Con la fiebre del mercado de fichajes, el final de la temporada y demás eventos importantes en el mundo del fútbol, me dio por volver a jugar a FIFA. No soy un gran consumidor de FUT, aunque suelo tener algunas semanas de darle duro, porque a lo que realmente juego durante todo el año es al Modo Carrera.
Como me tocaba retomar el juego después de unos cuantos meses, tomé la decisión de empezar una partida... Bueno, para ser justo con la verdad, dos. Una con el modesto Forest Green de la cuarta división inglesa, y otra con el Real Madrid. Quería poner a prueba una idea que me llevaba un tiempo carcomiendo la cabeza y que demostraría que EA está haciendo algo muy mal.
Dos partidas: distinta diversión
Mi teoría es la siguiente: a pesar de FIFA cuenta con la licencia de la Champions League, captura de movimiento y rostros de las mayores estrellas del planeta, jugar con un equipo desconocido en una liga random es mucho más divertido que hacerlo con un equipo top.
El experimento buscaba confrontar mis sensaciones jugando con un Real Madrid que debe reconstruir su plantilla, con un equipo de la última división inglesa disponible que busca sobrevivir. Los dos modos carrera se realizan en la dificultad habitual a la que juego, que no es otra que Clase Mundial.
Y la sorpresa ha sido mayúscula, no sólo porque he confirmado mis sospechas, sino porque creo que FIFA es mejor juego cuanto peores sean tus jugadores. Voy a explicarme.
Una forma totalmente distinta de fichar
Con el Real Madrid empecé dándole un espaldarazo financiero de 200 millones de euros, dinero que tiene sentido que tenga en caja el club tras el no de Mbappé. Pues bien, con ese dinero, más el ahorro en sueldos y muchas salidas, pude firmar a jugadores como Reece James, Tchouameni o Antony, entre otros. Simplemente tenía que pensar en un jugador top, negociar por una cifra razonable y firmarlo durante 5 años.
Si pasamos al Forest Green, la cosa cambia. La forma de conseguir jugadores es totalmente distinta. Tenemos un pequeño presupuesto de fichajes, pero prácticamente inútil a la hora de firmar alguien de talento. Por ello, un chico de la cantera con proyección puede entrar en el equipo ya de titular, es necesario firmar jugadores libres, o intentar trabajar con algún cedido cuyo sueldo no haya que pagar de forma completa.
Casi cualquier jugador de nuestro equipo está en venta, porque todo dinero que entre, puede ser usado como presupuesto salarial. Esto nos permite ampliar la plantilla en número y talento. La segunda parte es obvia, porque son jugadores muy mediocres, pero la primera es mucho más interesante: son equipos cortos y con una recuperación física lamentable. Las rotaciones son prácticamente obligatorias.
La valoración general tiene menos valor que nunca
Si algo me enseña la supertendenciosa comparación entre FIFA y Football Manager es que los jugadores son más que un número: son muchos. En FIFA, especialmente con equipos de primer nivel, es fácil acabar poniendo de titulares a los que más puntos de media tienen, o en FUT, al que más corre. Un ejemplo: Carvajal no entraba en mis planes en este nuevo Real Madrid, pero es que tiene un 84...
Con el Forest Green, la cosa cambia. Aunque todos andan por los 60 y pico de media, son sus otros números los que de verdad importan. Un delantero de metro noventa para los córners, unos jugadores de banda con un centro y una velocidad aceptables o mediocampistas con algo de pase para lanzar las contras, son esenciales.
Esto hace que todas las decisiones sean más relevantes. Al contratar jugadores, el ojeo cobra un nuevo nivel obligándote a filtrar más características que antes... Por no hablar del trabajo que has de hacer buscando personal al que le quede un año de contrato de cara al próximo mercado. Pero es que la cantera, también gana enteros al ser realmente útil y brindándote un extra en plantilla útil.
Y es mucho más divertido
Jugué un partido contra el Getafe con todos mis fichajes, y aunque me costó ganar, lo cierto es que la calidad de mis jugadores me hacía plantear el encuentro de una forma concreta. Desborde, velocidad, pases imposibles... Era como si jugaran solos, como si yo no tomara decisiones. Con el Forest Green me tengo que obligar a defender de forma mucho más cauta, sin dejar huecos que cuesten mucho más de permutar a mis lentos jugadores.
En ataque, la cosa es aún más divertida, porque he de ser mucho más preciso a la hora de dar pases, o elaborar jugadas. No es cuestión de la dificultad de la IA, sino de que tengo que saber jugar mejor yo mismo. Si habláramos del Elden Ring, lo que estoy haciendo aquí es mejorar yo mismo como jugador, mientras que aumentar la dificultad del rival en FIFA sería algo así como empeorar mis armas de golpe. La primera me pide implicación, y por tanto, obtengo satisfacción adicional al lograr mis objetivos.
Jugar con el Real Madrid el Modo Carrera ha hecho mucho peor mi experiencia con FIFA. Sistemas como el de cantera u ojeo pierden todo el interés, mientras no tengo tanta recompensa cuando de verdad elaboro una jugada de cierto nivel. De nada sirven las licencias, las rutilantes capturas de movimiento o los jugadores reconocibles si al final me lo paso mejor con un equipo de cuarta inglesa.