Esta misma semana se ha anunciado oficialmente el regreso de Monkey Island y puede que, si no tenéis unos cuántos añitos a vuestras espaldas, no hayáis entendido a qué viene tanto revuelo. Si no sabéis de qué va ese juego y por qué todos los boomers nos hemos vuelto completamente locos con su anuncio, vamos a intentar explicaros cuáles son las cosas buenas que hizo esa saga de aventuras gráficas, y por qué osamos a ponerlo como candidato a GOTY habiendo solo visto apenas unos segundos de un breve teaser de presentación.
La saga Monkey Island tiene una primera entrega que data de 1990, una época en la que los gráficos ya eran importantes. De hecho, el juego destacó por usar la tecnología SCUMM, algo que muy pocos juegos hicieron antes. Era un tipo de motor gráfico que se basaba en un lenguaje script propio, y que estaba destinado para sacar el mayor rendimiento a las aventuras gráficas que, por entonces, eran uno de los géneros más mediáticos de la época.
Aunque fue un avance técnico en su día, Monkey Island se ha convertido en una saga histórica no por su impactante apartado visual, sino por todo lo que iba alrededor del producto. Como digo, las aventuras gráficas eran el género predilecto de una gran mayoría de jugadores, que disfrutaban sentándose delante del ordenador o la consola para deducir enigmas y rompecabezas que, por lo general, tenían soluciones absurdas en la gran mayoría de casos.
A eso ayuda la creación de un universo de lo disparatado, esbozado principalmente por Ron Gilbert y Dave Grossman, quienes estarán presentes en Return of Monkey Island. También estaba Tim Schafer (Psychonauts) Hay varios juegos de la saga, pero el equipo original solo está en los dos primeros: The Secret of Monkey Island y Monkey Island 2: Lechuck's Revenge. Son los mejor valorados por la comunidad y, para muchos fans, la saga acabó justo ahí. Pero ahora, todo vuelve a renacer, más de 30 años después. El equipo original y el apoyo de la editora Devolver Digital han creado un hype inusitado e inesperado.
Nadie pensó que este día llegaría; de hecho, sus creadores renegaron de ello en varias ocasiones, pero la realidad es que llevan dos años trabajando en un proyecto que, si todo sale bien, llegará este mismo año.
Lucasfilm Games hizo que Monkey Island destacara sobre todo lo demás gracias a su delirante mundo y al carisma de su protagonista: Guybrush Threepwood. En su camino por ser el mejor pirata del mundo, nos ha hecho vivir todo tipo de aventuras, junto con otros personajes carismáticos y unas cuántas jarras de grog. Entre los aspectos más inolvidables cada vez que se recuerda Monkey Island con cariño están las batallas de insultos, que ya en su día pueden dejar sin palabras a cualquier gallo. El tono jocoso que utiliza en ese sistema tan original y único, hace que todos recordemos muchas de esos descalificativos con enorme cariño. Y no dudamos que volverán a estar presentes en la nueva entrega.
Lo que sin duda es el denominador común de todo lo que ha engrandecido el universo Monkey Island es, precisamente su humor. Desde el principio hasta el fin, incluso en las situaciones más surrealistas, el juego consigue sacarnos una sonrisa. Nos mete de lleno en su historia, pero al final resulta lo de menos, y nos quedaremos por la sensación de confort que transmite en todo momento. Porque estaremos esperando constantemente encontrando nuevas sorpresas. Porque... ¡mira detrás de ti, un mono de tres cabezas!
Monkey Island es un hijo de otra época, donde todo se resolvía a base de empeño, intuición e insistencia, y YouTube no era la respuesta para encontrar la solución a sus puzles. Por eso fue capaz de marcar tantas infancias, porque nos pasábamos días enteros en su mundo, hasta que lo aprendíamos de memoria. Puede que porque no hubiera otra cosa, pero también es lo que tiene la magia del momento.
Ahora, con su regreso, nunca mejor dicho, da una oportunidad a quienes no lo conocen o solo lo conocen de oídas. Son juegos que podréis encontrar baratos en cualquier tienda digital, y seguro que Return to Monkey Island tendrá los argumentos suficientes como para atrapar a una nueva generación.