Ya se han entregado los premios a los mejores del año e It Takes Two se ha convertido en el vencedor del GOTY en la gala de The Game Awards. Hay quienes dirán que ha sido un año descafeinado, al que le han faltado grandes títulos. Pero había mucho nivel, y el juego de Hazelight y EA desprendía un aura brillante y de originalidad; una aventura que consigue mantenerte con una sonrisa en la boca y los ojos encharcados merece todo, sea cual sea la competencia. Ahora, Josef Fares, director de la aventura, ha hecho historia. Y ha cumplido su sueño.
Puede que, hasta ahora, gran parte del sector, incluso después del lanzamiento de It Takes Two, se tomase a cachondeo a la figura de Josef Fares. A pesar del nivel de los videojuegos que ha hecho en su carrera, es inevitable que se haga mención a su actuación estelar en la gala TGA 2017. Entonces, prácticamente nadie le conocía, y se comió la pantalla con su discurso estelar que nos dejó a todos con la boca abierta, pensando que en cualquier momento aparecerían los de seguridad a llevárselo. Su grito para reivindicar esta gala de premios para los videojuegos, "Fuck the Oscars!" ha pasado a la historia.
Nadie o casi nadie conocía a este tipo que se plantó al lado de Geoff micrófono en mano. Pero, lo cierto es que ya tenía un buen bagaje en el sector. Había hecho unos años antes el genial Brothers: A Tale of Two Sons, un juego que desprende un aroma especial, con una historia duda y una apuesta ya por la originalidad para aprovechar los pocos recursos, como era el de usar a cada uno de los hermano de forma simultánea, haciendo uso de los joysticks analógicos. Suena engorroso pero, en ciertos momentos de la historia, esa funcionalidad parte en dos a tu corazón.
En esos premios, donde blasfemó contra los Oscars, presentaba su segundo videojuego: A Way Out. Una aventura cooperativa en la que teníamos que tratar de escapar de una cárcel con dos presos. Sus bases colaborativas han servido como base para el que ha sido su mejor trabajo, pero también aportaba una excelente capa de profundidad a nivel narrativa, con un giro de guion final desgarrador. Y que denota claramente las influencias de Fares.
Fares nació en Líbano pero, cuando tenía 10 años, huyó de su país con su familia debido a la Guerra Civil, refugiándose en Suecia. Una infancia dura que le marcó a nivel personal, y que de alguna forma le ayudó a destapar su creatividad. Aunque, antes que los videojuegos, su pasión era el cine. En su currículum, el creativo ha rodado cinco películas como director; la mayoría de ellas de bajo presupuesto, pero con muestras del sello que luego hemos visto refrendado en sus videojuegos.
El GOTY por It Takes Two no es el primer premio que gana. En 2006, medios como Variety ya tuvieron en cuenta su talento y lo mencionaban como uno de los directores cinematográficos a seguir la pista. Y ese mismo año ganó el Premio de Cine del Consejo Nórdico por su película Zozo.
Todo el contenido creativo de Fares surge a raíz de sus vivencias personales, y es por eso donde se demuestra el sello de autor que tiene, capaz de transmitir sus emociones con fiereza. Películas como la mencionada Zozo hablan de las crudas vivencias de un niño que ve cómo pierde a su familia y se ve forzado a dejar todo atrás.
Eso también lo ha extrapolado a los videojuegos. Por ejemplo, la secuencia más dura de Brothers: A Tale of Two Sons, la creó por una durísima vivencia personal. El propio Josef Fares cuenta en el documental del juego que está inspirada en hechos reales, ya que su madre tuvo varios abortos y, en uno de ellos, le pidió que enterrase al feto. El creativo sueco-libanés se inspiró en esa vivencia tan dura que tuvo de niño para confeccionar la escena en cuestión.
Todo esto hace de Josef Fares un tipo único. Y puede que os penséis que es un "personaje" creado para llamar la atención. Pero nada más lejos de la realidad que eso. Hace unos años, tras el lanzamiento de A Way Out, tuve la enorme suerte de entrevistarlo. Esa cercanía que transmite con su forma de ser tan abierta, divertida y campechana, es tal cuál en la realidad. "Prefiero vivir en la calle antes que no hacer aquello en lo que creo", me dijo.
Os resumiré su forma de ser en una anécdota divertida. Cuando en los medios entrevistamos a este tipo de personalidades, normalmente tenemos muy poco tiempo para hacer preguntas a los creativos, y los responsables de prensa vienen a azuzarnos para decirnos ese temido "se acabaron las preguntas". Cuando vinieron a avisarme de eso, Fares cortó a la persona en cuestión diciendo: "¿No ves todas las preguntas que tiene apuntadas?". Me miró y me dijo "venga, hazme una más". Y, al final, no fue solamente una más.
Ya admiraba su obra, pero desde entonces, me tiene totalmente ganado. Necesitamos más gente como Fares en esta industria. Personas que nos hablen sin medir sus palabras, con todo lo que les sale del corazón.
Así que, en mi lado como profesional del medio, sé que debería mantener una postura objetiva sobre quién debe ser o no el ganador de The Game Awards. Total, no me voy a llevar nada. Pero, tras completar It Takes Two y llevarme una de las experiencias más maravillosas que me ha dejado el sector en los últimos años, no podía más que reivindicar la sensacional obra creada por Josef Fares.
Porque, puede que no sea un Triple A, pero es un juego hecho con cariño y valores, que utiliza sus recursos para sacar partido a la palabra videojuego con todas sus letras. Es una oda a las mecánicas de juego, al diseño de niveles y a la esencia de este entretenimiento, que no es otra que la de juntar a personas y hacer vivir experiencias. It Takes Two hace las dos cosas de una sentada. Y por eso es el indiscutible GOTY.