cero Construcción, un modo necesario para Fortnite
Es natural que los videojuegos cuenten con cierta curva de aprendizaje, pero con el boom de los títulos multijugador, especialmente aquellos en los que jugamos con y contra extraños, han de tomarse contramedidas por parte de los desarrolladores. Esto es así porque, en general, la habilidad de los jugadores representa una variante de la campana de Gauss. Se trata de una distribución que más o menos dice que hay pocos jugadores muy malos, muy pocos jugadores excelentes y una gran cantidad de jugadores "normales".
Esas contramedidas van desde tutoriales para los más novatos, a sistemas de matchmaking que te emparejan con gente de tu nivel. Con la llegada de los Battle Royale, género del que es partícipe Fortnite, y que no dejan de ser servidores de una media hora de duración con 100 personas y muerte permanente, se implementaron soluciones como que las primeras partidas tengan una importante cantidad de bots de un nivel controlado. Se trata de una buena medida, ya que cumplen la función de unos ruedines en la primera bicicleta. Te ayudan en los primeros pasos, pero poco a poco se van eliminando de la ecuación.
Pero Fortnite tiene un problema adicional, como es el sistema de construcción. Es una mecánica mucho más profunda y que tiene un techo de habilidad mucho más elevado que otros competidores del género. Claro que PUBG es más exigente, claro que Warzone es más rápido y claro que en Apex necesitas conocer a cada personaje y sus habilidades... Pero en ninguno de ellos te construirán un Taj Majal en 5 segundos para dispararte desde arriba.
Os confieso que esto me echaba muy para atrás; no porque quiera ganar todas las partidas, si no porque encuentro esta situación profundamente frustrante. No creo que necesitase sólo un par de tardes para aprender a hacer esas construcciones, y tampoco es que encuentre divertido el tener que ir picando materiales durante cada partida.
Por ello, la llegada del modo Cero Construcción es un puntazo para alguien como yo; alguien que quiere poder invertir dinero en el Pase de Batalla y muchas horas para sacarle partido. Desde mi compra del Pase y la llegada hasta mi actual nivel 75, sólo he jugado a Cero Construcción... Y no he sentido que estuviera jugando a una versión descafeinada del juego.
Fortnite está repleto de ideas y el Pase de Batalla las cataliza
El ser humano tiende a pensar que lo popular es malo. Es fácil ponerse las gafas de pasta y decir que Marvel sólo hace las mismas historias, sin detenerse a pensar en lo importante que es que una serie del presupuesto e importancia de Ms. Marvel hable de la Partición de la India, o hablar de lo terrible que es el Sálvame, sin pensar en lo complejo que es hacer 5 horas de directo cada día desde hace 13 años.
Algo similar pasa con Fortnite. Es fácil caer en el tópico de que es un juego para niños y que sólo sirve para vender skins, pero aquí me tengo que acordar de una de las frases que más me han marcado recientemente. En un Todopoderosos, el popular podcast cultural, el director de cine Rodrigo Cortés es preguntado sobre cuál cree que es la receta para hacer películas que les gusten a los niños. Su respuesta, entre risas, fue algo así: "Lo importante es que sea bueno, porque los niños, por ser niños, no dejan de tener buen gusto".
Fortnite podría ser popular un tiempo, alcanzar una fama efímera, pero no sería el mastodonte que es si no tuviera algo de valor entre sus unos y ceros. La realidad es que tiene un loop jugable tremendamente atrapante, unas bases sólidas, un mapa espectacularmente bien pensado y una suficiente variedad como para que cada partida pueda sentirse distinta.
Y todas estas pequeñas ideas florecen con el Pase de Batalla. Sus misiones de eventos, semanales y diarias no dejan de ser guías para conocer mejor el juego, así como una especie de búsqueda de límites por parte de los desarrolladores. Si no hubiera comprado el Pase de Batalla y seguido sus misiones, no sabría cómo tunear un coche, de la utilidad del lanzasierras para destruir estructuras o de cómo de útiles son los rifles de Star Wars por su munición infinita.
Pero, a la vez, esto es una forma de que los desarrolladores añadan una capa de historia que en absoluto molesta. Y lo que quizás es más relevante: a jugar con su propio juego. Las misiones de Indiana Jones son un ejemplo, porque te presentan unas ruinas y un puzle para abrir una cámara secreta. Venimos a la Isla para combatir, pero también para divertirnos con el boloncho o para apreciar detalles pequeños como el derribo de los dirigibles con el cambio de capítulo.
Fortnite se esfuerza en que veas todo lo que tiene dentro de sí, te invita a ser partícipe de su historia, y la vez rezuma personalidad. Esta última frase es especialmente relevante, porque Fortnite nació como una respuesta a contrarreloj del fenómeno PUBG, que ahora es un cajón de sastre para todas las franquicias importantes del entretenimiento. Y a pesar de eso, tiene personajes, estética y bromas totalmente icónicas dentro del mundo del videojuego... E incluso del divertimiento mainstream.
Después de una semana jugando todas las noches a Fortnite, completar todas las misiones semanales hasta la fecha, y de estar a punto de desbloquear a Darth Vader (aunque, para ser justos, juego con la skin de John Cena... Ya sabéis Hustle, Loyalty y Respect), entiendo y respeto mucho más el fenómeno Fortnite. Es un juego repleto de ideas, con un loop jugable depuradísimo y un gran respeto por tu tiempo. Con razón es el mastodonte que es.